Iain Sinclair: ¡°Alteramos la ciudad con nuestra mirada¡±
El autor ingl¨¦s ahonda en lo oculto como met¨¢fora de los a?os negros del thatcherismo en 'La ciudad de las desapariciones'
La cita con Iain Sinclair es en el bar del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona una ma?ana soleada. Acaba de publicarse en Espa?a La ciudad de las desapariciones (Alpha Decay), con traducci¨®n, pr¨®logo e impulso de Javier Calvo, quiz¨¢ su mayor fan espa?ol. Sinclair tiene una quijada firme, casi una almena que sujeta el cr¨¢neo, y habla con un inesperado acento pijo-acad¨¦mico. Es un escritor y cineasta y psicoge¨®grafo y paseante m¨ªstico ingl¨¦s de 72 a?os. Muchas de las cosas que otros se han hecho famosos contando, ¨¦l las desenterr¨® primero. Antes que Alan Moore, antes que Peter Ackroyd, antes que Dan Brown. Si yo fuese algo m¨¢s hippy, definir¨ªa al autor como una especie de cham¨¢n-detective de lo subterr¨¢neo, de las ondas ps¨ªquicas que permanecen en los chaflanes seg¨²n pasan los siglos. Un sabio de lo oculto.
PREGUNTA. Cuando yo era ni?o siempre me echaban de las sesiones de espiritismo. Lo oculto de tus textos me resulta algo dif¨ªcil de digerir.
RESPUESTA. Mira, yo tambi¨¦n tengo un problema con lo oculto. Para m¨ª nunca es algo literal, sino una met¨¢fora para hablar de los a?os de Thatcher. Nunca cre¨ª que Margaret Thatcher se recluyera en un s¨®tano y empezara a trastear con sus p¨®cimas y sus escobas, pero su cuerpo era como un contenedor de mala voluntad, un recept¨¢culo de maldad. As¨ª que para exagerar esto utilic¨¦ lo oculto. Le daba energ¨ªa a mi escritura.
P. No s¨¦ si todo el mundo pill¨® la met¨¢fora. En The Guardian afirmaban que cre¨ªas realmente que Thatcher era una bruja.
R. ?Es que lo creo! Y encima, creo que lo de caminar en el sentido opuesto de las agujas del reloj por la M25 ten¨ªa algo de magia. Era una forma de contrarrestar la influencia maligna de la Millennium Dome. Esos actos tienen algo de m¨¢gico, pero de un modo absurdista. No deber¨ªan tomarse en su significado literal.
Londres se ha convertido en mi enamorada. La he cortejado, le he dicho palabras sucias. Siento que estamos prometidos¡±
P. Eso de la fuerza maligna que permanece en un lugar, ?sucede de verdad? Porque yo en 1998 estuve en todos los puntos donde Jack el Destripador hab¨ªa apiolado a alguien y solo pill¨¦ un catarro.
R. Pero si llegas a hacerlo a principios de los sesenta, s¨ª que habr¨ªas sentido algo. Porque algunos de esos lugares permanec¨ªan igual que en 1888. Ahora ese barrio est¨¢ completamente cambiado. Existen esos terribles tours de Jack el Destripador, y gradualmente toda la energ¨ªa se desvanecer¨¢. Seg¨²n Aleister Crowley, las posiciones de los cad¨¢veres formaban un diagrama oculto que pod¨ªa otorgar invisibilidad. Yo tambi¨¦n visit¨¦ todos esos emplazamientos y sent¨ª algo. No s¨¦ qu¨¦ era, pero era inconfundible. Era una sensaci¨®n negativa que te envolv¨ªa cuando estabas cerca de aquellos edificios.
P. Al mismo tiempo que estableces todas esas conexiones, te describes en el libro como ¡°alguien incapaz de aceptar que exista la simple idea de ¡®accidente¡±. Por tanto, algunas de esas conexiones obedecen a tu naturaleza. Necesitas que existan.
R. Es una enfermedad. Todo tiene que estar conectado, todo divaga y todo se acaba convirtiendo en otra cosa, y todo se transforma. Es un tipo de locura. Pero una locura manejable.
P. Dices que ¡°estamos tan cansados que ya vemos s¨ªmbolos por todas partes¡±, pero sospecho que eres el tipo de persona que ve s¨ªmbolos por todas partes siempre.
R. Prefiero llamarlos ¡°se?ales¡± m¨¢s que ¡°s¨ªmbolos¡±. Son como pistas, peque?os elementos de una imagen mucho mayor, que va apareciendo gradualmente. La idea de mis expediciones es como una excursi¨®n de pesca en que vamos a buscar esas se?ales y s¨ªmbolos. Que luego se descodifican e integran en un texto en proceso.
P. D¨¦jame hacerte una analog¨ªa: cuando uno est¨¢ enamorado, TODO son s¨ªmbolos de ese amor.
R. S¨ª. Creo que yo siento lo mismo respecto a mi ciudad. La ciudad se ha convertido en mi enamorada. Lo he hecho todo con ella: la he pulido, la he cortejado, le he dicho palabras sucias¡ Tengo la sensaci¨®n de que estamos prometidos, como si fuese una entidad org¨¢nica. Y veo se?ales por todas partes. Incluso en sitios donde no he estado antes. Pas¨¦ tres d¨ªas andando por Madrid y hall¨¦ un mont¨®n de se?ales que me remit¨ªan a Hackney. Porque estoy andando el mismo sendero, durante el mismo tiempo, en el mismo segmento horario. Tiene que ver con lo que suger¨ªas: tu amor est¨¢ en todas partes. Lo ves reflejado en todas las superficies. As¨ª me siento yo respecto a Londres.
P. Pero algunas de esas se?ales obedecen a un esfuerzo propio de imaginaci¨®n. Est¨¢s tan obsesionado con tu amor que fuerzas a que aparezcan s¨ªmbolos; pero algunos no son tales.
R. S¨ª, s¨ª, pero t¨² haces que s¨ª existan. Eres t¨², forz¨¢ndolos a existir. Es pura voluntad humana. Alteramos la ciudad cada vez que la contemplamos. Es un camino de dos direcciones. No solo recoges impulsos, sino que constantemente est¨¢s proyect¨¢ndolos.
P. Todas estas ideas han sido utilizadas por gente que se ha hecho muy famosa, pero inicialmente se trataba de tus teor¨ªas.
R. S¨ª. Son fotocopias de algo m¨ªo que ya exist¨ªa. El libro aquel de Dan Brown surge de un ensayo sobre Hawksmoor que se convierte en un best seller de Peter Ackroyd que se transforma en un elemento del From Hell de Alan Moore.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.