Guerras que no terminan
Con exactitud e indecisi¨®n, sin excesos emotivos, Andrea Stefanoni narra la experiencia de su abuela como emigrante en Argentina durante el franquismo
"Las guerras no terminan nunca del todo", se dice en alg¨²n lugar de esta novela de Andrea Stefanoni (Buenos Aires, 1976). Y si la frase puede resultar sentenciosa, no cabe duda de que los recuerdos de las experiencias de una guerra perduran por encima de cualquier contingencia. Y perduran porque se transmiten a los descendientes. Consuelo, la abuela del t¨ªtulo, era a¨²n una ni?a de un pueblo de Le¨®n que, al comienzo de la Guerra Civil, se afana en el monte reuniendo las ovejas, protegi¨¦ndolas de los lobos, y en la posguerra trabajar¨¢ en una mina. Tras su boda con Rogelio, un antifranquista sentenciado a muerte, al que no obstante liberan tras varios a?os en la c¨¢rcel, el matrimonio y una hija tienen que dejar el pueblo por temor a la represalia de un falangista al que Rogelio enga?¨® al comienzo de la contienda.
Se convierten as¨ª en emigrantes, y en Buenos Aires inician una nueva vida. Nunca regresar¨¢n a Espa?a. Se instalan en una isla del delta del Tigre, trabajando de caseros, y all¨ª les nace otro hijo y luego nacer¨¢n los nietos. Uno de ellos, Sof¨ªa, es quien narra su itinerario vital, al recibir la noticia de una ca¨ªda de Consuelo, de 87 a?os, que pone en marcha los recuerdos de familia y la preocupaci¨®n de la nieta, decidida a ¡°correr hacia la sangre de mi abuela¡±.
La novela apenas disfraza la memoria familiar, pero tampoco se cimienta en el sentimentalismo, que habr¨ªa llevado la narraci¨®n al exceso emotivo. Muy al contrario, sirvi¨¦ndose de frases breves, con un punto l¨ªrico bien atenuado, Andrea Stefanoni reconstruye 75 a?os de la biograf¨ªa de sus abuelos, sin preocuparse por llenar los huecos ni agotar sus vicisitudes. Y aunque mucho de lo que narra ha sido ya contado, en su aspecto m¨¢s general, de mil maneras, consigue dotar de una particular frescura a su rememoraci¨®n con un t¨¢cito fervor que no condesciende al ¨¦nfasis. No hay en estas p¨¢ginas esa coloraci¨®n de ¨¦poca que exalta la entereza, la honradez o la resignaci¨®n, y no recrudece las vejaciones y la infamia de la historia; con trazos sutiles, esboza la supervivencia sin heroicidad ni estridencia de la gente com¨²n, cuyas vidas, conocidas en detalle, se resuelven en figuras de admiraci¨®n por su energ¨ªa y resistencia, y por haber construido una severa dignidad que suscita en la nieta un modelo de v¨ªvida ejemplaridad.
La abuela civil espa?ola se instituye as¨ª en una especie de visado para identificar mejor de d¨®nde venimos y reconocer la deuda que implica a cada uno con su propia historia familiar. Stefanoni ha recogido brillantemente unas vidas oscuras en las que todos podemos ver trazas personales de la memoria colectiva. Su evocaci¨®n sesgada de la Guerra Civil en los montes de Le¨®n es admirable, como tambi¨¦n su precisi¨®n para expresar, en unas pocas l¨ªneas, la atm¨®sfera de represi¨®n en la escuela donde se impon¨ªa el deber de delatar al compa?ero, ¡°y todos ten¨ªan m¨¢s o menos aprendida y agilizada la funci¨®n de se?alar al otro en nombre del sistema¡±. Su retrato de la madrastra de Consuelo, trazado con breves pinceladas, nos encauza a la congoja infantil de la confusi¨®n. El miedo a la venganza se revuelve con la huida, sin mencionar el miedo, que vibra constantemente en el recelo de Rogelio y le durar¨¢ hasta su muerte.
La prosa de Stefanoni es un prodigio de exactitud e indecisi¨®n, como si tanteara el mejor modo de expresar los recuerdos cedidos por sus abuelos. Y hay que constatar que esos recuerdos propician las p¨¢ginas m¨¢s excelentes, las referidas a Espa?a, antes de embarcarse rumbo a Buenos Aires. La pobreza, la guerra, el tortuoso derrotero de los protagonistas hasta hallar una vivienda digna conforman una aflicci¨®n que se repite hoy en muchos lugares del mundo. De ah¨ª la oportunidad de esta novela que, aunque referida a otra ¨¦poca, permite una lectura palpitante del drama de la emigraci¨®n. Pero, m¨¢s all¨¢ del paralelismo, La abuela civil espa?ola se despliega como una lealtad a un legado de placidez y ternura, que lleva a la narradora a decir: ¡°Ser feliz es tener un recuerdo inolvidable¡±. Su libro demuestra que no es una frase vac¨ªa.
La abuela civil espa?ola. Andrea Stefanoni. Seix Barral. Barcelona, 2015. 272 p¨¢ginas. 18 euros
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