Tr¨¢tame de t¨², majestad

Lo que me ha hecho sufrir este Eurobasket Mar¨ªa Victoria Albertos no est¨¢ escrito. Primero, me angustiaba el encuadre a la que le somet¨ªan en Cuatro. Admirable c¨®mo aupaba el micr¨®fono ante las torres de la selecci¨®n espa?ola ¡ª¡°?Enhorabuena, campeones!¡±¡ª y lograba destacar un metro por abajo colando la frente o la nariz cuando hab¨ªa suerte.

Pero la gorda vino cara a la final, en Telecinco. Le toc¨® en suerte entrevistar al Rey y acto seguido ard¨ªan las redes: ?lo hab¨ªa tuteado! Se acerc¨® la periodista a la zona de su Majestad y empez¨®: ¡°Estuviste con los jugadores en la fase de preparaci¨®n¡­¡±. Pegu¨¦ un respingo. Me dije: los nervios, se ha equivocado. Pero volvi¨® a por el rebote: ¡°Te comprometiste a que si ellos llegaban a la final ajustabas la agenda para estar aqu¨ª con ellos. Ellos han cumplido y t¨²...¡±. ?Madre m¨ªa! ?La van a echar!

No sab¨ªa c¨®mo frenarla. En ese instante deb¨ªa de haber 200 personas al otro lado avasall¨¢ndole a se?ales: ?De usted! ?De usted! Me imaginaba a los soliviantados expertos en protocolo medio infartados. Pero lo mejor era la cara de defensa de don Felipe ¡ªn¨®tese que utilizo el tratamiento correcto¡ª, sonriendo y aguantando como lo m¨¢s normal aquel repaso de vulgaridad presa de la euforia contenida.

Luego, como del cielo, se le col¨® en la canasta de la boca a Mar¨ªa Victoria un ¡°usted¡± seguido de un ¡°t¨²¡± de falta personal. Menos mal que el Rey tuvo su raci¨®n de contagio con genes paternos. Tras la victoria ¡ªo la Mar¨ªa Victoria, como quieran¡ª baj¨® al vestuario y les solt¨®: ¡°?Sois la leche!¡±. Metido en la confianza del tuteo, quiso echar un capote a la colega de su mujer. No dej¨® de tener gracia su c¨¢ndida inconsciencia igualitaria. A m¨ª, solo me queda abogar por las cosas del directo y pedir clemencia. ¡°Vasile, por Dios: api¨¢date de ella¡±.