Don Juan Carlos pide apoyo a los toros frente a las cr¨ªticas
El Rey asiste al regreso de las corridas a San Sebasti¨¢n, tras dos a?os
La fecha, el 13 de agosto de 2015, quedar¨¢ marcada. La vuelta de la fiesta de los toros a San Sebasti¨¢n despu¨¦s de dos a?os de prohibici¨®n decidida, en minor¨ªa, por el anterior Ayuntamiento de la coalici¨®n abertzaleBildu, era un desaf¨ªo para la afici¨®n taurina vasca y para muchos donostiarras. La emoci¨®n se palpaba en el ambiente, con seis mil personas que ocupaban los tendidos de una plaza deseosa de volver a vibrar como no hab¨ªa podido hacer durante el mandato de dicha formaci¨®n.
Quiso encabezar este apoyo al regreso de los toros a la capital guipuzcoana el rey Juan Carlos, que ocup¨® un burladero del callej¨®n acompa?ado por la infanta Elena y sus nietos Mar¨ªa Victoria Federica y Froil¨¢n. Previamente, hab¨ªa comido en el Akelarre de Pedro Subijana. La noche anterior cen¨® en el restaurante de Juan Mari Arzak.
¡°Un activo de Espa?a¡±
?La fiesta de los toros ¡°es un activo de Espa?a que tenemos que apoyar¡±, afirm¨® en declaraciones a TVE sobre su primera visita a una corrida en la capital guipuzcoana.
Su presencia motiv¨® algunas cr¨ªticas, por lo que el grupo de antitaurinos habitual se mezcl¨® con algunos antimon¨¢rquicos que lucieron banderas republicanas y tambi¨¦n con grupos independentistas. Unas cien personas se manifestaron en la misma acera de acceso al coso.
La Ertzaintza vigil¨® la escena, pero no evit¨® los gritos de ¡°asesinos¡± a quienes acud¨ªan al festejo. El otro grito m¨¢s repetido fue ¡°Goia y Borb¨®n, lo mismo son¡±, en alusi¨®n al actual alcalde donostiarra, el peneuvista Eneko Goia, quien decidi¨® recuperar el festejo tras ganar en las elecciones municipales del 24-M. La mayor¨ªa de los taurinos ignor¨® a ese grupo y no se registraron incidentes rese?ables en el acceso a la plaza.
Don Juan Carlos fue el receptor de los tres primeros brindis de la tarde; la terna lo hizo en medio de mayoritarias ovaciones de los presentes, junto a leves silbidos.
Junto a los aficionados donostiarras asistieron tambi¨¦n seguidores de la fiesta llegados de Bilbao y un buen n¨²mero de franceses.
?Gritos fuera de la plaza
?Fuera del coso, sin embargo, los ¨¢nimos se iban caldeando. La protesta fue creciendo en n¨²mero de participantes hasta llegar a los dos centenares de personas. ¡°Los Borbones a los tiburones¡±, gritaban algunos ellos. Un antitaurino, que portaba una pancarta, clamaba por el fin de ¡°la tortura¡± a los animales. Un aficionado a la fiesta le respond¨ªa encar¨¢ndose con ¨¦l: ¡°Ser¨ªa mejor que te hagas vegetariano, qu¨¦ chorrada esa de no matar animales. ?Y t¨² qu¨¦ comes?¡±.
Los manifestantes tan pronto criticaban a la Monarqu¨ªa como clamaban a favor de la independencia de Euskadi. Tanto acusaban a los toreros y los taurinos de ser unos ¡°asesinos¡±, como gritaban ¡°PNV espa?ol¡± o ¡°Vosotros fascistas sois los terroristas¡±.
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