Una playa sin etiquetas
Antonio Ruz estrena 'Beautiful Beach' en la que se plantea si las vacaciones son realmente ese momento de desconexi¨®n idealizado
Cuando el oto?o ya ha entrado de lleno y la playa y el verano son un lejano e id¨ªlico recuerdo, Antonio Ruz estrena Beautiful Beach en LaZonaKubik y se plantea: ¡°?Es la playa un para¨ªso?¡±. Ruz, bailar¨ªn, core¨®grafo y creador de esta pieza, no quiere etiquetarla en una de las catagor¨ªas de las artes esc¨¦nicas. Es danza porque hay baile, es teatro porque hay texto e interpretaci¨®n, es un concierto porque hay m¨²sica en directo. Los bailarines act¨²an, los m¨²sicos bailan y los actores cantan hasta en esperanto. Una met¨¢fora de que, como este idioma, la mezcla de diferentes elementos conforman un todo con sentido.
Si hay que encuadrar Beautiful Beach en una disciplina podr¨ªa encajar, incluso, en las artes pl¨¢sticas. Es una pintura, un lienzo gris que se va llenando paulatinamente de pinceladas de color, aparecen despacio, de manera casi imperceptible e inexplicable para el p¨²blico pero que acaba teniendo un ritmo, una l¨®gica y una l¨ªnea argumental. Consigue esta transici¨®n a trav¨¦s de muy pocos elementos: la constante presencia de la m¨²sica, una mesa que se transforma en barco y en silla de socorrista, unas palas playeras, un malet¨ªn, un radiocasete, unas pelotas, la luz, los actores, que en ocasiones act¨²an como objetos trasladados por el escenario. Y, sobre todo, a trav¨¦s de la confianza que se genera con los espectadores, ya que la atm¨®sfera que se crea hace que el p¨²blico se tense y se relaje a la par que los cuerpos de los bailarines, y estos les hacen part¨ªcipes con sus miradas y sonrisas c¨®mplices. Ruz estrena con una ventaja, ya ha testado la pieza con p¨²blico, ya ha visto sus reacciones y las ha escuchado. En septiembre, antes de darle la pincelada final, Beatutiful Beach se represent¨® con espectadores a los que se invitaba a dar su opini¨®n al final de la funci¨®n. El elenco tambi¨¦n mantendr¨¢ una charla con los asistentes los dos pr¨®ximos s¨¢bados al acabar el espect¨¢culo.
Un, dos, tres... Un, dos, tres... comienza marcando el ritmo la t¨ªpica voz mon¨®tona de cinta de relajaci¨®n. El germen de Beautiful Beach fue un CD que Ruz encontr¨® en una habitaci¨®n de hotel hace 10 a?os con una m¨²sica y una voz cuya pretensi¨®n era conseguir la tranquilidad de los clientes y que con Ruz no lo logr¨®. A partir de esta idea trabaja: ?es la playa sin¨®nimo de libertad, de desconexi¨®n?, o, por el contrario, ?es otro lugar en el que los movimientos est¨¢n marcados y en el que parece obligatorio disfrutar? La rutina playera, como la laboral es repetitiva y al final siempre se acaba haciendo lo mismo: los mismos juegos, el caminar sobre los pasos del anterior para que la arena queme menos, las mismas coreograf¨ªas absurdas de canciones veraniegas, una felicidad impuesta. Tambi¨¦n puede ser un lugar muy estresante.
Ruz muestra esta reflexi¨®n a trav¨¦s de un lenguaje fundamentalmente corporal -a veces bello, a veces desasosegante-. El peso de su formaci¨®n -bailar¨ªn y core¨®grafo- y que predomine la danza ha llevado a Beautiful Beach a ser la ¨²nica pieza de las cuatro creadas en los laboratorios de la LaZonaKubik que no se estrena en el Centro Dram¨¢tico Nacional. Ruz sabe, lo vive cada d¨ªa, que la danza es la peor tratada de las artes esc¨¦nicas, pero a¨²n as¨ª se muestra satisfecho de tener ocho funciones en Madrid, de jueves a domingo esta y la pr¨®xima semana y prev¨¦ buenas espectativas. Tiene que haberlas trata un tema totalmente reconocible al que le da toques de humor en un lenguaje universal, sin mediar casi palabras y con un rasgo de libertad en tiempos en los que todo se tiene que clasificar y etiquetar, aqu¨ª no se puede.
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