No hay dudas con Calder¨®n
Carmelo G¨®mez y Joaqu¨ªn Notario componen una formidable pareja de clowns filos¨®ficos en 'El alcalde de Zalamea'
Ech¨¢bamos de menos las dimensiones del escenario de la Comedia, harto m¨¢s holgado que el del Pav¨®n. Aunque no es el corral que nuestros cl¨¢sicos auriseculares siguen pidiendo a voces y que languidece en la calle del Marqu¨¦s de Riscal (el antiguo front¨®n Beti Jai), en espera de que llegue al Ministerio de Cultura un alto cargo que, como Jos¨¦ Manuel Garrido y Tom¨¢s Marco en sus ¨¦pocas respectivas, sea algo m¨¢s que un gestor y tenga la voluntad y el arrojo de dotar a la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico de ese escenario con car¨¢cter y sabor de ¨¦poca, equivalente al que tienen sus hom¨®logas brit¨¢nicas y francesa, donde pueda sumergirse al p¨²blico de hoy en una experiencia similar a la que viv¨ªa el del Siglo de Oro. Ahora que la Compa?¨ªa se acerca a su treinta cumplea?os, hora es de cumplir el deseo de Adolfo Marsillach de tener otra sede, m¨¢s apropiada, que se sumar¨ªa a la Comedia: tambi¨¦n la Royal Shakespeare y la Com¨¨die-Fran?aise tienen m¨¢s de una, que son rentables desde el punto de vista cultural, patrimonial y tur¨ªstico.
El alcalde de Zalamea, montaje insuperable de Jos¨¦ Luis Alonso Ma?¨¦s, fue el espect¨¢culo faro de la ¨¦poca de Marsillach al frente de la CNTC. La reapertura con este t¨ªtulo del teatro que el Ministerio de Cultura compr¨® en 1999, simboliza el deseo de los responsables actuales de la Compa?¨ªa de comenzar el nuevo ciclo conectados con lo mejor de su pasado.
El alcalde de Zalamea
Autor: Calder¨®n. Int¨¦rpretes: Carmelo G¨®mez, Nuria Gallardo, Joaqu¨ªn Notario¡ Direcci¨®n: Helena Pimenta. Madrid. Teatro de la Comedia, hasta el 20 de diciembre
El tema de la obra es la nobleza de alma, puesta a prueba, y el detonante del conflicto, una violaci¨®n: Le viol puni (La violaci¨®n castigada), tradujo Linguet su versi¨®n francesa, a la que sigui¨® otra de Collot d'Herbois, estrenada tras la toma de La Bastilla, en la que Pedro Crespo se pon¨ªa al frente de los labradores al grito de: ¡°Avancez, citoyens!¡±. La obra es revolucionaria, porque Calder¨®n distingue entre el derecho moral y la ley del Estado, y para impartir justicia, el alcalde debe saltarse la legislaci¨®n.
El montaje de Helena Pimenta, envuelto en una luz c¨¢lida de G¨®mez Cornejo, que evoca la que hizo para el montaje de Alonso Ma?¨¦s, y apoyado en una escenograf¨ªa de Max Glaenzel, inspirada en la desnudez de los corrales de comedias, tiene el vigor y el empaque caracter¨ªsticos de los que viene presentando con la CNTC. En los papeles de don Lope y de Pedro Crespo, a quien Carmelo G¨®mez transmite entereza (y la serenidad de un crep¨²sculo en el p¨¢ramo castellano), este y Joaqu¨ªn Notario componen una formidable pareja de clowns filos¨®ficos, caminando sobre el alambre que enlaza la tragedia con la comedia.
El contraste entre la nobleza que transmite Rafael Castej¨®n (Juan) y la baja condici¨®n moral del Capit¨¢n de Jes¨²s Noguero es demasiado evidente desde el principio: resultar¨ªa m¨¢s interesante que este fuese m¨¢s sibilino. Nuria Gallardo resuelve lo que le echen: incluso este papel de doncella, con el que deber¨ªa de haber sido agraciada hace tres d¨¦cadas: ojala que los que ahora le vendr¨ªan como un guante se los den ya. Muy bien resueltas, las canciones que los propios actores entonan en el curso de la acci¨®n. El resto de la m¨²sica est¨¢ fuera de ¨¦poca, tiene una textura inapropiada, ilustra donde no hace falta o todo ello a la vez. Pegas aparte, el montaje se impone desde el principio, aunque luego se vaya frenando
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