¡°Hago arte en un g¨¦nero donde Hollywood solo busca dinero¡±
Lo nuevo del cineasta, 'La cumbre escarlata', se estrena el viernes 16 de octubre en Espa?a
Su talla, su voz nasal pero sonora o su afici¨®n a cantar en los rodajes hacen imposible que pase inadvertido. Guillermo del Toro (Guadalajara, 1964) se hace sentir. Lo mismo que su obra, una filmograf¨ªa protagonizada por monstruos que engancha al p¨²blico y, lo que es m¨¢s sorprendente, a la cr¨ªtica. Y sin embargo a este mexicano le puede la cautela. "Aqu¨ª", dice a EL PA?S en el coraz¨®n de Hollywood, "siempre he hecho las pel¨ªculas que m¨¢s se ajustan a la cultura popular y he tenido que dejar las m¨¢s personales para rodarlas en espa?ol". Hasta ahora, porque con La cumbre escarlata, que se estrena el viernes 16 de octubre en Espa?a, cambian las cosas: es la primera vez que narra en ingl¨¦s una historia de fantasmas con el tono personal de El laberinto del fauno o El espinazo del diablo. "?Y funciona!", se asombra con ilusi¨®n. "He hecho exactamente lo que quer¨ªa. Y nadie ha tocado nada", a?ade, en referencia a la ¨²nica pesadilla de su carrera, Mimic, su primera experiencia con Hollywood, de la que sali¨® escaldado: "Si solo me hubieran dicho a las claras que lo que quer¨ªan era Alien 4, yo no la habr¨ªa dirigido y tan contentos".
En ¡®La cumbre escarlata¡¯ he hecho exactamente lo que quer¨ªa
La cumbre escarlata tampoco fue f¨¢cil. Del Toro comenz¨® a escribir el gui¨®n en 2006 y tuvo que pelearse los 44,7 millones de euros que quer¨ªa de presupuesto y que en pantalla parecen el doble. Adem¨¢s quer¨ªa una pel¨ªcula para adultos, no el t¨ªpico festival de sangre para adolescentes que gusta en Hollywood, para lo que tuvo que renunciar al 40% del sueldo. "Pero no estoy en esto para comprarme un jet privado", bromea este reconocido friqui, m¨¢s interesado en sus juguetes, c¨®mics y DVD. Tambi¨¦n se le fueron sus protagonistas, Emma Watson y Benedict Cumberbatch, a pocas semanas de empezar el rodaje en Canad¨¢. Una verdadera historia de horror. Se r¨ªe: "Siempre he dicho que el reparto lo escoge la suerte. Me tomo estos cambios con una gran pizca de sal porque solo significa que hay alguien mejor a la vuelta de la esquina".
Del Toro encontr¨® a Tom Hiddleston y Mia Wasikowska para que se sumaran a Jessica Chastain, a la que ya conoc¨ªa de la pel¨ªcula Mam¨¢, que produjo. As¨ª se embarcaron en un filme que, por mucho que al director le gusten los fantasmas, por mucho que haya sentido un par de presencias paranormales, por mucho que el arranque de La cumbre escarlata est¨¦ inspirado en ese d¨ªa en el que a su madre se le apareci¨® su abuela fallecida, ¨¦l considera como una historia de amor. "Hablo de un romanticismo g¨®tico, como en la era dorada de Hollywood, cuando horror y melodrama se daban la mano en t¨ªtulos como Luz que agoniza, Rebeca, Jane Eyre o Cumbres borrascosas. Un mundo complejo en el que se acepta lo m¨¢gico y lo extra?o. Yo persigo la belleza, hago arte en un g¨¦nero donde Hollywood solo busca dinero".
He tenido que dejar los filmes m¨¢s personales para rodarlos en espa?ol
Sus palabras est¨¢n lejos de ser una cr¨ªtica. Hace tiempo que hizo las paces con la industria en la que trabaja, por m¨¢s que eche de menos los a?os en los que primaba el autor sobre la franquicia. "Es dif¨ªcil triunfar al margen de las superproducciones y, seg¨²n envejezco, m¨¢s me gusta trabajar fuera de ellas", admite. Por eso busca refugio en sus casas, en Los ?ngeles y en Toronto, donde se rodea de libros, juguetes, esculturas de tama?o real de Frankenstein, la ni?a de El exorcista o Nosferatu, y sus pel¨ªculas preferidas, las de Welles, Bu?uel, Kubrick y Hitchcock, sus cuatro grandes, siempre a la derecha de esa pantalla en la que ve "de dos a tres pel¨ªculas diarias".
Consumidor total
Del Toro lo consume todo: cualquier episodio piloto de series de horror, crimen, ciencia-ficci¨®n o fantas¨ªa, libros de arte de victorianos como Grimshaw o rom¨¢nticos como Friedrich o novelas tipo El castillo de Otranto, El misterioso t¨ªo Silas o Grandes esperanzas, algunas de las influencias de La cumbre escarlata. Hay m¨¢s, aunque, asegura, todas est¨¢n en ¨¦l. "Al final, solo puedo culparme a m¨ª mismo o al presupuesto si algo no funciona", en alusi¨®n al paralelismo que algunos trazan entre Del Toro y Welles, una tr¨¢gica figura con la que se identifica por su silueta y por ser un adelantado a su tiempo por su talento y su lucha art¨ªstica contra las majors.
De lo "tres amigos" que hace casi una d¨¦cada llegaron a Hollywood, Del Toro es el ¨²nico que todav¨ªa no tiene el Oscar. Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu y Alfonso Cuar¨®n lo han ganado estos dos ¨²ltimos a?os y ambos apuestan porque "el gordo" tambi¨¦n lo conseguir¨¢. Quiz¨¢ con el pr¨®ximo trabajo, del que no suelta prenda despu¨¦s de que viera desmoronarse su adaptaci¨®n de En las monta?as de la locura, de Lovecraft, y ahora que su filme Pacific Rim 2 est¨¢ en limbo. Sabe que como extranjero las cosas son m¨¢s dif¨ªciles en Hollywood. "Eso dalo por sentado", sentencia. Por eso no est¨¢ dispuesto a dejar su tierra, su lengua, el idioma de los monstruos con el que produce pel¨ªculas de bajo presupuesto y alta calidad como La delgada l¨ªnea amarilla. "En la actualidad, en Espa?a o en Latinoam¨¦rica, tienes m¨¢s de 20 genios a punto de triunfar en lo que quieran. El molde est¨¢ roto".
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