Frases

La metodolog¨ªa para buscarse la supervivencia en las esquinas de las calles es muy diversa, requiere ingenio y desesperaci¨®n. Y, de vez en cuando, en esos carteles suplicando ayuda de los que siempre la han necesitado y de aquellos a los que se les torci¨® (o les torcieron) la existencia pervive el humor negro o la higi¨¦nica irreverencia. Mi mendigo favorito era un se?or barbado, con pinta de antiguo bucanero, acompa?ado por un perrillo pintoresco. Su demanda ped¨ªa algo as¨ª (la cita no es literal, pero se aproxima): ¡°Pido ayuda para comprarme un Ferrari y un chalet en Marbella¡±. Eso es estilo, sentido del sarcasmo, militancia surrealista. Tambi¨¦n me dej¨® pasmado antes de que me asaltara la carcajada lo que me respondi¨® un mendigo despu¨¦s de darle unas monedas: ¡°Gracias, con esto ya tengo para mamarme¡±. Y por supuesto, tripliqu¨¦ mi donaci¨®n. Por sincero, por desgarrado, por si alg¨²n d¨ªa me machacara el s¨ªndrome de abstinencia y no poseyera ni unos euros para aliviarlo. La compasi¨®n y la risa pueden llegar a una ins¨®lita simbiosis en medio del desastre.

Y c¨®mo negar la sonrisa y el flipe ante el descubrimiento genial de Rajoy sobre la identidad de sus electores que solt¨® el otro d¨ªa en Bruselas. No habl¨® del crep¨²sculo de las ideolog¨ªas en nombre del pragmatismo ni de Espa?a, Una, Grande y Libre. Fue m¨¢s conceptual, pero igualmente grandioso: ¡°Cuando se vota al PP se sabe lo que se vota¡±. Y tal vez sepa lo que dice y los futuros votos legalicen su intuici¨®n o su certidumbre. Pero ser¨ªa indigesto comprobar que al personal solo le importe lo que cuentes, que tampoco es un tratado de sabidur¨ªa y de elocuencia sino un mantra fatigoso como vac¨ªo, con concesiones a la desverg¨¹enza, y no lo que hayas hecho y consentido.

M¨¢s frases antol¨®gicas. Dice Irene Lozano sobre su desembarco en el PSOE: ¡°Vengo a trabajar para conseguir un mejor pa¨ªs para nuestros hijos¡±. As¨ª, en general. Pues vale.