Horacio en el ¡®smartphone¡¯
En 'Confiado', la poes¨ªa de Gonz¨¢lez Iglesias es el retrato optimista de un moderno que dialoga con el pasado. Sin hacer o¨ªdos sordos al mundanal ruido, de las discotecas al sexo
Desde sus comienzos, la escritura de Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias (Salamanca, 1964) se ha asociado con un clasicismo posmoderno ¡ªvalga el ox¨ªmoron¡ª en el que coexisten el hedonismo grecolatino y la impronta audiovisual de los mass media. Ya sus libros iniciales, La hermosura del h¨¦roe (1994) y Esto es mi cuerpo (1997), destacaban por la fabricaci¨®n de atrevidos esl¨®ganes (¡°La canci¨®n del verano suena m¨¢s que la Eneida¡±), la manipulaci¨®n de referentes (¡°Cortito Malt¨¦s¡±) y el uso interesado de marcas comerciales (¡°Bollycao boy¡±).
No obstante, las aportaciones del autor van m¨¢s all¨¢ del reciclaje de la cultura popular y de la reivindicaci¨®n de un epicure¨ªsmo heterodoxo. La mezcla explosiva entre el goce sensorial y la moral estoica estaba en la base de Un ¨¢ngulo me basta (2002), que dialogaba con la ep¨ªstola del capit¨¢n Fern¨¢ndez de Andrada a un tal Fabio, y Eros es m¨¢s (2007), que encend¨ªa una vela a Mies van der Rohe y otra a Vicente N¨²?ez y gan¨® el Premio Loewe. Estos dos t¨ªtulos no solo resultan reveladores por lo que dicen del poeta, sino por lo que proclaman de la poes¨ªa: un idioma que nos invita a perseguir la emoci¨®n y la reflexi¨®n, que se declara ¡°del lado del amor¡± y que consigue que san Agust¨ªn y Robbie Williams coreen el mismo estribillo (¡°Hazme puro, Se?or, / pero no todav¨ªa¡±). A esa trayectoria hay que sumar las teselas deportivas recopiladas en Ol¨ªmpicas (2005) y Decatletas (2012), que remiten al adagio mens sana in corpore sano y que nos recuerdan que lo importante es participar.
Tras la publicaci¨®n de su obra reunida en 2010 ¡ªDel lado del amor (Visor)¡ª, Confiado no reclama de los lectores una adhesi¨®n inmediata ni un amor a primera letra. Por el contrario, Gonz¨¢lez Iglesias prefiere desplegar una sostenida melod¨ªa de seducci¨®n. En el pr¨®logo se afirma que ¡°en esta ¨¦poca tan desconfiada [¡] he tenido la tonificante sensaci¨®n de nadar contra corriente¡±. En efecto, Confiado se rebela contra la inercia de las modas y contra una cultura infoxicada por las nuevas tecnolog¨ªas y atrapada en las redes sociales. No es de extra?ar que Gonz¨¢lez Iglesias recurra hasta tres veces al beatus ille horaciano ¡ªy a su versi¨®n doblada por un fraile salmantino¡ª para ilustrar el lujo del anonimato (¡°Beatvs ille¡±), el placer er¨®tico (¡°Afortunado el hombre que despierta?/ junto a un treinta?ero con la barba de oro¡±) y la reserva natural frente a la sobreexposici¨®n digital (¡°Benditos los ignotos, / los que no tienen p¨¢gina?/ en Internet, perfil?/ que los retrate en Facebook, / ni art¨ªculo que hable / de ellos en Wikipedia¡±).
Sin embargo, la cosmovisi¨®n pante¨ªsta del autor no hace o¨ªdos sordos al mundanal ruido, sino que extrae una rara armon¨ªa del lenguaje coloquial y de las costumbres prosaicas, ya sean los ritos de las modernas ratas de discoteca (¡°Los colegas que brindan chocando las botellas / de birra mientras dicen algo que no sabremos¡±) o los momentos de intimidad despu¨¦s del sexo (¡°Estamos en gayumbos delante del espejo¡±). Adem¨¢s, Gonz¨¢lez Iglesias no confunde el medio con el mensaje ni el h¨¢bito con el monje, como se aprecia en ¡°Leo a Tom¨¢s de Aquino en el smart?phone¡±, que propugna la difusi¨®n de la palabra por el ciberespacio.
En este volumen hallamos una exaltaci¨®n de lo concreto frente a las abstracciones melanc¨®licas, y una apolog¨ªa de la vida cualitativa frente a la actual man¨ªa por la cantidad. As¨ª se observa en epifonemas como ¡°Haz que no tenga que rellenar m¨¢s formularios¡± o ¡°Limpia mi piel de c¨®digos de barras¡±. C¨ªnico en el buen sentido de la palabra c¨ªnico (¡°Vivir de nada, ser feliz con nada¡±), el sujeto de Confiado escribe sonetos ecologistas y reescribe la Oda a una urna griega, de Keats, elogia todas las bibliotecas p¨²blicas y algunas fundaciones privadas, exprime la savia del diccionario y la pulpa de la fraseolog¨ªa, y se cita con Ezra Pound en el ¨²ltimo verso de un homenaje a Antonio Colinas.
Partidario de la felicidad y creyente en el futuro, Gonz¨¢lez Iglesias entrega el testimonio de quien se viste con sus ¡°mejores ropajes / para leer a los cl¨¢sicos¡±, como hac¨ªa Maquiavelo en l¡¯Albergaccio. Se ruega etiqueta para leer a uno de nuestros mejores poetas, un cl¨¢sico sin aditivos ni conservantes, un autor que dice lo de siempre como nunca.
Confiado. Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias. Visor. Madrid, 2015. 78 p¨¢ginas. 10 euros.
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