Ilusionarnos con lo com¨²n
La crisis bifurc¨® el sentido de lo pol¨ªtico. El arte puede ayudar a resignificar los s¨ªmbolos de otra etapa
Cuando pienso en la desafecci¨®n pol¨ªtica y colectiva que se respira hoy en Espa?a, pienso en las cosas que nos unen bajo esta palabra y lugar que de manera inconsciente siempre he pronunciado con voz m¨¢s baja, como otras que se refieren a las identidades territoriales dadas por la arbitrariedad de nacer a un lado u otro de una monta?a o de un r¨ªo. Y entonces recuerdo aquella cita del idioma anal¨ªtico de J. Wilkins de Borges que dec¨ªa: ¡°Los animales se dividen en (a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados (¡)¡±. Y la recuerdo porque alude al car¨¢cter artificial de toda identidad, al componente convenido que remite a nosotros y nos permite significar, transformar y organizar mundo atendiendo, por ejemplo, a haber nacido a un lado u otro de la monta?a o del r¨ªo. Pero la cosa, dejando ver su potencia de cambio en la base de ser ¡°convenida¡± (es fascinante que lo simb¨®lico, en tanto facticio y vivo, pueda resignificarse y alg¨²n d¨ªa, quiz¨¢, pronunciarse con voz m¨¢s alta), deja ver tambi¨¦n su importancia en la vida cotidiana. Todos sabemos que no es lo mismo cuando (x), por ejemplo, significa que te toca vivir en el lado del r¨ªo o de la frontera donde hay menos recursos, o donde hay conflicto, o donde el pasado (acogido bajo eufem¨ªsticas formas de tradici¨®n y cultura) oprime m¨¢s que arropa. Las palabras, los s¨ªmbolos y los l¨ªmites importan; por ello, conforme las vidas y los mundos cambian, debi¨¦ramos sentirnos libres para resignificarlos.
Siento que las generaciones nacidas desde los a?os setenta en Espa?a hemos crecido en un entorno posideologizado, pospolitizado, donde coincidimos diversidad de procedencias, g¨¦neros, clases sociales y culturas, igualados por la educaci¨®n p¨²blica y con acceso constante a la informaci¨®n. Generaciones sin fuertes nociones identitarias y recelosos de las grandes ¨¦picas, hasta que lleg¨® la crisis. Una llegada que ha hecho bifurcar m¨¢s a¨²n el sentido de lo pol¨ªtico. De un lado, el rechazo a la clase pol¨ªtica, y de otro, la articulaci¨®n de otra idea de ¡°lo com¨²n¡±, de nuevos lazos que hablan m¨¢s de afinidades que de identidades, y de esp¨ªritus propositivos y de ¡°disconformidad¡± antes que de esp¨ªritus revolucionarios ideologizados en un sentido cl¨¢sico.
La crisis no es s¨®lo un asunto econ¨®mico y pol¨ªtico, lo es tambi¨¦n simb¨®lico, ¡°creativo¡±
Nos educamos en una cultura de paz y de rechazo a lo que pudiera devenir dogmatismo. Quiz¨¢ por ello sentimos que Espa?a sigue sin proponer s¨ªmbolos que nos resulten atractivos, apropiables de manera desacomplejada. Que la Transici¨®n no ha sabido resignificar los s¨ªmbolos del pasado, renunciar y transformar aquello que nos permitir¨ªa una idea compartida y solidaria de lo com¨²n. No ayuda, claro est¨¢, la identificaci¨®n que en los ¨²ltimos tiempos acontece entre las instituciones y una corrompida clase pol¨ªtica que en gran medida ha causado espanto y bochorno por la ausencia de ¨¦tica y compromiso con lo p¨²blico. Y no es balad¨ª que la crisis econ¨®mica haya hecho rebosar otras crisis, no s¨®lo identitarias, sino de gobernantes nada ejemplares. La independencia la querr¨ªamos nosotros de ellos.
La crisis no es s¨®lo un asunto econ¨®mico y pol¨ªtico, lo es tambi¨¦n simb¨®lico, ¡°creativo¡±. Por eso, hoy m¨¢s que nunca es necesario resignificar s¨ªmbolos y cargar de valor los proyectos comunes y su gesti¨®n. No hay que tener miedo a cambiar s¨ªmbolos y palabras para que el mundo sea m¨¢s inclusivo e igualitario. Hay que ser capaces de desmontarlos, escrutarlos, imaginar otros, m¨¢s propositivos, como proyecto que movilice en valores lo ¡°bueno¡± de un posible ¡°nosotros¡±. Los s¨ªmbolos no son los souvenirs de un lugar, su poder es incre¨ªble si logran ilusionarnos en renovadas formas de lo com¨²n que acojan sin asfixiar y sin necesidad de bajar la voz.
Desmontar lo simb¨®lico de las identidades es algo a lo que puede ayudarnos el arte y el pensar m¨¢s cr¨ªtico, m¨¢s lento
Desmontar lo simb¨®lico de las identidades es algo a lo que puede ayudarnos el arte y el pensar m¨¢s cr¨ªtico, m¨¢s lento. Lo afirmo porque para desmontar la cosa no basta con las teor¨ªas que ayudan a crear poder, sino las que ayudan a cuestionarlo y hacerlo reflexivo. Frente a lo inexplicable que se ritualiza y que ¡°repite mundo¡± contenido en las viejas identidades, el arte de hoy inquieta y habita la dificultad de este tiempo. El arte es un territorio que permite hacer convivir las contradicciones de la enunciaci¨®n cuando nos rebelamos frente al estereotipo. Y lo hace no para reiterar una verdad, sino para hacer visibles las formas en las que el poder gestiona sus ideas de verdad. Devolviendo al sujeto la posibilidad de preguntarse y pensar por s¨ª mismo, es decir, trat¨¢ndolo como ¡°sujeto¡±.
Pero pasa que no son buenos tiempos para el arte ni para las humanidades, y no es casual esta crisis de valores coincidente con el desmantelamiento del arte y la filosof¨ªa como pilares ¡°fundamentales¡± de pensamiento y disensi¨®n en la educaci¨®n p¨²blica. Y puede que en esta base (educativa) radique la viabilidad y futuro de una transformaci¨®n colectiva que nos ilusione desde la libertad de contar con una ciudadan¨ªa cr¨ªtica donde ¡°al uno le importe lo suficiente el otro¡±, para resignificar colectivamente lo simb¨®lico y comprometernos ¨¦ticamente con las personas y con lo p¨²blico. Pol¨ªticos por venir, sean ejemplares y honrados, y no menosprecien nunca que necesitamos ilusionarnos con lo com¨²n.
Remedios Zafra es autora de #Despacio (Caballo de Troya; Barcelona, 2012) y Ojos y capital (Consonni; Bilbao, 2015).
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