Juan del ?lamo triunfa en Palencia en un alarde de hondura y temple

Un rotundo Juan del ?lamo, que supo vadear la endeblez de su primer oponente y aprovechar la suavidad de su segundo, fue el triunfador de la segunda corrida de la Feria de Palencia, en la que cort¨® tres orejas.

Con media entrada, se lidiaron toros de Antonio Ba?uelos, parejos de presentaci¨®n y que ofrecieron muy buen juego por su movilidad y nobleza.

Juan Jos¨¦ Padilla, oreja y aplausos; David Fandila El Fandi, silencio y oreja, y Juan del ?lamo, oreja y dos orejas.

Antes de romperse el pase¨ªllo, las cuadrillas pararon en el centro del ruedo y la banda de m¨²sica acometi¨® los compases del himno a Palencia, que fue coreado por el p¨²blico puesto en pie en el d¨ªa de la festividad de San Antol¨ªn, patr¨®n de la capital.

Ya en el ruedo el primer toro de la tarde, Padilla comenz¨® con dos largas cambiadas en los medios antes de banderillear entre el entusiasmo del respetable. La faena, que comenz¨® con ambas rodillas en la arena, tuvo momentos muy brillantes con algunos muletazos de un temple y una suavidad como pocas veces ha hecho gala el diestro jerezano.

A su segundo, le administr¨® una faena larga y vibrante con desplantes y efectismos. Durante el trasteo, una tarascada del toro dej¨® sin aire al diestro y se interrumpi¨® la lidia por unos minutos. No acert¨® con la espada y no pudo salir a hombros del coso.

Muy lucido con el capote y banderillas, donde arm¨® un alboroto, no consigui¨® las mismas cotas El Fandi con la muleta en su primer oponente, remiso a embestir, con el resultado de un encuentro intermitente y desigual. En su segundo enemigo, enardeci¨® a los tendidos con las banderillas, y el p¨²blico le oblig¨® a colocar un cuarto par. La faena fue larga, sin relieve y mat¨® mal, pero un p¨²blico generoso y festivo oblig¨® a la concesi¨®n de una oreja con petici¨®n de la segunda, que no fue atendida por el palco.

El p¨²blico solicit¨®, sin conseguirlo, la devoluci¨®n del tercero de la tarde, primero de Juan del ?lamo. La evidente invalidez del astado no desapareci¨®, pero la suavidad y el temple del salmantino consiguieron a duras penas mantenerle en pie e, incluso, lograr alg¨²n muletazo de enjundia. Con la espada, sin embargo, estuvo poco afortunado aunque al final cay¨® la oreja.

En el ¨²ltimo toro, lleg¨® la faena de la tarde, en la que Juan del ?lamo hizo un alarde de hondura y de temple en largas tandas con ambas manos que propiciaron la concesi¨®n de las orejas y la posterior salida a hombros.

Los tres primeros toros fueron brindados al p¨²blico y los tres ¨²ltimos al actor y presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogr¨¢ficas, Antonio Resines.