Cine en el Louvre ocupado
El ruso Aleksandr Sokurov compite en Venecia con ¡®Francofonia¡¯
Para buena parte del p¨²blico Aleksandr Sokurov debe de sonar m¨¢s a trabalenguas que a cine. En el festival de Venecia, sin embargo, el director ruso es una instituci¨®n, m¨¢s aun desde que se llev¨® el Le¨®n de Oro por Fausto. Tanto que algunos hasta tienen un m¨¦todo especial aplicado a sus pel¨ªculas. ¡°Decid¨ª desde el principio que la ver¨ªa al menos dos veces, quiz¨¢s tres¡±, dec¨ªa un joven a su amigo, justo despu¨¦s de la proyecci¨®n de Francofonia. ¡°Obvio. Y creo que hay que dejar pasar al menos 70 horas antes de formular un juicio¡±, respond¨ªa el otro. A falta de tanto tiempo para opinar, la sala Darsena acogi¨® ayer el nuevo filme de Sokurov con el mayor aplauso que se haya escuchado en el concurso oficial hasta la fecha.
Con un tremendo esfuerzo de s¨ªntesis y simplificaci¨®n, se podr¨ªa decir que Francofonia es el regreso del veterano director siberiano a los museos. Tras la atrevid¨ªsima El arca rusa, un ¨²nico plano secuencia de 96 minutos rodado en el Hermitage de San Petersburgo en 2002, ahora Sokurov se mide con el Louvre. El museo, de hecho, cofinancia el proyecto, filmado en sus pasillos y que relata la ocupaci¨®n nazi de Par¨ªs en 1940. En concreto, el filme se centra en la relaci¨®n entre el entonces director de la pinacoteca, Jacques Jaujard, y el oficial alem¨¢n encargado de la protecci¨®n del arte, Franziskus Wolff-Metternich, enemigos y sin embargo aliados para salvar los tesoros que quedaban en el museo ¨Cmuchos ya hab¨ªan sido evacuados o escondidos-.
Pero Francofonia va mucho m¨¢s all¨¢. Al hilo principal se suman im¨¢genes de archivo y otras rodadas como si lo fueran, la Libertad del c¨¦lebre cuadro de Delacroix y Napole¨®n sentados juntos frente a la Gioconda, las reflexiones en voz alta del cineasta sobre la cultura y el pueblo y sus conversaciones telef¨®nicas con su amigo Dirk, un capit¨¢n de un barco que lleva containers llenos de obras de arte y se halla en medio de una tormenta. El filme es, adem¨¢s, un homenaje de Sokurov ¡°a los valores de Francia¡±, como cont¨® el director ante la prensa. Lo cierto es que quiz¨¢s ni 70 horas sean suficientes para entender del todo Francofonia.
Al fin y al cabo el propio director lanz¨® explicaciones igual de estructuradas. ¡°Las respuestas simples se han acabado, quedan las complicadas. No ha habido ninguna renovaci¨®n de la actitud de las personas, todo se hace a la vieja manera, desde la Primera Guerra Mundial no ha cambiado nada¡±, ha contado el cineasta, sobre todo atacando a la clase pol¨ªtica de todo el mundo. Por lo menos, ¡°el cine puede dirigirse a vuestros corazones y almas, para dar la posibilidad de so?ar¡±.
Sokurov no aclar¨® si su presunta tetralog¨ªa so?ada sobre museos (faltar¨ªan el Prado y el British Museum) se llevar¨¢ a cabo: de momento, no la tiene planeada, ni quiere especializarse en filmar pinacotecas. ¡°El museo es el ADN aut¨¦ntico de la sociedad civil. En mis filmes es uno de los personajes¡±, sostiene. Y se lanz¨® a una aplaudida defensa de las artes, sobre todo europeas, y de las individualidades de cada pa¨ªs: ¡°La pintura nos permite entender qui¨¦nes somos. Hemos de mirarnos a los rostros, sus particularidades, en busca de lo que nos diferencia. En Rusia cuando decimos ¡®Italia, Francia, Alemania¡¯, lo hacemos con admiraci¨®n. Ten¨¦is que protegeros con vuestra cultura europea¡±.
¡°?Qu¨¦ es m¨¢s valioso, la vida de un hombre o el arte? Cada individuo elige. Hay gente que sacrific¨® su vida por el arte¡±, plante¨® Sokurov, que pese a su veteran¨ªa dice sentirse todav¨ªa como ¡°un alumno¡± del cine. ¡°Todo lo que hago es demasiado imperfecto¡±, asegura el director. Aunque, por lo pronto, medio festival no estar¨ªa de acuerdo. En 70 horas, ser¨¢n m¨¢s.
M¨²sica para ning¨²n o¨ªdo
Las risas son mercanc¨ªas raras en un festival de cine. Entre dramas de autor, documentales y reflexiones visuales en pantalla, el humor no es precisamente protagonista. Pero el ej¨¦rcito de filmes franceses presentes en Venecia se est¨¢ encargando de darle alguna alegr¨ªa al p¨²blico. Tras la divertida comedia Lolo, dirigida y protagonizada por Julie Delpy, hoy Marguerite, de Xavier Giannolli y a concurso, ha arrancado nuevas carcajadas en las butacas. Aunque el filme tambi¨¦n deja conmocionados, con la historia ¨Cinspirada en la realidad- de una soprano con una voz absolutamente detestable y sin embargo convencida de su talento extraordinario.
La protagonista de la historia real se llamaba Florence Foster Jenkins, vivi¨® entre 1868 y 1944 en EE UU, y en 2016 ser¨¢ retratada por otra pel¨ªcula, titulada con su nombre y protagonizada por Meryl Streep. Mientras, Giannoli ha llevado su tragicomedia a Francia, aunque con id¨¦ntico disgusto para los o¨ªdos. El problema de Marguerite, m¨¢s all¨¢ de su propio delirio, es que es tan rica que todo su entorno prefiere exaltar su poderosa garganta y beneficiarse de su generosidad en lugar de lanzar el ¨²nico grito que todos querr¨ªan escuchar: "?Basta!¡±.
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