Exposici¨®n imposible
El Centro Lorca de Granada arranca con 'El p¨²blico', una muestra que convierte al espectador en el protagonista de la creaci¨®n exclusiva de diez artistas sobre el autor
Granada empieza a saldar parte de la deuda con Federico Garc¨ªa Lorca. El centro que lleva el nombre del autor ha arrancado esta semana, pese al agujero econ¨®mico y los retrasos, con?El p¨²blico, una valiente exposici¨®n que llama a romper barreras y a dar la vuelta al di¨¢logo entre las obras y el espectador para poner a este ¨²ltimo en el epicentro. Como el texto de uno de los personajes de la obra del teatro imposible del autor granadino que da t¨ªtulo a la muestra (escrita en 1930 y estrenada en 1986): ¡°El p¨²blico tiene sagacidad para descubrirlo todo y por eso protest¨®¡±.
La comisaria de la muestra, Virginia Torrente, ha montado una exposici¨®n imposible a imagen del teatro m¨¢s vanguardista de Lorca. De ah¨ª el nombre de la muestra y el concepto de la misma. El propio contenedor, del grupo de arquitectos mexicanos y eslovenos (MX-SL) prolonga la plaza de la Romanilla de Granada hacia el interior, donde el visitante se da de bruces con el arte y se convierte en el aut¨¦ntico protagonista. ¡°El p¨²blico de este centro est¨¢ por formar, por crearse¡±, escribe Torrente.
¡°La comisaria invit¨® a una serie de artistas [diez autores] a contactar con el espacio y con el rastro del poeta y expresar su experiencia a partir de sus creaciones¡±, explica Jes¨²s Ortega, coordinador del centro. Desde los primeros segundos, el arte atrapa. Est¨¢ presente en cada rinc¨®n, en los techos. Carlos Maci¨¢ (Lugo, 1977) ha llenado de color zonas del edificio y Juan L¨®pez (Cantabria, 1979) ha ¡°simulado el giro de las paredes¡± de la sala de entrada al centro con bloques que se desprenden del muro.
Sin soluci¨®n de continuidad
El P¨²blico es el espectacular arranque de un centro sumido en problemas financieros y a¨²n por terminar de perfilar instalaciones como la cafeter¨ªa o la tienda y de llenar los estantes destinados al legado del autor.
Pero mientras se resuelven los conflictos, para los que se mantienen las conversaciones abiertas con todas las partes, el espacio quiere seguir afianz¨¢ndose como un espacio de vanguardia en la ciudad. El pr¨®ximo 26, a las ocho de la tarde, Roger Bernat crear¨¢ un espect¨¢culo con el p¨²blico convertido en c¨®mplice.
Para finales de octubre, el centro expondr¨¢ las obras del equipo de M¨¦todo M¨®vil, un grupo de estudiantes de Bellas Artes, artistas reci¨¦n graduados o establecidos y agroec¨®logos, entre otros, que han revisado durante un mes en el Cortijo de Daimuz el legado del poeta y su v¨ªnculo con la comarca de la Vega de Granada.
En el teatro, Maider L¨®pez (San Sebasti¨¢n, 1975) ha entrado de lleno en la faceta dram¨¢tica del autor y creado un juego esc¨¦nico a partir de la sucesi¨®n de telones con los colores b¨¢sicos, un elemento com¨²n a todos los autores participantes en la muestra, que han visto a un Lorca muy alejado de la imagen en blanco y negro de sus fotograf¨ªas.
El sevillano Miki Leal (1974) ha seguido los pasos de Lorca con Los zapatos de Federico, una sucesi¨®n de dibujos que toman como base los suelos de la Huerta de San Vicente. Miguel ?ngel Tornero tambi¨¦n sigue la huella de Lorca a trav¨¦s de centenares de fotograf¨ªas de la Granada del poeta que mezcla aleatoriamente y llega a conformar creaciones tan inquietantes como la de un maniqu¨ª dentro del piano del autor que hace pensar de inmediato en un f¨¦retro.
El portugu¨¦s Mauro Cerqueira descifra sus sensaciones con una composici¨®n de elementos sacados de vertederos para unir lo material y lo inmaterial. Junto a su obra, el alem¨¢n Tobias Rehberger (1966) cuelga una serie de m¨¢scaras de vivos colores para invitar al p¨²blico a interactuar con ellas.
Las postales de Granada de Andrea Canepa (Per¨², 1980) es hasta ahora, seg¨²n los organizadores, la obra con la que el p¨²blico se identifica m¨¢s f¨¢cilmente al observar escenarios cotidianos pasados por el tamiz de viajeros de otros tiempos.
Por el contrario, los lienzos de Bel¨¦n (Valladolid, 1981), que tambi¨¦n ve a un Lorca de colores, vanguardista y obsesionado con el avance del arte, genera un di¨¢logo menos fluido con el p¨²blico. Finalmente, Fernando Renes (Burgos, 1970) recurre a un elemento tradicional como los lebrillos para reflejar en ellos todo el universo de Lorca.
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