Tres reglas
Asimov imagin¨® una convivencia compleja entre humanos y robots. No hemos llegado a eso. Pero la rob¨®tica que s¨ª avanza es para la guerra
En un v¨ªdeo?de 1988?que suma infinidad de visitas en Youtube, Isaac Asimov anunciaba con optimismo lo que estaba a punto de ocurrir con Internet. No preve¨ªa, claro, que se llenar¨ªa de tonter¨ªas de las que arruinan la carrera de cualquier concejal ni que quedar¨ªan al descubierto incautos infieles tratando de ligar con perfiles falsificados. Lo que pronosticaba era la irrupci¨®n del saber en cada hogar. "Todo el mundo podr¨¢ tener un maestro en forma de acceso a los conocimientos acumulados por la especie", explic¨® a Bill Moyers en el programa A World of Ideas. Estas m¨¢quinas no nos deshumanizar¨¢n, dijo. Todo lo contrario.
Much¨ªsimo antes, en 1950, Asimov hab¨ªa escrito el libro de relatos Yo, robot, donde so?aba un mundo (a mediados del siglo XXI) en que los androides, dotados de inteligencia artificial, ayudan a las personas en su vida cotidiana y en la colonizaci¨®n de otros planetas. Siguiendo tres reglas, por estricto orden de prioridad: evitar el da?o a los humanos, obedecer sus ¨®rdenes y protegerse a s¨ª mismos. Lo que, cielos, no siempre garantiza su docilidad.
La pel¨ªcula Yo, robot (2004), que ha emitido Fox, se inspira muy de lejos en ese texto. El protagonista es Will Smith, con lo que eso implica: acci¨®n a raudales y algunos golpes de humor. Entretenida, s¨ª, pero sin rastro de la compleja y fr¨¢gil convivencia que describi¨® Asimov. Para vivir la temible rebeli¨®n de las m¨¢quinas es mejor referencia 2001: Una odisea del espacio de Kubrick.
Estamos en 2015 y todav¨ªa no fiamos a los robots que cuiden a los ni?os como imaginaba el escritor. El desarrollo de la rob¨®tica se dirige al campo de batalla. De ah¨ª que m¨¢s de mil cient¨ªficos, Stephen Hawking al frente, firmen un manifiesto contra el uso de armas (?soldados?) con inteligencia artificial, en lo que ven una "tercera revoluci¨®n en las guerras", tras la p¨®lvora y la bomba at¨®mica. Inquieta que ya no rija la primera de las tres reglas.
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