Los Alba pasean su tesoros goyescos por Dallas

La moderna duquesa de Alba, pintada de blanco por Goya en 1795, mira displicente desde la altura a los m¨¢s de trescientos ciudadanos que con sus donaciones econ¨®micas han posibilitado que la exposici¨®n Tesoros de la Casa de Alba, 500 a?os de arte y coleccionismo se pueda contemplar en territorio estadounidense. A ellos en la cena de inauguraci¨®n y a los visitantes. Pinturas de Goya y Rubens, tapices de Willem de Pannemaker del siglo XVI, o mobiliario del XIX creado para Napole¨®n se muestran en las espaciosas salas del Museo Meadows de la Universidad Metodista del Sur en Dallas (EE UU). La mayor parte de las piezas instaladas en la muestra ¡ªen total, 130¡ª no se hab¨ªan expuesto al p¨²blico o solamente se hab¨ªan visto en Espa?a, como los manuscritos de Crist¨®bal Col¨®n, el mapa creado por el almirante del Nuevo Mundo o la lista de tripulantes que llegaron por vez primera al continente americano en 1492.

La exposici¨®n, comisariada por Fernando Checa, es uno de los actos fundamentales con los que se festeja el 50? aniversario del museo especializado en arte espa?ol, creado por Algur H. Meadows, acaudalado industrial petrolero de Dallas, que en la d¨¦cada de los 50 del siglo XX fue a Espa?a para realizar varios perforaciones en busca de oro negro. El magnate no encontr¨® mucho petr¨®leo pero descubri¨® la belleza de las pinturas del Museo del Prado y se qued¨® atrapado para siempre por ellas. Decidi¨® entonces iniciar una peque?a colecci¨®n con obras de artistas espa?oles. Cuando esta tuvo un volumen considerable apost¨® por dar a Texas un peque?o museo del Prado. A la muerte de su esposa, Virginia Meadows, el petrolero opt¨® por legar su colecci¨®n a la universidad Metodista del Sur. El magnate no solo tuvo dinero para invertir en arte sino un gusto excelente a la hora de comprar joyas espa?olas, obras de Goya, Vel¨¢zquez o El Greco.

Precisamente en ese espacio el duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart, pudo mostrar el jueves algunas de las m¨¢s importantes posesiones de la Casa de Alba. "Lo prioritario es poner las cosas en orden y mantener el legado que ha llegado hasta m¨ª. Conservar lo que tengo no va a ser tarea f¨¢cil, porque no puedo hacer en ocho meses el trabajo que no se ha hecho en 10 a?os", se?al¨® el duque en la inauguraci¨®n. La exposici¨®n, tras su exhibici¨®n en el estado de Tennessee, volver¨¢ a Espa?a y a los palacios en los que las obras est¨¢n colgadas. Carlos Fitz-James Stuart anunci¨® que se quedar¨¢ la planta superior del Palacio de Due?as para ¨¦l, y el resto se abrir¨¢ al p¨²blico este pr¨®ximo oto?o. El duque de Alba, quien confiesa que no es tarea f¨¢cil llevar adelante sus deseos, quiere dotar de modernidad e invertir para mantener el patrimonio. Por ahora, que la colecci¨®n crezca lo contempla como un anhelo algo lejano. "Aunque me encantar¨ªa poder comprar obra nueva, bastante tengo con mantener lo que posee la Casa de Alba".

Fernando Checa, exdirector del Museo del Prado, ha organizado la muestra en torno al coleccionismo y mecenazgo de la familia Alba desde los siglos XV al XX. Arranca en los or¨ªgenes de la dinast¨ªa y explora su creciente influencia bajo el liderazgo del III duque de Alba, un destacado cortesano y militar al servicio de la monarqu¨ªa espa?ola en el siglo XVI ¡ªretratado en un cuadro bajo la firma de Tiziano, pero que el comisario de la exposici¨®n ha atribuido actualmente a Antonio Moro¡ª, para explorar a trav¨¦s de las obras los v¨ªnculos de la familia con el marqu¨¦s de Carpio, reconocido como uno de los mayores coleccionistas de arte en Europa del siglo XVII, y con los duques de Veragua, de donde proceden los documentos de Crist¨®bal Col¨®n.

Cartas de Col¨®n

El archivo de Crist¨®bal Col¨®n de la Casa de Alba guarda 21 documentos, entre ellos nueve cartas personales y cuatro documentos escritos durante sus viajes. Tambi¨¦n, el primer mapa del Nuevo Mundo dibujado por Col¨®n durante su primera traves¨ªa por el Atl¨¢ntico.

La muestra ofrece una secci¨®n dedicada a Goya y la relaci¨®n que mantuvo con la duquesa Teresa Cayetana, y finaliza con el crecimiento de la colecci¨®n en el siglo XX realizado por la duquesa Cayetana Fitz-James Stuart y su padre. A lo largo de d¨¦cadas, ambos compraron obras de artistas como Rubens, Joshua Reynolds, Renoir, Picasso y Chagall.