¡®T¨² al norte y yo al sur¡¯, con toda naturalidad
El 'reality' inspirado en 'Ocho apellidos vascos' muestra el choque cultural entre andaluces y vascos al m¨¢s puro estilo 'tr¨®spido'
Las auton¨®micas Canal Sur y ETB estrenaron ayer su gran apuesta para esta temporada: T¨² al norte y yo al sur, el reality inspirado en la taquillera Ocho apellidos vascos. Y lo hicieron sin ning¨²n complejo, enfrent¨¢ndose a la imbatible La voz kids (Telecinco) y al aceptable, en t¨¦rminos de audiencia, Carlos, Rey Emperador (La1). El estreno simult¨¢neo del programa, en el que ocho andaluces y ocho vascos conviven durante 15 d¨ªas en la otra comunidad, obtuvo un 9,3% de cuota de pantalla en la cadena andaluza, con 330.000 espectadores, y un 12,5% en la vasca, con 104.000 espectadores. Pero no todo son cifras.
Con un arranque un tanto lento, el programa va mejorando a lo largo de sus 80 minutos gracias, principalmente, a la naturalidad de los 16 concursantes y, c¨®mo no, de los vecinos de las dos localidades visitadas (la malague?a Ardales y la gipuzkoana Getaria). A ello contribuye un montaje al m¨¢s puro estilo de los tr¨®spidos de ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo? o el desenfadado Ad¨¢n y Eva, con v¨ªdeos que, en algunos casos, son o pueden parecer tomas falsas. ¡°?Hay mar o no hay mar en Sevilla?¡±, se pregunta Amets, la benjamina del grupo de los vascos y una de las concursantes que puede dar m¨¢s juego. ¡°No me entero de nada, de nada, de nada¡±, reconoce con aspavientos Joaqu¨ªn, un jubilado de Estepona (M¨¢laga).
La esencia del programa, coproducido por Grupo Secuoya y Pausoka, radica en el choque cultural m¨¢s que evidente entre visitantes y lugare?os, una relaci¨®n que propicia no solo los momentos m¨¢s divertidos sino tambi¨¦n los m¨¢s surrealistas. Y que consiguen sacarte la carcajada. De los intentos de los andaluces por aprender sus primeras palabras en euskera hasta las dudas de los vascos por productos tan b¨¢sicos como el pan. ¡°Me qued¨¦ sorprendida al ver el pan, era as¨ª redondito, muy suave, no era una barra¡±, explica la vasca Maialen tras desayunar con una vecina de Ardales. Pese a que el humor es la clave del programa, no siempre lo consigue. Por ejemplo, en la convivencia de cada grupo en sus respectivas casas a lo Gran Hermano. Por muchas bromas que se gasten entre ellos.?
El aceptable ritmo del programa ¡ªaunque sufre de varios altibajos¡ª se debe en gran parte a un cuidado casting. Salvo perfiles m¨¢s t¨ªpicos como una carnavalera, una profesora de flamenco o un due?o de un caser¨ªo, la mayor¨ªa de los concursantes se aleja de los t¨®picos. En cada grupo hay cuatro hombres y cuatro mujeres con entre 18 y 67 a?os.
A lo largo de 10 programas, los concursantes deber¨¢n demostrar sus dotes para adaptarse a su lugar de origen, no solo conviviendo con los lugare?os sino tambi¨¦n a trav¨¦s de diferentes pruebas (bailar flamenco, hablar euskera, cocinar un marmitako¡), que ayer se limitaron a una gymkana por el pueblo y a conocer expresiones y palabras de ambas comunidades. Una toma de contacto a la que le falt¨® chispa en algunos momentos. Al final de cada programa, tres vecinos del pueblo (denominados consejo de sabios) deciden qu¨¦ concursante de cada equipo lo ha hecho mejor y cu¨¢l debe ser eliminado. Los ganadores recibieron ayer una txapela o un abanico, respectivamente, como prueba de su integraci¨®n. En esta primera entrega, los expulsados podr¨¢n ser repescados la pr¨®xima semana si logran el apoyo del pueblo. Ahora, habr¨¢ que ver si el p¨²blico tambi¨¦n les apoya las pr¨®ximas semanas.
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