La ruta BBVA se hace mayor
La aventura para j¨®venes celebra sus 30 a?os de vida con un recorrido por Colombia
A las cuatro de la madrugada suena el m¨®vil de Mar¨ªa ?ngeles Carre?o d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n. Ella es la gerente de la Ruta BBVA, se encuentra de viaje por Colombia con la expedici¨®n hasta el 27 de agosto y sabe que el que llama no puede ser otro que Miguel de la Quadra-Salcedo. "Miguel, pero mira qu¨¦ hora es", descuelga. "Necesito que me cuentes c¨®mo va todo", responde el director de este programa acad¨¦mico para j¨®venes de 18 y 19 a?os que compagina la educaci¨®n, el intercambio cultural y la aventura. Este vasco-navarro, como ¨¦l se considera, tiene 83 a?os, duerme una media de tres horas diarias y mantiene su af¨¢n por el conocimiento. Su cuerpo ya no le responde como antes, por eso desde 2012 se vio obligado a descartar el avi¨®n por prescripci¨®n m¨¦dica. Pero mantiene intacta esa mente singular del intr¨¦pido reportero que fue en TVE en los a?os 60, 70 y 80 y la del rom¨¢ntico aventurero que vivi¨® durante tres a?os con grupos ind¨ªgenas en el Amazonas.
Cerca de 10.000 participantes han pasado por esta aula itinerante en Am¨¦rica
Miguel mantiene vivo el esp¨ªritu de la Ruta BBVA desde la distancia. Y con m¨¢s raz¨®n este a?o, que el programa ha llegado a la madurez de su vida y celebra su 30 cumplea?os. "El ocio es el enemigo del mundo. Por eso estos chicos son tan importantes, porque son ellos los que van a cambiarlo", dice desde Santander, pendiente de cada detalle en Colombia. Mucho ha llovido desde que el Rey Juan Carlos I le encargara, en una cena entre amigos, que organizase alg¨²n proyecto que sirviera para conmemorar el quinto centenario de Am¨¦rica y que ayudara a estrechar lazos entre los j¨®venes de Iberoam¨¦rica. Miguel, aficionado a los retos, recogi¨® el guante enseguida y puso en marcha el primer experimento a bordo de un barco en 1979, donde 65 universitarios navegaron durante un mes para llegar al ¨²ltimo basti¨®n ind¨ªgena perdido en la selva amaz¨®nica. El resultado no pudo ser mejor, y con el entusiasmo desmedido que le caracteriza, se afan¨® en crear la Ruta BBVA, que se llam¨® entonces Aventura en el Amazonas.
Tard¨® unos a?os en ponerla en marcha tal y como ¨¦l quer¨ªa y en conseguir financiaci¨®n. Corr¨ªa el a?o 85 cuando el barco volvi¨® a zarpar, en esta ocasi¨®n con 400 j¨®venes de 23 pa¨ªses diferentes y 16 y 17 a?os, una edad m¨¢s acorde con el viaje inici¨¢tico que ¨¦l pretend¨ªa. Entonces siguieron paso por paso el viaje de Crist¨®bal Col¨®n. Su idea era mantener un aula navegante en el que poner en pr¨¢ctica el aprendizaje in situ: no estudies a Col¨®n, mira lo que vio, lee lo que ley¨®, pasa por donde pas¨®. El director busc¨® adem¨¢s a profesores tan singulares como Vargas Llosa, Mario Monteforte o ?lvaro Mutis para que los chicos se empaparan de sus conocimientos.
Con el tiempo el viaje fue mutando, se cambi¨® el barco por la v¨ªa terrestre, como es en la actualidad, pero nada se interpuso en esa genialidad suya de loco muy cuerdo, que nunca acepta un no por respuesta. Entre los 10.000 expedicionarios que han pasado ya por esta aula itinerante, muchos han convivido en poblados ind¨ªgenas, han pescado y ayudado a destripar una barracuda para com¨¦rsela, han plantado ¨¢rboles, probado insectos, ayudado a construir casas en el Amazonas e incluso algunos privilegiados han dormido en el mismo Machu Picchu, donde la acampada siempre ha estado prohibida.
Los nuevos tiempos siguen transformando aquella ruta salvaje y adolescente en otra m¨¢s madura, que gira en torno al emprendimiento social con chicos de nuevo mayores de edad, con el prop¨®sito de que el expedicionario consiga conocerse a s¨ª mismo, poni¨¦ndole a prueba en situaciones extremas controladas. La subida al Quehuisha en Per¨² a m¨¢s de 5.100 metros de altitud el a?o pasado para pisar el origen del r¨ªo Amazonas o la marcha este verano por el Parque Nacional de Tayrona de Colombia para conocer la cultura kogui mantienen el esp¨ªritu de Miguel, que pelea desde la distancia para que los j¨®venes aprendan sobre otras vidas. "No me siento nada lejos, vivo la ruta con ellos", asegura. Y por supuesto, utiliza el tel¨¦fono.
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