Tijeras enterradas en la arena
Oates genera una melod¨ªa misteriosa e introspectiva en la que reconoces la literatura
Joyce Carol Oates (Lockport, Nueva York, 1938) es una fuerza narradora casi sobrehumana, en cuanto a cantidad y calidad de sus obras. Es autora de m¨¢s de 50 novelas, 400 relatos breves, poemarios, textos de no ficci¨®n y de teatro. Su nivel de exigencia es siempre muy alto. Es dif¨ªcil encontrar objetos de saldo en la estanter¨ªa Oates. Con todo, uno de sus puntos d¨¦biles es, en ocasiones, digresiones no literarias, memoria externa irrelevante, algo que se ha ido acrecentado en sus ¨²ltimas novelas. Por ello, en una recopilaci¨®n de relatos como es M¨¢gico, sombr¨ªo, impenetrable, ese aspecto se diluye o no existe y la gran mayor¨ªa de estos 13 relatos ¡ªque la escritora fue publicando en revistas y suplementos literarios¡ª son excelentes brebajes servidos al punto para ser saboreados.
Oates es escritora de prosa clara y efectiva, pero no hay que confiarse en exceso. Con la mano izquierda hace acordes, pero con la derecha acaricia las teclas de un piano hasta dar con esas dos o tres notas que generan esa melod¨ªa misteriosa, introspectiva, que reconoces como tel¨²rica: el pellizco de la literatura. Caminas por sus textos sabiendo que en esa arena hay enterradas tijeras abiertas, y acabar¨¢s reconoci¨¦ndote en cortes y heridas. Hijos ingratos o malqueridos, padres eg¨®latras, parejas rotas, fealdad, aislamiento, celos, mezquindad y tambi¨¦n bondad alejada de focos, amores y muertes inesperadas, violentas, due?as de un sentido que nunca podremos desentra?ar. El territorio de Oates es el de aquellas cosas que decimos en voz baja para nosotros mismos o solo las pensamos avergonzados de sacarlas fuera y afrontarlas.
Los relatos de M¨¢gico, sombr¨ªo, impenetrable hablan de hospitales y enfermedades terminales, de parejas que se hacen compa?¨ªa para morir como dos amistosos desconocidos, odi¨¢ndose y queri¨¦ndose por igual. Pero al mismo tiempo, Oates sigue sabiendo captar y entender la furia adolescente, la vida nueva que mata a la vieja, como un jard¨ªn sin cuidar. Esa vitalidad, esa conexi¨®n con el presente en una autora casi octogenaria es otra de las sorprendentes bondades y vigencia de su literatura. Y aunque esta recopilaci¨®n no alcanza el nivel de Infiel ¡ªsi no el mejor, uno de sus mejores libros¡ª, pero leyendo uno y otro cuento de M¨¢gico te quedas con la sensaci¨®n de que Oates no puede escribir uno malo. A lo sumo, uno rutinario, pero en el que el oficio tapar¨¢ las goteras que la falta de talento puede haber dejado en el techo. Adem¨¢s de los temas emblem¨¢ticos: la muerte adolescente, la presencia de lo espiritual, el amargo enigma que descifras demasiado tarde, la violencia en el entorno dom¨¦stico, la perplejidad ante lo adulto, estos relatos tienen una serie de corrientes poderosas que los atraviesan de principio a fin. Como la idea y la figura del cazador ¡ªsexual, depredador, intelectual¡ª que persigue y acosa hasta la muerte a la v¨ªctima, sea ¨¦sta una hija no leg¨ªtima, una amante, un padre eg¨®latra o un poeta glorioso y anciano. O la justicia que desencadena la naturaleza m¨¢s all¨¢ de las leyes de los hombres, de sus planes, de su deseo absurdo de controlar el futuro, la posteridad o simplemente un d¨ªa de Acci¨®n de Gracias. Juega con la imagen del le¨®n viejo, exhausto, con el ¨ªmpetu sexual maltrecho, ante la figura de hijas e hijos, admiradoras, esposas y exesposas, como pat¨¦tica figura de un orden ya extinto. Y por ¨²ltimo, cercano al anterior, el tema de la figura del padre, del Dios del Antiguo Testamento ¡ªen la figura de un escritor reconocido, un padre insensible o el jefe de manada¡ª. Una figura carism¨¢tica y ritual que te imposibilita vivir sin su mirada, pero que cerca de ¨¦l te quitar¨¢ el aire para respirar, para ser t¨² mismo, equivocarte, perder el tiempo, divertirte o simplemente trabajar en el empleo que puedas conseguir.
M¨¢gico, sombr¨ªo, impenetrable. Joyce Carol Oates. Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis L¨®pez Mu?oz. Alfaguara. Barcelona, 2015. 438 p¨¢ginas. 19,90 euros
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