¡®Las impurezas¡¯ (4): ¡®El minimalismo¡¯
Natxo L¨®pez, guionista de series como '7 vidas' e 'Hispania' contin¨²a su relato de verano. Hoy, la pareja se enfrenta a un matrimonio tedioso
Tal y como les hab¨ªa advertido el P¨¢rroco, el severo camino del matrimonio era una dif¨ªcil prueba de fuego. No hab¨ªa discusiones entre ellos porque no se importaban lo suficiente, pero la convivencia aliment¨® los defectos de cada uno de ellos a ojos del otro. Ella ratific¨® que su marido era un hombre simpl¨®n y sin ambiciones. ?l echaba de menos que Ella le mordiera el labio cuando se besaban. Ella quer¨ªa tener hijos. ?l no.
Gracias a la mediaci¨®n del suegro, ?l entr¨® como Gerente Ejecutivo en la Caja de Ahorros. Era un trabajo presencial, fastidioso, pero con un sueldo conveniente del que pod¨ªan disponer por completo, al no estar atados a hipotecas. Ella hab¨ªa recibido en regalo de bodas un apartamento reci¨¦n reformado, c¨¦ntrico y con suficiente espacio para convivir con el servicio sin que su presencia resultara invasiva.
Decidida a tener la experiencia de ser una mujer trabajadora, acept¨® postergar la maternidad y abri¨® una tienda de decoraci¨®n minimalista a la que emple¨® dedicaci¨®n absoluta. Muebles sencillos, peque?os, cucos. El negocio era muy lindo aunque deficitario. Ella descubri¨® pronto que era precisa su supervisi¨®n constante para asegurar que las dependientas cumpl¨ªan sus obligaciones y que los clientes entend¨ªan a qu¨¦ familia le estaban comprando.
Fueron a?os de renuncias. Dorm¨ªan y viv¨ªan separados. Se ve¨ªan por la noche, frente a la cena, se resum¨ªan el d¨ªa. ?l le ment¨ªa siempre, exagerando sus logros en la Caja, sin que Ella le creyera ni una sola vez. Lo cierto es que el trabajo le sobrepasaba. Era ya evidente que no estaba a la altura del puesto que le hab¨ªan asignado. Sus subordinados lo sab¨ªan y se lo transmit¨ªan en el tono de sus respuestas y en los cuchicheos indisimulados.
Tambi¨¦n estaba el Partido, s¨ª. Pero en el Partido siempre acababa relegado a un segundo plano, con la promesa incierta de que llegar¨ªa su momento. Moncho, cazador e hijo de cazadores, era la nueva promesa a la que todos hab¨ªan decidido encumbrar, poniendo en ¨¦l las esperanzas de la renovaci¨®n generacional que ya tocaba. Moncho representaba todo lo contrario que ?l, el amigo invisible, un pelele m¨¢s, obligado a aplaudirle los discursos.
Lleg¨® la ¨¦poca de elecciones y se vino arriba. El deseo irreflexivo de impresionar a su mujer le hizo postularse como candidato a liderar la corporaci¨®n. Su contrincante de flequillo altivo sonri¨® divertido al conocer su candidatura. No ten¨ªa ninguna oportunidad.
Esa noche ?l lleg¨® a casa deseando contarle a Ella lo que hab¨ªa hecho, la valent¨ªa que hab¨ªa demostrado. Ella ya conoc¨ªa su patinazo.
¨CEres idiota. Nunca debes postularte; t¨² no eres ese tipo de hombre.
?l comprendi¨® su error. Se qued¨® petrificado, hundido; no sab¨ªa c¨®mo solucionarlo. Ella le acarici¨® la cabeza.
¨CYo me encargo.
Esa noche telefone¨® a Moncho, cazador e hijo de cazadores. Se citaron en un hotel discreto. A la ma?ana siguiente su marido ten¨ªa asegurada su continuidad en el Partido.
¨CAhora tendremos hijos ¨Cdijo Ella al llegar a casa.
¨C?Y la tienda de decoraci¨®n minimalista? ¨Cpregunt¨® ?l.
A la puta mierda el minimalismo.
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