Telegarz¨®n
El exjuez busca en su programa de entrevistas una reflexi¨®n sobre el rumbo de la humanidad, no sobre peque?eces. Lleva a invitados a los que admira y que le admiran a ¨¦l
A diferencia de otros g¨¦neros informativos, la entrevista nunca estuvo reservada a los periodistas. Las conversaciones entre personas de cierta relevancia intelectual suelen ser m¨¢s reposadas y a menudo sabrosas. Baltasar Garz¨®n, que fue juez y pol¨ªtico, hace de entrevistador en la serie Voces para un mundo mejor, que dirige Fernando Olmeda y emite Canal+ Xtra. La actualidad queda aparcada y todo el di¨¢logo gira en torno al estado de los derechos humanos, ese invento de la Ilustraci¨®n tan mencionado como pisoteado.
Los primeros invitados fueron Julian Assange, creador de Wikileaks, en cuya defensa trabaja el propio Garz¨®n, y el escritor y azote de la mafia?Roberto Saviano, reunidos en el refugio del primero en la Embajada ecuatoriana en Londres. Los dos fueron presentados como v¨ªctimas de la libertad de expresi¨®n (no son casos id¨¦nticos: a Assange lo persiguen tambi¨¦n por delitos sexuales). Y este jueves escuchamos al expresidente brasile?o Lula da Silva, el l¨ªder de izquierdas?que combati¨® el hambre sin recurrir a extravagancias (ni asustar a los mercados).
El brillo de Lula se ha empa?ado tras su salida del poder, vistas las protestas sociales y las denuncias de corrupci¨®n que le han estallado a su sucesora Dilma Rousseff, pero mantiene un discurso seductor. Denunci¨® que los gobiernos viven en su burbuja: la gente ya no protesta para tomar el poder sino para que se la escuche. No se encuentra liderazgo pol¨ªtico, sentenci¨®. Son¨® sensato.
El programa persigue una reflexi¨®n de fondo sobre el rumbo de la humanidad, no sobre las peque?eces que nos ocupan tanto. La apuesta es meritoria en estos tiempos de la prisa y el tuit. Otra cosa es que el antes juez sepa dar ritmo a la conversaci¨®n. La pausa es deliberada, pero se echa de menos alguna r¨¦plica, algo de debate, una gotita de mala leche. Garz¨®n invita a personas a las que admira, y que le admiran, con las que no cabe la pol¨¦mica. Cabe escucharlas.
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