Finaldi asume la direcci¨®n de la National Gallery en plena huelga
El ex n¨²mero dos del Prado deber¨¢ resolver el conflicto por la privatizaci¨®n de servicios Un tercio de la plantilla secunda el paro
Gabriele Finaldi se estrenar¨¢ este lunes como director de la National Gallery londinense ¡ªdespu¨¦s de una d¨¦cada de trabajo en el Prado¡ª, pero su primera preocupaci¨®n no pasar¨¢ tanto por la gesti¨®n de la colecci¨®n de la sede de la plaza de Trafalgar sino por hallar una v¨ªa para que el p¨²blico pueda acceder a ¨¦sta. Porque dos centenares de empleados permanecen en huelga indefinida desde el 11 de agosto, forzando el cierre de algunas salas, provocando la confusi¨®n entre los turistas y asiduos, y semiparalizando una instituci¨®n que recibe seis millones de visitas anuales. Las posiciones enconadas de gestores y empleados no auguran una salida f¨¢cil.
El origen de la disputa se resume en una palabra: ¡°Privatizaci¨®n¡±. El sindicato convocante del paro se ha rebelado contra la decisi¨®n del museo de subcontratar a empresas privadas para la seguridad y algunas labores de atenci¨®n al p¨²blico. Teme por el futuro de sus puestos o por el empeoramiento de las condiciones laborales, y denuncia que el contrato con la empresa Securitas para los pr¨®ximos cinco a?os abrir¨¢ la National Gallery a personal completamente ajeno al mundo del arte. La movilizaci¨®n del sindicato de servicios p¨²blicos y comerciales (PCS, en sus siglas inglesas) afecta a un tercio de la plantilla total (604 empleados) y ha obligado a la galer¨ªa a ir actualizando a diario en su web qu¨¦ salas se ven afectadas por la huelga.
Los responsables de una de las joyas del patrimonio nacional aseguran que ninguno de los empleos est¨¢ amenazado y defienden la entrada de empresas externas ante la necesidad de modernizaci¨®n que se impone en el siglo XXI. ¡°Somos uno de los ¨²ltimos grandes museos nacionales en dar este paso¡±, reza su comunicado. En la guerra de ambas partes por ganarse a la opini¨®n p¨²blica, la instituci¨®n pone el acento en el perjuicio para el p¨²blico de la huelga indefinida en plena temporada tur¨ªstica, que ha sucedido a otras anteriores, con 58 jornadas de paros puntuales entre febrero y mayo. Desde que comenzaran las movilizaciones, se recalca, m¨¢s de 10.000 colegiales han visto canceladas las visitas a la sede de Londres, entre otros ejemplos.
¡°Pedimos al nuevo director que interviniera para resolver la disputa antes de asumir el cargo, pero ahora su primera semana ser¨¢ bienvenida con una huelga cont¨ªnua¡±, ha sido el mensaje del secretario general del PCS, Mark Serwotka, quien adem¨¢s exige la reincorporaci¨®n en su puesto de una miembro del sindicato despedida en relaci¨®n con el conflicto. Serwotka considera que la privatizaci¨®n es ¡°innecesaria¡± y alerta sobre ¡°la reputaci¨®n de una pinacoteca que es uno de los activos culturales m¨¢s importante del pa¨ªs¡±. Pero la National Gallery ha replicado que necesita ¡°mayor flexibilidad¡± para procurar un mejor servicio a sus seis millones de visitantes anuales: ¡°El museo es un bien p¨²blico que tiene el deber de asegurar el mayor acceso posible al mayor n¨²mero de personas posibles¡±.
Guerra a los recortes
Seis millones de visitas
La National Gallery es una de las mayores pinacotecas del mundo, con cuadros de entre los siglos XIII y XIX.
Est¨¢ abierta 361 d¨ªas al a?o y la entrada es gratuita, salvo en grandes muestras puntuales.
Recibe unos seis millones de visitantes al a?o.
Tiene 604 empleados en plantilla, de los cuales un tercio est¨¢ en huelga desde el 11 de agosto. La mayor¨ªa trabaja en atenci¨®n al p¨²blico y seguridad. El museo ha cerrado un acuerdo con una empresa externa para la gesti¨®n de esas ¨¢reas.
El museo sigue abierto hasta las 17.30, pero la huelga impide acceder a varias salas.
En el coraz¨®n de ese pulso, que desorienta a los que acuden a la galer¨ªa ¡ªdivididos entre los que desconoc¨ªan las noticias, los irritados al ver restringida su visita, y qui¨¦nes apoyan a los huelguistas¡ª subyace una reacci¨®n contra los recortes en general. La tijera del gobierno conservador de David Cameron ha sido implacable con la Cultura, obligando por ejemplo a los teatros que subsisten gracias a las subvenciones a subir el precio de sus entradas.
La National Gallery es de acceso gratuito los 361 d¨ªas del a?o en los que abre, aunque redondea sus n¨²meros con exposiciones especiales que definen cada temporada y exigen comprar una entrada, habitualmente superior a los 20 euros. La calidad de sus propuestas suele estar fuera de duda, aunque, como para otros grandes museos, le ha merecido cr¨ªticas por alentar la masificaci¨®n. En el futuro modelo de gesti¨®n ¡ªy en el enfoque empresarial que tiene a parte de la plantilla en pie de guerra¡ª Finaldi tiene desde el lunes la ¨²ltima palabra.
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