El coraz¨®n de las tinieblas guineanas
Un documental de animaci¨®n, ¡®Un d¨ªa vi 10.000 elefantes¡¯, describe una expedici¨®n cinematogr¨¢fica espa?ola a la Guinea Ecuatorial de 1944
En 1944 un equipo de cine viaj¨® a Guinea Ecuatorial para grabar, por encargo del r¨¦gimen franquista, la vida en la colonia. Durante dos a?os exploraron todo el pa¨ªs, para acabar con 31 documentales y m¨¢s de 5.500 fotograf¨ªas. El l¨ªder del grupo, el director Manuel Hern¨¢ndez Sanju¨¢n, acab¨® obsesionado con un rumor que le contaron unos viejos locales que le hablaron de un sitio donde se pod¨ªan ver juntos 10.000 elefantes.
Y as¨ª se titula el documental sobre aquella expedici¨®n, Un d¨ªa vi 10.000 elefantes, un precioso largometraje de animaci¨®n que mezcla stop motion, papiroflexia, fotograf¨ªas con tratamiento para 3-D. Con algo de El coraz¨®n de las tinieblas, de Joseph Conrad, Un d¨ªa vi 10.000 elefantes apasiona porque su formato le permite contar una historia con bastante enso?aci¨®n, hasta ¨Cgracias a sus giros visuales- devenir en leyenda. En San Sebasti¨¢n, sus dos directores, Alex Guimer¨¤ y Juan Pajares, defienden con pasi¨®n, que no cuesta dinero, un proyecto que han levantado con 200.000 euros, y que ha gravitado en sus vidas, sobre todo en la de Guimer¨¤, casi 16 a?os, en los que el guion ha pasado por el formato novela y cortos documentales previos. Adem¨¢s, a la originalidad del tratamiento se a?ade la voz del narrador, Angono Mba, uno de los porteadores que acompa?aron a Sanju¨¢n. ¡°Pere Ort¨ªn, guionista de la pel¨ªcula, llevaba mucho tiempo detr¨¢s de esta fascinante epopeya¡±, cuenta Guimer¨¤. ¡°La realidad y la ficci¨®n juegan en una l¨ªnea muy estrecha, tanto que el espectador muchas veces decide en qu¨¦ creer¡±.
Nunca tuvieron duda del formato, seg¨²n Pajares: ¡°Visto el material, las fotos, los filmes previos, entendimos que el acercamiento deber¨ªa ser visualmente atractivo, que enganchara al p¨²blico joven, contando en la m¨²sica con El Choj¨ªn y en las ilustraciones con el grafitero valenciano Dulk¡±. Guimer¨¤ apoya la respuesta: ¡°Venimos de la publicidad y entendemos la importancia del dise?o¡±. Con todo, han pasado privaciones, momentos de tensi¨®n en los que pensaron que no rematar¨ªan la pel¨ªcula. ¡°Hemos exprimido, acabado en el chasis¡±, sonr¨ªen ahora, con alivio. Muy lejanos a t¨ªtulos con m¨¢s presupuesto, y obligados ascendentes, como Vals con Bashir o Chicago Ten. ¡°Tambi¨¦n Pers¨¦polis o nuestro referente espa?ol, Treinta a?os de oscuridad¡±.
J. T. ?vila Laurel, un escritor guineano, fue el urdidor de la novela, titulada Los elefantes en la Luna, y ah¨ª nace la voz africana. ¡°Creo que hay una divisi¨®n clara entre los a?os cuarenta y lo posterior, pero como los engarzamos, logramos un c¨®ctel. Mba se mueve en stop motion, vive en una casa de papel...¡±, explican los directores. ?l servir¨¢ para demostrar, una vez m¨¢s, el despiste vital del hombre blanco en ?frica. ¡°Entendemos perfectamente c¨®mo se camina por una ciudad, pero se escapa a nuestra comprensi¨®n qu¨¦ es caminar por la selva¡±, dice Guimer¨¤. El otro gran personaje, Hern¨¢ndez Sanju¨¢n, avasalla en su pulsi¨®n sexual. Es el momento de los aventureros, de los primeros amores inter¨¦tnicos, de choques culturales, de africanos muriendo en la tala de ¨¢rboles para que los espa?oles tuvieran sus carreteras. ¡°Sanju¨¢n ten¨ªa talento dirigiendo. Y disfrutaba de la aventura. As¨ª lo recordaba su hijo, con el que contactamos¡±. Y, ?qu¨¦ pensaba ¨¦l de los 10.000 elefantes, lleg¨® su padre a verlos? ¡°Bueno, eso se queda para que el espectador, tras ver la pel¨ªcula, saque sus conclusiones¡±.
Espa?a fue una naci¨®n colonial. No s¨®lo en el S¨¢hara, sino tambi¨¦n de Guinea Ecuatorial, algo que parece haber ca¨ªdo en el olvido. Mba habla del colonialismo sin rencor, y prefiere definirlo como ¡°un parto con dolor¡±. ¡°Ese discurso¡±, desgranan los cineastas, ¡°procede de los mismos guineanos¡±. Puede que este a?o se haga algo m¨¢s la luz con Un d¨ªa vi 10.000 elefantes y con Palmeras en la nieve, uno de los grandes estrenos de las pr¨®ximas Navidades. ¡°Tenemos una relaci¨®n rar¨ªsima con Guinea, muy distinta a la de otras metr¨®polis con sus propias excolonias. Otros han sacado partido econ¨®mico. Nosotros ni les hemos ayudado¡±.
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