El Teatro de la Comedia reabre con el drama de Zalamea
Helena Pimenta dirige a Carmelo G¨®mez en el cl¨¢sico de Calder¨®n
¡°Mis males son infinitos y ri?en todos por m¨ª, pero la tierra que piso me ha faltado¡±. ¡°Porque querer sin el alma una hermosura ofendida es querer una belleza hermosa, pero no viva¡±. Los versos elegidos por Helena Pimenta y Carmelo G¨®mez con las palabras de un villano y su hija mancillada, populares pero armoniosas y llenas de poes¨ªa, resonar¨¢n desde ma?ana en el Teatro de la Comedia con El alcalde de Zalamea, el cl¨¢sico de Calder¨®n (1600-1681) sobre el amor, el honor y la dignidad de un alcalde extreme?o frente a los poderosos. Con este montaje, que permanecer¨¢ en cartel hasta el pr¨®ximo 20 de diciembre, el Teatro de la Comedia reabre sus puertas tras catorce a?os de obras y la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC) recupera su sede habitual.
Helena Pimenta, directora de la CNTC, dirige esta obra del Siglo de Oro con Carmelo G¨®mez como protagonista, junto a un elenco del que forman parte Joaqu¨ªn Notario, Nuria Gallardo, Rafa Castej¨®n y Jes¨²s Noguero, entre otros int¨¦rpretes.
En El alcalde de Zalamea, Calder¨®n elige dar la voz y la palabra a un villano y no a arist¨®cratas, reyes o poderosos como en la mayor¨ªa de sus dramas. ¡°Calder¨®n convierte al alcalde en modelo de humanidad y valores humanos, eligiendo a una clase social trabajadora que empieza a despertar, que ser¨¢ la futura burgues¨ªa, frente a una hidalgu¨ªa y una aristocracia decr¨¦pita y en decadencia¡±, explica Pimenta. La directora encontr¨® en este cl¨¢sico popular, muy presente en el imaginario del p¨²blico, que re¨²ne nobleza, sencillez y profundidad, la pieza ideal para reinaugurar a lo grande el Teatro de la Comedia.
Historia de un teatro
El Teatro de la Comedia fue construido en 1874 en la calle del Pr¨ªncipe de Madrid.
Un incendio en abril de 1915 destruy¨® el interior del edificio. El techo se desplom¨® sobre el patio de butacas.
En 1986, fue arrendado por el Ministerio de Cultura a la familia propietaria del edificio como sede de la reci¨¦n creada Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico (CNTC).
El Estado se hace con el centro en propiedad en 1998. Tras la compra del teatro, se adquieren adem¨¢s cinco de los pisos del edificio, consolidando la Comedia como sede estable de la CNTC.
Cierra sus puertas en 2002 para ser sometido a una profunda rehabilitaci¨®n.
El nuevo coliseo alberga una sala con 630 butacas y otra de reciente creaci¨®n, llamada Tirso de Molina, con capacidad para 100 personas.
El alcalde de Zalamea narra el drama que se vivi¨® en esa localidad pacense cuando en 1580 llega el ej¨¦rcito de Felipe II y el capit¨¢n ?lvaro de Ataide rapta y viola a la hija de su regidor, Pedro Crespo. Al conocido grito de ¡°Al rey la hacienda y la vida se le ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma y el alma solo es de Dios¡±, Crespo decide hacer justicia mientras el pueblo se alza en armas contra los soldados.
¡°Es una obra del pueblo, con la que Calder¨®n hace un pronunciamiento en defensa de esa gente que lucha por la justicia y la libertad, que denuncia los abusos de ese ej¨¦rcito, algo que siento plenamente de actualidad, ese abuso de los poderosos siempre con los m¨¢s d¨¦biles¡±, a?ade la directora del CNTC.
Pimenta ha buscado junto a ?lvaro Tato, autor de la adaptaci¨®n, una versi¨®n directa, contrastada, buscando la sensualidad y el dramatismo en los versos populares. ¡°Es dif¨ªcil encontrar un texto dram¨¢tico con escenas tan emocionantes y perfectas. El viaje de ida y vuelta de lo tr¨¢gico a lo c¨®mico parece una pirueta imposible¡±, se?ala la directora, quien descubri¨® con La vida es sue?o, el universo inquietante y espiritual de Calder¨®n.
Reflexi¨®n sobre la vida
Ante un gran mural de fondo, que recuerda a la pintura mat¨¦rica, con gravilla en el suelo y dos bancadas laterales de madera, Carmelo G¨®mez, el alcalde de Zalamea, se enzarza en una lucha de espadas que tiene mucho de elegante coreograf¨ªa.
Resuenan los golpes de las pisadas en la arena mientras el movimiento de las armas se va haciendo m¨¢s y m¨¢s lento y las figuras de los contendientes se reflejan en el mural como sombras. Es la primera vez que el actor se enfrenta a este personaje de Calder¨®n y lo hace con respeto y pasi¨®n, teniendo en la memoria al m¨ªtico Jes¨²s Puente.
Han sido casi tres meses de ensayos, en los que el int¨¦rprete leon¨¦s, quien asegura que abandona definitivamente el cine ¡ª¡°en el cine me han olvidado, no me siento querido; en el teatro me siento m¨¢s c¨®modo y libre porque puedo trabajar con todas las posibilidades de expresi¨®n a mi disposici¨®n¡±¡ª se ha encontrado con un hombre rural ¡ª¡°como yo¡±¡ª muy cercano a la tierra y con unos valores muy profundos.
¡°El texto de Calder¨®n es una gran reflexi¨®n sobre la vida, sobre el hombre y sus valores. Lo grandioso de esta mirada es que est¨¢ escrita en el siglo XVII. Me atrae esa ambig¨¹edad que destila la obra¡±, explica G¨®mez, que ha trabajado duramente en la b¨²squeda del comp¨¢s y de los acentos de unos versos que al ser tan conocidos, casi como una f¨¢bula, pueden llevar a perder la melod¨ªa. ¡°Calder¨®n impulsa un estudio del verso que obliga dar la forma, pero sin alejarse del fondo¡±, concluye.
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