La Olascoaga

Esta edici¨®n del festival de San Sebasti¨¢n que ma?ana acaba ha sido dedicada a la memoria de Pilar Olascoaga, su particular dama de hierro durante tres d¨¦cadas, fallecida el pasado mes de julio. El carg¨® que ostent¨®, secretaria general, le dio poderes casi absolutos y con ellos supo batallar en ¨¦pocas de convulsi¨®n pol¨ªtica cuando peligraba hasta la continuidad del certamen. Ella logr¨® salvarlo de la quema, a veces contra tirios y troyanos. Entr¨® a formar parte como una secretaria m¨¢s en 1961 y se despidi¨® del festival 30 a?os m¨¢s tarde por desacuerdos con el entonces delegado general, el belga Rudi Barnet, que pas¨® como una bala en su cargo directivo pero llev¨¢ndose por delante a la que parec¨ªa el apoyo imprescindible del festival. Es cierto que Pilar aplicaba un autoritarismo de ¨¦pocas pasadas ¨Cera ¡°la due?a del festival¡±- pero tambi¨¦n procuraba mantener eventualmente las antenas alertas para que no se perdiera ning¨²n tren.

Muchas opiniones se pueden verter sobre el car¨¢cter de Pilar Olascoaga y su peculiar manera de hacer pero sorprende que el festival actual se haya limitado a anunciar en la ceremonia de inauguraci¨®n que esta edici¨®n le estaba dedicada esbozando un breve perfil con una foto en el escenario, que m¨¢s que aclarar dudas pod¨ªa suscitar a¨²n m¨¢s. Quienes quisieran saber qui¨¦n hab¨ªa sido la tal Olascoaga pod¨ªa quedarse con un palmo de narices. Si buscaban en el cat¨¢logo oficial no encontrar¨ªan una sola referencia. Ocurri¨® algo semejante hace tres a?os cuando la edici¨®n se dedic¨® al director vasco Antxon Eceiza, que hab¨ªa destinado buena parte de su tiempo, precisamente junto a Pilar Olascoaga, a intentar mejorar un festival que estaba languideciendo. En aquella ocasi¨®n aparecieron en el escenario la viuda de Eceiza y la mism¨ªsima Olascoaga, que regresaba as¨ª al festival, aunque fuera m¨ªnimamente, tras veinte a?os de ausencia.

Excelente iniciativa de este festival, por otra parte tambi¨¦n excelente, la de rendir tributo de agradecimiento a quienes formaron parte de sus filas, pero no ser¨ªa descabellado completarlos con una mayor informaci¨®n. La intenci¨®n es loable pero la controvertida Pilar Olascoaga hubiese merecido algo m¨¢s.