¡°Un oficio cruel¡±

Es famosa la an¨¦cdota de Jos¨¦ Luis Coll un d¨ªa que volv¨ªa de El Escorial, adonde hab¨ªa acudido por primera vez. Se plant¨® en el Caf¨¦ Gij¨®n y, antes de sentarse ante sus contertulios, grit¨®: ¡°?He estado en El Escorial y es cojonudo!¡±.

Se puede decir algo parecido de la exclamaci¨®n que ha hecho Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, cien d¨ªas despu¨¦s de sentarse en el sill¨®n movible del Ayuntamiento: se siente sola, hu¨¦rfana, en un mundo pol¨ªtico en el que todos sus oponentes tienen medios que los quieren.

Es un descubrimiento tard¨ªo en su caso, pero ¨²til: ya sabe de qu¨¦ se trata. Este no es un oficio afectuoso; aquellos a los que ella ve ¡°queriendo¡± a los suyos se reviran y pasan a querer a otros tan solo porque se sienten mal mirados en los pasillos. Por otra parte, ser querido por los periodistas no es garant¨ªa de nada: el ciudadano suele ser m¨¢s perspicaz que nosotros, y luego no vota sino lo que le apetece, no lo que le dicen los que est¨¢n todo el d¨ªa dando su opini¨®n sobre todo lo que se mueve.

Hace treinta a?os dijo en Madrid el periodista italiano Eugenio Scalfari que periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente. Veinte a?os despu¨¦s dijo en Tur¨ªn: ¡°El periodismo es un oficio cruel¡±. Mezcla, dijo, la opini¨®n con la informaci¨®n, y usa aquella para da?ar la vida de las personas dando por hechos asuntos que los periodistas no han investigado a fondo. El ejercicio cruel del oficio, de acuerdo con aquella teor¨ªa de Scalfari, est¨¢ ahora imperando en las cadenas que han decidido que es mejor hablar de pronto que estudiar lentamente lo que se dice. Afecta por igual a la vida privada que a la vida p¨²blica. Somos tan r¨¢pidos disparando que sorprende a¨²n que nos saluden por la calle nuestras probables v¨ªctimas.

Lo que ha dicho Carmena, con la candidez de Coll, se refiere al periodismo pol¨ªtico; ella ve bander¨ªas. Las hay. Pero los que las forman han decidido desmentir la primera definici¨®n de Scalfari (¡°el periodismo es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente¡±) y ha decidido que es mejor no decir lo que pasa sino lo que cada uno piensa, aunque pase otra cosa. Y, claro, como estamos en este guirigay ella ha aterrizado de las nubes y se ha encontrado en este charco. Que el periodismo (cruel) la coja confesada.