Algunos asombros que paso a contarles
Es el eterno dilema de L¨ªber: quieren y no quieren tener actividades culturales, pero nadie pone pasta para evitar que, finalmente, resulten redundantes o secretas
Todo a punto para la gloriosa inauguraci¨®n de L¨ªber, la feria profesional del libro m¨¢s importante de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Tras los consecutivos fiascos de la pen¨²ltima convocatoria madrile?a en el ominoso Madrid Arena, y la ¨²ltima catalana (en el cutre, desolado pavell¨® 8 de la Fira de Montju?c, concienzudamente desmoquetado para la ocasi¨®n), los organizadores han conseguido volv¨¦rsela a traer al recinto ferial de Ifema, al menos por este a?o y aprovechando que a¨²n no es preceptivo el pasaporte. Nada que objetar a la programaci¨®n de las actividades profesionales, que sin duda ser¨¢n ¨²tiles a quienes les sean ¨²tiles (ya ven: nunca he disimulado mi escepticismo respecto a esta petite feria pre-Fr¨¢ncfort). S¨ª debo decir, sin embargo, que me inquieta la inclusi¨®n en el certamen de una llamada ¡°?rea de autor¡±, una ¡°zona exclusiva dentro del Sal¨®n¡± que la Federaci¨®n de Gremios de Editores (FGE) ha ideado para acoger a los hasta hace poco denostados, despreciados, ninguneados y humillados autores-editores (AE). Seg¨²n me indica uno de mis topos en Random House, la inclusi¨®n podr¨ªa haberse debido a iniciativa de Planeta, que hoy por hoy es el grupo editorial que m¨¢s influye en las decisiones de la FGE, y que hace tiempo ha comprobado las posibilidades del negocio de la autoedici¨®n a trav¨¦s de su filial Tagus (Casa del Libro). Los grandes editores ¡ªincluyendo a Random House, que no estar¨¢ presente en la exclusiva zona, a pesar de que dispone de la empresa megustaescribir.com, tambi¨¦n dedicada al negocio AE?¡ª se hacen la competencia a s¨ª mismos, en busca de cantera (que encima paga por publicar) para sus ediciones, digamos, ¡°serias¡±. En cuanto a las actividades culturales (¡°Liberatura¡±), a cargo, como ya viene siendo habitual, de una conocida y enofeliz empresaria y especialista en ¡°marketing creativo y comunicaci¨®n¡±, y tambi¨¦n protegida por Planeta, lo ¨²nico que puedo decir es que, a menos de una semana de la inauguraci¨®n, la programaci¨®n se muestra en la p¨¢gina de L¨ªber con perfil muy bajo y casi oculta, como si los de la FGE pensaran que es mejor no hacer demasiado ruido al respecto para no se noten las costuras. Y no es que las actividades programadas, en su escandalosa modestia, est¨¦n mal; es que uno se pregunta si esa docena de actividades dispersas y m¨¢s bien et¨¦reas (en algunos casos sin cerrar del todo o sin que conste direcci¨®n de la venue) con las que se pretend¨ªa ¡°tomar la ciudad¡± [sic] resultan relevantes. Es el eterno dilema de L¨ªber: quieren y no quieren tener actividades culturales, pero nadie pone pasta para evitar que, finalmente, resulten redundantes o secretas. En otro orden de cosas, estoy seguro que habr¨¢ pu?aladas para asistir a la mesa redonda presidida por do?a Guillermina Mekuy, ministra de Cultura de Guinea Ecuatorial, uno de los lugares del planeta donde la poblaci¨®n (me refiero a la inmensa mayor¨ªa que no tiene acceso al chollo del petr¨®leo) lo est¨¢ pasando peor en este preciso momento, y donde la libertad sigue siendo un sue?o sin autores-editores. Pero se ve que, despu¨¦s de la defecci¨®n de Arabia Saudi (que, como en Bienvenido m¨ªster Marshall, pas¨® de largo), los organizadores han rellenado el hueco con otro para¨ªso de cultura e igualdad.
Piglia
Termin¨¦ en el estupendo hotel Formentor, durante las Converses de este a?o y despu¨¦s de que Carlota Pedersen, la nieta de Piglia, recogiera el premio concedido a su abuelo, el primer volumen (A?os de formaci¨®n) de Los diarios de Emilio Renzi (Anagrama). Miren: no voy a consumir espacio ni tiempo en recomend¨¢rselo porque ya lo han hecho ¡ªy en todos los grados de la pasi¨®n y el discernimiento¡ª casi todos los suplementos literarios de este pa¨ªs y algunos de los m¨¢s importantes cr¨ªticos (incluyendo entre ellos a Masoliver R¨®denas y al (para algunos) innombrable Ignacio Echevarr¨ªa). S¨®lo dir¨¦, para que todos me entiendan, que este libro asombroso ha pasado a ocupar un lugar de honor en mi estanter¨ªa dedicada a la literatura memorial¨ªstica (me refiero a la parte no ocupada por los vol¨²menes de Sal¨®n de los pasos perdidos, de Trapiello), no muy lejos de obras maestras como los diarios de Virginia Woolf, Gombrowicz, Max Aub, Josep Pla, Katherine Mansfield, y Stendhal, o las memorias de Beauvoir (tomo II: La plenitud de la vida, 1960), Nabokov (Habla, memoria), Canetti (La lengua absuelta), Leiris (La edad de hombre), San Agust¨ªn (Las Confesiones), Sartre (Las palabras), Zorrilla (Recuerdos del tiempo viejo) o Trotsky (Mi vida), por s¨®lo citar los t¨ªtulos que distingo alzando el cuello desde donde estoy escribiendo. Piglia redondea con estos diarios ¡ªelaborados al alim¨®n o en di¨¢logo con Eduardo Renzi, su c¨®mplice sosias interno¡ª la que me parece t¨¦cnica y narrativamente su mejor novela: la de una vida ¡ªla suya¡ª mucho m¨¢s literaria que novelesca. El asombro revivi¨® un par de d¨ªas despu¨¦s con la lectura en diagonal de La forma inicial, un libro que Guillermo Shavelzon, agente y amigo de Piglia, me regal¨® entre los pinos pollensinos, y que re¨²ne piezas sueltas, entrevistas y art¨ªculos sobre lecturas, escritores y la propia ¡°cocina¡± literaria del autor. El libro acaba de ser publicado por Sexto Piso, una estupenda editorial que lleva su independencia intelectual al extremo de tener su sede en un semis¨®tano.
Amnesias
Asombro me produce tambi¨¦n el concienzudo y comprometido trabajo de investigaci¨®n y memoria realizado por Gerardo Iglesias Arg¨¹elles (Mieres, 1945), que fue secretario general del Partido Comunista de Espa?a de 1982 a 1988 (all¨ª en la prehistoria, entre Santiago Carrillo y Julio Anguita), en su libro La amnesia de los c¨®mplices (editorial KRK), donde recoge 150 breves biograf¨ªas (¨¦l los llama ¡°esbozos biogr¨¢ficos¡±) de otros tantos guerrilleros y familias que siguieron luchando por la Rep¨²blica despu¨¦s de que fuera derrotada por los franquistas. Iglesias, que viene dedic¨¢ndose al rescate de la memoria hist¨®rica desde principios de los noventa, cuando se ¡°desvincul¨®¡± del PCE y su marca blanca IU, ha recurrido para su trabajo no s¨®lo a fuentes escritas, sino tambi¨¦n a testimonios de amigos y familiares v¨ªctimas o testigos de la represi¨®n. Esos ¡°jirones de memoria¡± ahora rescatados se refieren mayoritariamente al ¨¢mbito asturiano, en el que la proporci¨®n de guerrilleros y combatientes fue abrumadoramente masculina: ¡°dada la cultura machista dominante¡±, dice, ¡°estaba mal visto que las mujeres permanecieran en el monte mezcladas con los hombres¡±. Un conjunto de testimonios emocionantes sobre luchadores poco conocidos ¡ªninguna celebrity, claro¡ª que no excluye la cr¨ªtica (lanzada a los dirigentes comunistas de entonces) del ¡°error que supuso la prolongaci¨®n de aquella forma de lucha m¨¢s all¨¢ de lo aconsejable¡±, ni tampoco (v¨¦ase el ep¨ªlogo) el reproche a los silencios culposos y amn¨¦sicos de la Transici¨®n.
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