Renacer en el Palau de les Arts
Un triunvirato de italianos lucha por devolver su esplendor al templo de la cl¨¢sica y la l¨ªrica
El Palau de les Arts est¨¢ acordonado. Las vallas y el ajetreo de los operarios impiden el acceso a los transe¨²ntes. Y no porque vaya a derrumbarse, sino porque los desperfectos est¨¢n reconstruy¨¦ndose 10 a?os despu¨¦s de su inauguraci¨®n. Los trencad¨ªs que se desprendieron de la fachada se han sustituido. Y la obra visionaria, megal¨®mana, de Santiago Calatrava recupera el aliento de un gran transatl¨¢ntico.
Se dir¨ªa que han intervenido una l¨®gica y una maldici¨®n wagnerianas. La opulencia, la lujuria y la codicia devoraron el s¨ªmbolo de la propaganda de Francisco Camps, expresidente de la Generalitat, como si el Palau de les Arts fuera el Valhalla de los dioses n¨®rdicos. Se desmoron¨® por culpa de su gigantismo.
Las exageraciones se explican en un contexto hiperb¨®lico. El dinero p¨²blico hizo de Valencia un teatro de ¨®pera may¨²sculo y elitista como hizo de las calles un circuito de f¨®rmula 1. Recalaron los mejores directores de orquesta ¡ªMaazel, Mehta, Gergiev¡ª, se abonaron enormes contratos, concurrieron las mayores figuras del escalaf¨®n y lleg¨® a producirse un hito, El anillo del nibelungo, que la Fura dels Baus convirti¨® en alegor¨ªa premonitoria de una sociedad agonizante.
Es el tiempo de recuperarse. No solo del dispendio, sino tambi¨¦n de los procesos judiciales que han delatado la malversaci¨®n y que han conducido a la imputaci¨®n de Helga Schmidt. Se llama as¨ª la ex directora art¨ªstica del Palau, la timonel de un proyecto deslumbrante, pero tambi¨¦n desmedido y desarraigado. Un delirio de grandeza cuya financiaci¨®n ha menguado en ocho a?os de 29 millones de euros a apenas 12.
La buena noticia es que la orquesta ha sobrevivido a la crisis. La mejor orquesta espa?ola, el orgullo del foso, la sala de m¨¢quinas que ahora custodia un triunvirato italiano: Davide Livermore, Fabio Biondi y Roberto Abbado. De ellos depende la transici¨®n de la opulencia a ¡°la revoluci¨®n de la belleza¡±. Una expresi¨®n ret¨®rica que Livermore, intendente del teatro, reviste de m¨²sculo conceptual: ¡°Creo en el teatro social, en el teatro p¨²blico, en el poder de la cultura como resistencia al adocenamiento, a la televisi¨®n del f¨²tbol y de las putas. Creo en la ¨®pera como instrumento de conciencia. Es una verg¨¹enza que los Estados recorten en educaci¨®n y en cultura, cuando la educaci¨®n y la cultura son los cimientos de la civilizaci¨®n occidental y nuestro mejor recurso de supervivencia¡±.
Se apasiona Livermore en su discurso. Lo ¡°coloca¡± con vehemencia y convicci¨®n. Y no se refiere tanto a Espa?a ¡ªtodav¨ªa no conoce hasta d¨®nde ha llegado la m¨ªmesis de los recortes¡ª como a la degradaci¨®n italiana. Por eso le gusta identificarse como un n¨¢ufrago. Ha llegado a la costa valenciana emulando a Robinson Crusoe. Y ha descubierto que el Palau de les Arts est¨¢ en Valencia pero no dentro de los valencianos.
Y pretende inmiscuirlos. A las bandas de m¨²sica, a los escolares, a los universitarios. Quiere abrirlo las 24 horas, desfigurar la imagen de ¡°cuerpo extra?o¡± en la ciudad, integrarlo desde sus presupuestos filantr¨®picos: ¡°El teatro debe ser el embri¨®n donde se crea un esp¨ªritu cr¨ªtico. Y aqu¨ª no cabe la pol¨ªtica. Cuando la pol¨ªtica interviene, el arte degenera en propaganda¡±.
No se refiere a Francisco Camps, pero podr¨ªa hacerlo. Ni parece inquietar a Livermore el cambio de guardia en la Generalitat. La fortaleza del PP ha pasado a manos socialistas, pero el gobierno de Ximo Puig parece haber asumido como propio el discurso del triunviro Livermore.
Se ha tra¨ªdo refuerzos. Un director musical para el repertorio rom¨¢ntico y posterior, Roberto Abbado, y otro director musical para el Renacimiento, el Barroco, el clasicismo y el embri¨®n del belcantismo. Hablamos de Fabio Biondi, ilustre violinista, director de la Europa Galante ¡ªun grupo de instrumentos originales plurilaureado¡ª y protagonista del concierto que el jueves pasado conmemor¨® el 10? aniversario del Palau con el homenaje a un Mozart inhabitual: Davide Penitente.
¡°La cultura no pertenece a una ¨¦lite ni debe convertirse en el privilegio de unos pocos¡±, explica Biondi. ¡°No se puede discriminar con los precios ni con guetos, pero este planteamiento en absoluto implica trivializar el fen¨®meno cultural. Al contrario, aloja la pretensi¨®n de convertirlo en instrumento de elevaci¨®n. Nuestra obsesi¨®n va a ser la calidad, despojar la cultura de su mercantilizaci¨®n y de su exclusividad elitista, pero no trivializ¨¢ndola, sino haci¨¦ndola art¨ªsticamente impecable¡±.
Eluden Livermore y Biondi referirse a los traum¨¢ticos antecedentes de Valencia, pero su proyecto, que es el de Roberto Abbado, sobrino del divino Claudio, demuestra la urgencia de la transparencia. ¡°Abjuramos del hermetismo, de la opacidad. El Palau debe canalizar la vida cultural, m¨¢s all¨¢, incluso de la m¨²sica misma¡±, razona Fabio Biondi. Admite el maestro que le preocupaban las suspicacias que pudiera despertar un triunvirato italiano en Valencia, un ¡°clan¡±, pero le tranquiliza saber que su compatriota Scariolo ha hecho a Espa?a tricampeona de Europa de baloncesto.
De S¨ªdney al Mediterr¨¢neo
El triunvirato tricolore tiene presente la ?pera de S¨ªdney. Por la idiosincrasia arquitect¨®nica que lo asemeja al Palau de les Arts. Y porque el s¨ªmbolo de la ciudad australiana "evolucion¨®" de la periferia donde estaba ubicado ¡ªy sigue¡ª al "centro conceptual", por haberse convertido en el eje de la vida cultural.
Es el desaf¨ªo de Davide Livermore con sus lugartenientes musicales. Identificar el teatro con el tejido social. Y viceversa, aunque esta perspectiva no contradice que existan otras perspectivas exteriores.
Ninguna tan representativa como el proyecto de un Festival del Mediterr¨¢neo involucrando a las ciudades m¨¢s representativas. Por el momento, Livermore ha formalizado un tri¨¢ngulo con las ¨®peras de Palermo y de Montecarlo, una alianza precursora que pretende lograr la adhesi¨®n de Atenas, Beirut y El Cairo.
Entiende Livermore que es el Mediterr¨¢neo donde se localiza el alma de la civilizaci¨®n occidental. Y donde se ha ¡°perpetrado¡± en los ¨²ltimos tiempos ¡°la sinraz¨®n de los recortes en educaci¨®n y cultura, dej¨¢ndonos desprovistos de lo que siempre ha sido nuestro petr¨®leo¡±.
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