El c¨ªrculo vicioso de la desigualdad
El trabajo, m¨¢s all¨¢ de ser una fuente de ingresos, constituye una parte de nuestra identidad
A nadie se le escapa que Espa?a tiene una de las tasas de desempleo y precariedad m¨¢s elevadas de Europa y los pa¨ªses de la OCDE. Un 22% de la poblaci¨®n activa no tiene empleo. Esta cifra roza el 50% entre los j¨®venes menores de 25 a?os y alcanza el 30% entre la poblaci¨®n extranjera. La tasa de paro entre mujeres supera en cuatro puntos a la masculina. Espa?a tambi¨¦n destaca por tener una gran proporci¨®n de trabajadores a tiempo parcial que desear¨ªan (necesitar¨ªan) trabajar a tiempo completo. Estas cifras indican que la desigualdad social y econ¨®mica se solapa con las de edad, etnicidad y g¨¦nero, reforz¨¢ndose mutuamente; y que incluso aquellas personas que trabajan se hallan a menudo en situaciones de precariedad, es decir, subempleadas y con protecci¨®n social insuficiente. M¨¢s all¨¢ de ser una fuente de ingresos indispensable para vivir, el trabajo constituye una parte esencial de nuestra identidad contempor¨¢nea. Al ser privado de ella, el individuo se siente desvalorizado y, conforme pasa el tiempo, frustrado, desmotivado y ajeno al resto de la sociedad.
La desigualdad social y econ¨®mica se solapa con las de edad, etnicidad y g¨¦nero, reforz¨¢ndose mutuamente
Es claro que el paro y la precariedad generan desigualdad y que esta genera m¨¢s paro y mayor precariedad en un c¨ªrculo vicioso del que es tan dif¨ªcil salir para las personas individualmente como lo es para la sociedad en su conjunto. ?Qu¨¦ explica esta situaci¨®n en Espa?a? Una de las razones estructurales es que el porcentaje de trabajadores poco cualificados supera el 50% de la fuerza laboral (uno de los m¨¢s altos dentro de la OCDE). Estos trabajadores son m¨¢s vulnerables a los cambios coyunturales de la econom¨ªa y los primeros en sufrir los efectos de una crisis. Al poseer escasas competencias, son menos vers¨¢tiles y tienen dificultad para moverse en un mercado laboral adverso. A ello se a?ade una escasa inversi¨®n en servicios p¨²blicos de empleo ¡ªasesor¨ªa y formaci¨®n¡ª en proporci¨®n al volumen de desempleo existente. Ahora bien, los trabajadores con formaci¨®n universitaria tampoco encuentran f¨¢cilmente empleo. Existe, por tanto, un desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo, cuya soluci¨®n exige un esfuerzo coordinado por parte del Estado, actores sociales y empresarios. Hay que mejorar la calidad de la oferta aumentando su cualificaci¨®n y competencias a partir de las necesidades reales del mercado presente y futuro, s¨ª; pero tambi¨¦n generar condiciones macroecon¨®micas que estimulen la demanda de trabajo. De poco sirve perfeccionar el capital humano si no existen empleos.
Olivia Mu?oz-Rojas es doctora en Sociolog¨ªa por la London School of Economics e investigadora independiente.
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