Rafaelillo, triunfador heroico y maltrecho tras dos cogidas en El Pilar
El torero murciano cort¨® una oreja y acab¨® con una costilla rota y una monumental paliza
El diestro murciano Rafaelillo cort¨® la ¨²nica oreja concedida en el sexto festejo de abono de la feria del Pilar de Zaragoza, en la que sufri¨® dos percances ante los toros de la divisa de Adolfo Mart¨ªn, con el resultado de una costilla fracturada.
Con dos tercios de entrada, se lidiaron toros de Adolfo Mart¨ªn, desiguales de cuajo y volumen, pero todos bajos y muy armados, en tipo de su encaste Albaserrada. Al conjunto le falt¨® un punto m¨¢s de br¨ªo y casta, dentro de un juego muy dispar, que fue desde la noble entrega del segundo a las dificultades de varios ejemplares.
Rafaelillo: dos pinchazos y estocada corta perpendicular (ovaci¨®n); media estocada tendida (oreja). Ricardo Torres: pinchazo y bajonazo (silencio); estocada (ovaci¨®n), y Paulita: estocada atravesada y descabello (silencio); pinchazo, estocada trasera y dos descabellos (ovaci¨®n tras aviso).
Rafaelillo fue atendido en la enfermer¨ªa de una fractura costal en el hemit¨®rax izquierdo y un varetazo en el muslo izquierdo, producidos por su primer toro, y de un hematoma en la regi¨®n pretibial derecha, ocasionado por su segundo.
De los tres toreros del cartel, Rafaelillo era el m¨¢s experto en las peculiaridades, siempre at¨ªpicas, del encaste Albaserrada que riega la sangre de los toros de Adolfo Mart¨ªn que esperaban en los chiqueros.
Su primero, bajo, largo cornipaso de pitones y un aut¨¦ntico ¡®t¨ªo¡¯, gazape¨® mucho en los primeros tercios, pero lleg¨® a la muleta con una dulce nobleza ante la que el murciano no tard¨® en relajarse, a pesar de que el animal perdi¨® br¨ªos y tarde¨® en sus arrancadas.
La faena transitaba por la v¨ªa de la calma hasta que, insospechadamente, en un descuido del torero, el toro se revolvi¨® en un pase de pecho y alcanz¨® a Rafaelillo hasta zarandearle violentamente. Y fue entonces cuando se transform¨® el panorama; pas¨® de la placidez al ardor guerrero, con el torero despojado de la chaquetilla, y transmiti¨® una tensi¨®n lidiadora que dur¨® justo hasta que volvi¨® a la barrera para cambiar la ayuda por el estoque de acero, con el que pinch¨®.
Despu¨¦s de salir de la enfermer¨ªa, de nuevo sin la chaquetilla, y con una fractura costal, Rafaelillo tuvo el gesto de fajarse a la ver¨®nica con el cuarto, un toro cornal¨®n al que, pese a su patente debilidad de ri?ones, le dieron hasta tres puyazos. Se qued¨® siempre corto el animal, aunque no tanto por su aparente sentido como por esa falta de fuerzas, pero el caso es que no pas¨® nunca m¨¢s all¨¢ de los muslos del torero en un trasteo casi siempre sobre las piernas.
Fue de nuevo en otro descuido, y por el pit¨®n derecho, el menos agradecido, cuando Rafaelillo sufri¨® otra segunda y fea voltereta de la que sali¨® maltrecho y desali?ado, pero que fue el detonante que llev¨® al tendido a solicitar para ¨¦l esa oreja que le compensara de tama?a paliza.
Algunos de los mejores muletazos de la tarde llevaron la firma del torero menos curtido del cartel, el zaragozano Ricardo Torres, quien, pese a su falta de experiencia, tuvo una actuaci¨®n m¨¢s que digna en su debut con esta divisa. Al mejor toro de la corrida, que fue el segundo, Torres le hizo una faena de creciente intensidad a medida que se confi¨® con la lenta y casi dormida nobleza del animal, que descolg¨® los pitones con temple, casi al paso.
Cuando acert¨® a esperarle con la tela, Torres le sac¨® dos buenas tandas de naturales, de buen aire, pero sin que llegara luego a redondear el trasteo por su falta de experiencia y por su fea manera de matarlo.
Tambi¨¦n, como su primero, fue cinque?o el quinto, un ejemplar cornal¨®n, cornivuelto y cornipaso con el que naufrag¨® su cuadrilla, pero ante el que Torres resolvi¨® por encima de su falta de celo.
Paulita, el otro aragon¨¦s del cartel, estuvo inseguro y movido con el tercero, que no pareci¨® dar motivos para tanta desconfianza, mientras que, con tanta voluntad como crispaci¨®n, abund¨® en medios pases con el sexto, muy serio pero de escaso fondo.
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