La partida interrumpida con Andrew Wylie
La catalana y el agente anglosaj¨®n no llegaron a cerrar la venta de la firma de Balcells
La repentina muerte de Carmen Balcells ha dejado inconclusa una de las partidas de ajedrez m¨¢s complejas y apasionantes que se disputan ahora en el mundo del libro. Su contrincante era el due?o de la quiz¨¢ la gran agencia literaria del mundo anglosaj¨®n, Andrew Wylie, El Chacal, con quien oficialmente la agente catalana hab¨ªa firmado un acuerdo de intenciones el 28 de mayo del a?o pasado para crear una joint venture provisionalmente llamada Balcells & Wylie. La partida se complic¨® como solo puede pasar en el mundo m¨¢s sofisticado y artero de les grandes finanzas y de los m¨¢s inteligentes emprendedores y deriv¨® casi en un encuentro de partidas simult¨¢neas y mensajes fuera del tablero principal ahora ya de final totalmente incierto.
Aquel brev¨ªsimo comunicado de nueve l¨ªneas dec¨ªa una gran verdad: ¡°Nos hemos seguido y admirado mutuamente durante a?os¡±. Cierto. A mediados de los a?os 90, mantuvieron un primer contacto durante la Feria de Fr¨¢ncfort de la que salieron, puro car¨¢cter de fuego ambos, molestos. Wylie, consciente de que su tal¨®n de Aquiles era un cat¨¢logo muy parco en autores en lengua castellana, se puso a morder en el coto de Balcells, abriendo oficina en Madrid a finales de la d¨¦cada y persiguiendo las obras de Borges, Cabrera Infante o Bola?o, casi siempre a trav¨¦s de sus viudas, habilidad con la que ironiz¨® en su d¨ªa la agente catalana.
A mediados de los a?os 90, mantuvieron un primer contacto, del que ambos salieron molestos
Balcells, cumplidos los 70 y due?a total de su empresa, empez¨® a plantearse su retirada y el futuro de su entonces casi medio siglo de labor y en esa l¨ªnea pueden leerse las ventas de parte de su biblioteca y rico archivo, unos a?os antes a la Biblioteca de Catalu?a (unos 50.000 libros, en 1994) y, en un segundo bloque, despu¨¦s al Ministerio de Cultura (2010). Aunque se odiaban cordialmente, el destino empresarial deb¨ªa desembocar en la partida con Wylie, a quien no le gust¨® nada el primer movimiento de Balcells: el anuncio de las negociaciones cuando no hab¨ªa nada en firme y el papel preponderante que se otorg¨®. Tampoco las condiciones: al parecer, Balcells estaba dispuesta vender, por el momento, solo el 45% de su empresa y, en un par de a?os, el resto. Durante ese tiempo, ella segu¨ªa al frente de la empresa, que manten¨ªa su sede en Barcelona y a una buena parte del n¨²cleo duro de sus trabajadores, que en los ¨²ltimos a?os ha ido rebajando y que ronda la veintena y cuya ¨²ltima operaci¨®n fue la salida pactada hace apenas tres semanas de su director Guillem d¡¯Efak, que fich¨® en mayo de 2013. Todo ello, seg¨²n las cifras que baraja el sector, por unos tres millones de euros.
Aunque se odiaban cordialmente, el destino empresarial deb¨ªa desembocar en la partida con Wylie
La partida se fue alargando porque Wylie no cre¨ªa que la agencia Balcells valiera ya ese dinero porque su cat¨¢logo estaba estancado (no hab¨ªa una gran incorporaci¨®n, Javier Cercas aparte, ni habr¨ªa salido ning¨²n nombre estelar en la ¨²ltima d¨¦cada), los servicios que se ofrecen habr¨ªan perdido el tren de los nuevos tiempos digitales y que la facturaci¨®n se sustenta en solo tres grandes pilares (Garc¨ªa M¨¢rquez, Vargas Llosa e Isabel Allende); adem¨¢s, sus intenciones no pasaban por mantener demasiado tiempo una sucursal en Barcelona: con sus sedes en Nueva York y Londres cree tener suficiente.
La partida de Wylie se alarg¨® porque ¨¦l no cre¨ªa que la agencia Balcells valiera ya tanto dinero
Consciente de que el tiempo iba a su favor, como tristemente se ha demostrado, Wylie no mov¨ªa las piezas que Balcells quer¨ªa y las negociaciones embarrancaron a principios de este a?o. Por eso, la tambi¨¦n superagente arranc¨® una partida simult¨¢nea: en abril de este mismo a?o anunci¨® que pon¨ªa las negociaciones en manos de la consultora Atlas Capital para buscar posibles nuevos compradores y empezar as¨ª una venta abierta. Ello propici¨® la llegada de cinco ofertas, entre ellas las de otro gran agente ingl¨¦s, Andrew Nurnberg, a cuya iniciativa se sum¨® en febrero Riccardo Cavallero, que un mes antes hab¨ªa dejado de ser el director general de Mondadori en Italia y que fue m¨¢ximo responsable de Random House Mondadori en Espa?a y, por ello, editor de Garc¨ªa M¨¢rquez. Esa partida, no hace apenas ni dos meses, era la que parec¨ªa culminarse pero Balcells cambi¨® diversas veces en el ¨²ltimo momento las condiciones cuando el acuerdo parec¨ªa ya cerrado y se rompieron, am¨¦n de que era dif¨ªcil saber con exactitud las cuentas de la agencia Balcells. Algo similar ocurri¨® con una propuesta que habr¨ªa hecho tambi¨¦n una importa familia empresarial catalana. ¡°Daba la sensaci¨®n de que, en el fondo, no quer¨ªa vender¡±, dicen fuentes cercanas a esta negociaci¨®n.
En abril Balcells anunci¨® que pon¨ªa las negociaciones en manos de Atlas Capital para buscar compradores
En ese contexto, Wylie, con las mismas armas que Balcells hace un a?o, decidi¨® comunicar p¨²blicamente hace apenas un mes, el 18 de agosto, la creaci¨®n de The Wylie Agency Espa?a y poner al frente al editor Crist¨®bal Pera, director de Penguin Random House en M¨¦xico y muy amigo de los hijos de Gabo, cuyas obras ha editado en los ¨²ltimos a?os. El Chacal tranquiliz¨® personalmente a Balcells asegur¨¢ndole que era una maniobra con miras a la futura fusi¨®n entre ambas agencias. La jugada se convirti¨® en una de las grandes inquietudes de las ¨²ltimas semanas de vida de Balcells: apuntaba a un posible cambio de estrategia de Wylie m¨¢s agresiva que pasar¨ªa por levantarle a la decena de sus mejores autores: solo el autor de Cien a?os de soledad representa cerca del 40% de la facturaci¨®n.
Wilye contaatac¨® con las mismas armas, y anunci¨® en agosto la creaci¨®n The Wylie Agency Espa?a
Por ello, hace exactamente dos semanas, fue Balcells entonces quien llam¨® a Nurnberg para saber si su oferta segu¨ªa en pie. Fue una de sus ¨²ltimas jugadas, pero la hac¨ªa sin abandonar la silla frente a Wylie. ¡°Nadie de los dos quer¨ªa levantarse de la mesa y dar la partida por concluida porque era demasiado importante para ambos; en el fondo eran muy parecidos¡±, afirma gente conocedora de las negociaciones. La partida ha quedado interrumpida en unas tablas aparentes.
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