Viaje a la intimidad de Garc¨ªa M¨¢rquez
La Universidad de Texas ense?a por vez primera el archivo del escritor. Re¨²ne fotograf¨ªas, correcciones de su pu?o, grabaciones y versiones de su novela in¨¦dita ¡®En agosto nos vemos¡¯
En la biblioteca de su casa de Ciudad de M¨¦xico, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (1927-2014) ten¨ªa una copia de su novela El amor en los tiempos del c¨®lera en la edici¨®n de Oveja Negra de 1985, la misma que poseen cientos de miles de personas. El ejemplar personal del autor se pod¨ªa ver ayer en la Universidad de Texas abierto por la p¨¢gina 221. Quiz¨¢ nadie m¨¢s haya reparado, pero Garc¨ªa M¨¢rquez se dio cuenta de que en esa p¨¢gina se repite cuatro veces en el mismo p¨¢rrafo la palabra ¡°novedades¡±. Una vez resaltadas con l¨¢piz, lo cierto es que hacen mal efecto, como en cualquier texto. Seg¨²n sus anotaciones, si hubiera podido habr¨ªa cambiado la segunda por ¡°primicias¡± y la tercera por ¡°obras¡± para evitar la repetici¨®n.
Acompa?ar a Garc¨ªa M¨¢rquez releyendo su obra supone solo un detalle del acceso privilegiado que investigadores y aficionados de todo el mundo tienen desde ayer al mundo del autor. El archivo personal del Nobel colombiano fue adquirido a finales de 2014 por el Harry Ransom Center (HRC) de humanidades de la Universidad de Texas en Austin. Lleg¨® a la capital tejana a mediados de diciembre. Ahora, est¨¢ archivado en 78 cajas de documentos, 43 ¨¢lbumes de fotos y 22 cuadernos de recortes y notas, parcialmente digitalizado y abierto para consulta. ¡°Este es el lugar donde las letras de Garc¨ªa M¨¢rquez han venido a descansar¡±, dijo el director del centro, Stephen Ennis, en la presentaci¨®n de una de las colecciones de papeles privados m¨¢s esperadas en Latinoam¨¦rica.
Se trata del material que el Nobel guardaba en su casa. Literalmente, sus cajones vaciados online. Daniela Lozano, la archivista que ha supervisado la catalogaci¨®n, destaca que las fotograf¨ªas resultan especialmente reveladoras del mundo del autor. ¡°Las fotos con Fidel Castro son muy especiales¡±, asegura Lozano a EL PA?S. ¡°Fidel aparece muy relajado¡±. Todos los derechos de publicaci¨®n siguen perteneciendo a la familia Garc¨ªa M¨¢rquez, por lo que hay materiales como esas im¨¢genes o las versiones de la novela in¨¦dita En agosto nos vemos que no se han digitalizado y solo se pueden consultar en Austin.
El centro Harry Ransom es un pante¨®n de las artes. Aqu¨ª se guardan colecciones privadas de documentos de autores como James Joyce, David Mamet, Arthur Miller, J. M. Coetzee o William Faulkner. Adem¨¢s, alberga material personal del actor Robert de Niro, una incre¨ªble colecci¨®n del productor de cine David O¡¯Selznick o las libretas de reportero en las que los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein tomaron las notas para sus informaciones del caso Watergate.
Tras medio siglo de adquisiciones, el HRC apost¨® fuerte el a?o pasado por la literatura latinoamericana cuando surgi¨® la oportunidad de adquirir el legado de Garc¨ªa M¨¢rquez. Su familia contact¨® con el centro con Garc¨ªa M¨¢rquez a¨²n vivo. La compra se cerr¨® en 2,2 millones de d¨®lares (1,94 millones de euros). Latinoam¨¦rica supone una prioridad para la Universidad de Texas en Austin y la compra del archivo le sirve de plataforma para consolidarse como referencia estadounidense en este campo.
El archivo ha impulsado al HRC a completar la colecci¨®n con dos compras m¨¢s, por el momento: una copia mecanografiada y corregida de El coronel no tiene quien le escriba y, sobre todo, 48 cartas que Gabo escribi¨® a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza en los a?os sesenta que arrojan luz sobre los pensamientos m¨¢s ¨ªntimos de Garc¨ªa M¨¢rquez en el periodo de su producci¨®n del que existen menos textos guardados.
Proceso creativo
C¨¦sar Salgado, profesor de espa?ol y portugu¨¦s de la universidad tejana que ha asesorado sobre Garc¨ªa M¨¢rquez al HRC, destaca que el material revela la evoluci¨®n de un escritor desde que pasaba hambre en un cuchitril de Par¨ªs hasta que se convirti¨® en una estrella mundial. De sus primeros trabajos apenas queda nada. Es a partir de El oto?o del patriarca (1975) cuando empieza a guardar borradores y correcciones. ¡°Hay un momento en el que sabe que va a ser un escritor consagrado y cambia la forma en que guarda papeles¡±, explica Salgado.
El material se vuelve ingobernable cuando Gabo empieza a utilizar el ordenador ¡ªla colecci¨®n incluye tres computadores suyos¡ª. Escribe, imprime y corrige a mano, explica el investigador Jos¨¦ Montelongo, profesor de literatura del Instituto Teresa Lozano de Estudios Latinoamericanos de la citada universidad. Hay hasta nueve versiones de En agosto nos vemos, la novela no publicada que segu¨ªa corrigiendo en sus ¨²ltimos meses.
¡°El objetivo del archivo entero es darnos acceso a la falibilidad del autor, sus arrepentimientos, sus correcciones, los caminos que descart¨®, el proceso creativo¡±, destaca Montelongo, quien estuvo en la casa de Garc¨ªa M¨¢rquez para evaluar el archivo antes de su compra. Miles de detalles privados del Nobel esperan a los estudiosos para descubrir c¨®mo funcionaba su cabeza cuando ten¨ªa delante una p¨¢gina en blanco, en algunos casos l¨ªnea por l¨ªnea. Como dice Montelongo, ¡°la investigaci¨®n empieza ahora¡±.
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