¡°Hicimos historia, pero quiero empezar un nuevo cap¨ªtulo¡±

El pasado lunes, Mario Kreutzberger paseaba por un pasillo de la sede de la cadena Univision en Miami cuando una limpiadora se acerc¨®, le abraz¨®, le bes¨® y rompi¨® a llorar. Kreutzberger, m¨¢s conocido como don Francisco, le pidi¨® que no llorase. Poco despu¨¦s, a?ad¨ªa: ¡°La gente est¨¢ m¨¢s triste que yo¡±.

Kreutzberger y don Francisco son la misma persona, pero sus personalidades, no. Kreutzberger naci¨® en Chile hace 75 a?os de padres de origen jud¨ªo que huyeron de la Alemania nazi y es muy serio. Don Francisco es jovial y durante 53 a?os ha dirigido el programa de entretenimiento m¨¢s longevo de la televisi¨®n mundial. El pasado s¨¢bado, su show, que ha combinado humor, m¨²sica, juegos e informaci¨®n, ech¨® definitivamente el tel¨®n, dejando hu¨¦rfanos a decenas de miles de hispanoamericanos que durante cinco d¨¦cadas han seguido cada semana de forma fiel S¨¢bado gigante.

A Kreutzberger se le vino el mundo encima cuando los directivos de la empresa le comunicaron que el programa se acababa, pero decidi¨® no hundirse. ¡°Me di cuenta de que el formato ya no interesaba, pero pens¨¦ que a otra cosa, mariposa¡±, afirma en su peque?o y discreto despacho.

Despedida con Obama

?Qu¨¦ pasa por la cabeza de alguien que lleva trabajando m¨¢s de medio siglo de forma ininterrumpida y que solo ha faltado una vez, por la muerte de su madre, a su cita semanal? ¡°Vamos a reinventarnos. Tengo que seguir trabajando¡±, afirma el presentador, que ya le da vueltas a nuevos proyectos. ¡°Con 22 a?os ten¨ªa fuerza, pero no experiencia. Ahora tengo mucha experiencia, pero poca fuerza. Quiero hacer una casa con un estilo m¨¢s conservador, con menos piezas, pero muy bien puesta¡±, a?ade. Se inclina por alg¨²n programa de entrevistas en Univision, pero qui¨¦n sabe.

Anda preocupado por su equipo, un grupo de 35 personas, alguna de las cuales lleva a su lado m¨¢s de 45 a?os. ¡°No soy hombre orquesta. Trabajo en equipo¡±, afirma Kreutzberger, quien tiene clara la receta que le ha permitido entrar en el Libro Guinness de los r¨¦cords con su programa familiar: ¡°No creo en la suerte. La suerte hay que buscarla. Ha durado tanto porque el p¨²blico ha querido, por la perseverancia creativa. Conmigo se va un tipo de show, una era del espect¨¢culo¡±.

Hace 30 a?os se traslad¨® de Santiago de Chile, donde comenz¨® el programa, a Miami, donde se ha consolidado como uno de los hispanos m¨¢s influyentes del continente.

Su ¨²ltimo programa fue una prueba de su poder de convocatoria. El presidente de EE UU, Barack Obama, y su esposa, Michelle, grabaron un v¨ªdeo de despedida y numerosos artistas le agradecieron el impulso que supuso para sus carreras acudir a S¨¢bado gigante o su apoyo a la m¨²sica, entre ellos Pl¨¢cido Domingo, Enrique Iglesias, Shakira o Gloria Estefan, que escribi¨® una canci¨®n de despedida.

No entra en el debate pol¨ªtico, pero tiene claro que el discurso del aspirante republicano a la Casa Blanca Donald Trump es ¡°racista¡±. ?l est¨¢ feliz de haber unido a la comunidad hispanoamericana durante a?os; preocupado por c¨®mo los ciudadanos se apropian de los contenidos culturales e informativos en Internet y orgulloso de los especiales que ha realizado con intenci¨®n de recaudar fondos para los ni?os chilenos discapacitados (los Teletones). Pero, sobre todo, su obsesi¨®n es trabajar. ¡°Hicimos historia, pero quiero empezar un nuevo cap¨ªtulo¡±. Quien habla no es don Francisco, sino Kreutzberger. Y lo dice muy en serio.