Cabaret Berl¨ªn-Nueva York
La funci¨®n dirigida en Madrid por Jaime Azpilicueta tiene empaque, finura y un buen elenco en l¨ªneas generales
?Cu¨¢nto nos gusta Cabaret, pero qu¨¦ poco tiene que ver esta comedia musical de Kander, Ebb y Masteroff con el cabaret que floreci¨® en la Rep¨²blica de Weimar! Difundida masivamente a trav¨¦s de la pel¨ªcula de Bob Fosse, la imagen del cabaret alem¨¢n que ofrece este espect¨¢culo, edulcorada y adaptada al gusto anglosaj¨®n, poco tiene que ver con las pantomimas dada¨ªstas de Karl Valentin y Liesl Karlstadt; las danzas er¨®ticocat¨¢rticas de Anita Berber, musa de Otto Dix; las canciones proletarias, l¨¦sbicas y disolventes de Claire Waldoff; las diatribas pol¨ªticas de Ernst Busch (brigadista en la Guerra de Espa?a), ni con los dirnenlieder (canciones de puta) de Klabund, interpretados genialmente por Annemarie Hase, aunque If you could see her from my eyes (el paso a dos de Joel Grey con una simia) conserva, amortiguada, la esencia vitri¨®lica del An allem sind die Juden schuld de la schauspielerin jud¨ªa.
Cabaret
Autores: Kander, Ebb y Masteroff.
Int¨¦rpetes: Cristina Casta?o, Edu Soto, Daniel Muriel entre otros.
Direcci¨®n: Jaime Azpilicueta.
Lugar: Teatro Rialto (Madrid).
Alguna canci¨®n de Cabaret es intercambiable con las de otras comedias musicales. Perfectly Marvellous, por ejemplo, calzar¨ªa de maravilla, valga la redundancia, en Mary Poppins: no es de extra?ar que Fosse le ofreciera el papel de Sally Bowles a Julie Andrews antes que a Liza Minnelli. Dirigida con un gusto excelente por Jaime Azpilicueta, esta nueva producci¨®n tiene empaque, finura, un elenco convincente en l¨ªneas generales y un muy buen envoltorio: el vestuario de Antonio Belart se permite fantas¨ªas expresivas, sin perder de vista el canon, y el escen¨®grafo Ricardo S¨¢nchez-Cuerda le saca partido al no muy generoso escenario del Teatro Rialto. L¨¢stima que la orquesta dirigida por Ra¨²l Pati?o, que suena de perlas, deba estar en todo lo alto, en lugar de a pie de escena, donde dar¨ªa mayor juego dram¨¢tico.
La mano de Azpilicueta concilia el realismo de las escenas dram¨¢ticas y la punta expresionista de los n¨²meros de variedades, con unos intermedios on¨ªricosurreales brev¨ªsimos. El intermedio de la bienvenida a Clifford parece inspirado en el de la versi¨®n londinense de Sam Mendes, y el maestro de ceremonias de Jos¨¦ C. Campos (alternante con Edu Soto en este papel), viene a ser la r¨¦plica inquietante y mefistof¨¦lica al MC del actor escoc¨¦s. A Campos se le intuye un pel¨ªn tenso al principio, pero enseguida se muestra resoluto y, conforme el espect¨¢culo avanza, se revela como autor de una creaci¨®n convincente y afilada. De Cristina Casta?o me gusta sobre todo su temperamento y el c¨®mo mantiene viva a cada segundo a su Sally Bowles. Daniel Muriel le imprime encanto y car¨¢cter al estereotipado papel de Clifford. En lo canoro, destaca Marta Ribera, caracterizada como Se?ora Schneider. Brillan tambi¨¦n Enrique del Portal (el malhadado Schulz) y V¨ªctor D¨ªaz (Ernst). En el programa no figura la identidad del responsable de que la versi¨®n espa?ola de las canciones sea mejor que buena.
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