Del ?lamo se impuso a la descastada corrida de Fuente Ymbro en Zaragoza
Manuel Escribano e Iv¨¢n Fandi?o tuvieron menos opciones y fallaron en la suerte suprema
El diestro salmantino Juan del ?lamo, que cort¨® sendas orejas a los toros de su lote, se impuso con su tens¨®n a la descastada y mala corrida de Fuente Ymbro lidiada en la feria del Pilar de Zaragoza.
Con dos tercios de entrada, se lidiaron seis toros de Fuente Ymbro, muy desiguales de volumen, alzada y defensas, y de juego descastado en su conjunto. Aunque alguno result¨® manejable, como el sexto, los dem¨¢s ofrecieron complicaciones por falta de raza o de fuerzas, incluso defendi¨¦ndose con genio.
Manuel Escribano: estocada trasera desprendida y dos descabellos (ovaci¨®n tras aviso); bajonazo enhebrado, pinchazo y estocada trasera (silencio tras aviso). Iv¨¢n Fandi?o: estocada muy trasera desprendida (silencio); dos pinchazos, media estocada chalequera y descabello (ovaci¨®n tras aviso), y Juan del ?lamo: estocada (oreja tras aviso); estocada delantera y descabello (oreja).
Probablemente, s¨®lo Juan del ?lamo cre¨ªa en las posibilidades de ¨¦xito de sus dos faenas cuando tom¨® la muleta y se fue al encuentro con cada uno de los toros de su lote. Pero la fe y el tes¨®n del torero salmantino consiguieron lo insospechado: llevar a un p¨²blico agradecido a su esfuerzo a que le premiara con una oreja de ambos descastados ejemplares.
Lo cierto es que los tres espadas de la terna hicieron largos esfuerzos con una, en conjunto, mala corrida de Fuente Ymbro, hasta el punto de que el festejo se extendi¨® a las dos horas y media de duraci¨®n y de que llegaron a sonar hasta cinco avisos, tanto por el largo metraje de los trabajos como por los numerosos fallos con la espada.
Pero no fue Del ?lamo quien fall¨®, ya que ¨¦l s¨ª que clav¨® la espada a la primera a los dos de su lote, en una ejecuci¨®n limpia y contundente del volapi¨¦ que contribuy¨® a la concesi¨®n de sendos trofeos, eso s¨ª, despu¨¦s de hacer valer su tes¨®n sobre las dificultades de los de Fuente Ymbro.
Porque hab¨ªa que tener mucha determinaci¨®n y una infinita fe en s¨ª mismo para insistir una y otra vez en hacer embestir a su primero, cuya ¨²nica respuesta al toreo fue soltar constantes y violentos cabezazos a la muleta, con m¨¢s fuerza en el cuello que en las nulas arrancadas.
Aguant¨® as¨ª docenas de derrotes el salmantino -alguno dirigido directamente hacia su pecho- sin volver la cara en ning¨²n momento y no cejando en su empe?o hasta que vio rodar al geniudo ejemplar tras el espadazo.
El sexto, en cambio, fue uno de los m¨¢s d¨®ciles de la corrida, pero no por ello muy lucido. Voluminoso y de poco celo, al menos este toro se dej¨® hacer en otro largo trabajo de Del ?lamo, que le sac¨® los naturales casi a pulso y pase¨® una trabajada segunda oreja, aunque sin que le diera derecho a la salida por la puerta grande.
Tambi¨¦n Manuel Escribano se demor¨® m¨¢s de la cuenta con el descastado toro que abri¨® plaza. Despu¨¦s de que ni uno ni otro se ajustaran en banderillas, el sevillano no exigi¨® al de Fuente Ymbro en la muleta, y le recet¨® docenas de pases despegados y lineales que, despu¨¦s de varios minutos de intrascendencia, no evitaron las ganas de huida del animal.
Mejor condici¨®n tuvo el cuarto, s¨®lo que a este le faltaron fuerzas y empuje para ir poco m¨¢s all¨¢ de los cites que le plante¨® Escribano en otra faena de desmedida duraci¨®n.
El lote de Iv¨¢n Fandi?o fue el de menos opciones de los tres, ya que el segundo fue un toro reserv¨®n, que se ech¨® afligido sobre la arena ante la insistencia del torero vasco. Y a¨²n peor result¨® el quinto, un ejemplar largo y con cuello que prometi¨® en los primeros tercios lo que no cumpli¨® en el ¨²ltimo, pues en vez de descolgar la cabeza gan¨® en sentido, se qued¨® corto y reba?¨® con m¨¢s peligro cuanto m¨¢s tozudamente insist¨ªa Fandi?o en sacar de donde no hab¨ªa.
Babelia
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