La m¨ªstica del o¨ªdo

Las pel¨ªculas de cocina y de canto, de momento, no van a parar de surgir. Al menos mientras millones de personas en medio mundo vean programas como Master Chef y La voz (sea kids o no kids). As¨ª que a la convencional El coro al menos hay que agradecerle dos buenas virtudes. Primera, la elegancia en la puesta en escena de Fran?ois Girard, que en su guadianesca filmograf¨ªa desde Sinfon¨ªa en soledad: un retrato de Glenn Gould (1993) siempre ha demostrado verdadero amor a la m¨²sica, acompa?ada adem¨¢s por esa luz tenue perfecta para los ambientes cercanos a lo m¨ªstico que retrata. Y segunda, que tenga el buen gusto de asentar su retrato de superaci¨®n familiar, social y art¨ªstica en piezas de H?ndel, Benjamin Britten, Gabriel Faur¨¦ y Thomas Tallis, entre otros. De modo que a pesar del esquematismo sin aristas en el retrato de personajes (quiz¨¢, salvo el de Dustin Hoffman, el mejor definido), el o¨ªdo del espectador se engrandece con cada nota.