Chipperfield: ¡°Hoy se construyen edificios que son dep¨®sitos de dinero¡±
El arquitecto, que ampl¨ªa el Metropolitan de Nueva York, es un defensor de la permanencia en tiempos de turbulencias
Angela Merkel present¨® a David Chip?perfield (Londres, 1953) a su colega David Cameron como ¡°el mejor de los arquitectos alemanes¡±. Y es que el autor de la Ciudad de la Justicia de Barcelona es una rara avis entre los proyectistas brit¨¢nicos, como Norman Foster o Richard Rogers, para los que trabaj¨®. Chipperfield es un arquitecto reposado en tiempos de prisas. Su vocaci¨®n de permanencia le ha llevado a levantar inmuebles s¨®lidos ¡ªen ¨¦poca de revestimientos¡ª y a ampliar algunos de los mejores museos del mundo, como el Neues Museum de Berl¨ªn, por el que gan¨® el Premio Mies van der Rohe. Con encargos por medio mundo y un reconocimiento sin fisuras, ha inaugurado en Madrid una muestra en el Museo ICO que lo resume como un cl¨¢sico.
PREGUNTA. ?Se ve fuera del tiempo?
RESPUESTA. La arquitectura debe responder a su tiempo y aspirar a la permanencia.
P. ?No le ha tentado la investigaci¨®n formal?
R. La innovaci¨®n t¨¦cnica y formal son fundamentales. Incluso haciendo edificios que buscan la solidez es imposible construir como hace 200 a?os.
P. ?C¨®mo consiguen sus proyectos ese aire atemporal?
R. La sustancia es la dimensi¨®n no hablada de la arquitectura. La construcci¨®n est¨¢ atrapada en el mundo comercial, en el que nadie est¨¢ dispuesto a arriesgar. No interesa nada que no sea predecible. Nos hemos convertido en revestidores. La arquitectura hoy est¨¢ hecha de superficies. Nosotros buscamos preservar la manera de construir sin revestir. No es f¨¢cil. Es nadar contra corriente.
P. ?No tienen algunos arquitectos la culpa de dise?ar lo que no sabr¨ªan construir?
R. Preg¨²nteles a ellos. Nosotros jam¨¢s dise?amos nada que no seamos capaces de construir. Esa es la clave de nuestra arquitectura.
P. ?Que sus edificios est¨¦n tan esmeradamente acabados convierte su arquitectura en elitista?
R. Insisto, no dise?amos lo que no sabemos construir. Puede parecer l¨®gico, pero veo a gente dibujando edificios que yo nunca podr¨ªa hacer. No es que no pudiera imaginar esas formas, es que no podr¨ªa construirlas. Por eso he limitado mi ambici¨®n en lugar de no limitar mi imaginaci¨®n. La ambici¨®n reducida es la manera de asegurar la calidad.
"Muchas construcciones no se levantan para ser habitados, sino para que su valor aumente"
P. Sus edificios apelan m¨¢s al tacto que a la vista.
R. Lo que me hace sentir bien en otros edificios son las cualidades f¨ªsicas de la arquitectura. Si eso se debe a que comenc¨¦ trabajando en Jap¨®n o a que me cri¨¦ en una granja al norte de Inglaterra es anecd¨®tico.
P. Cuando comenz¨®, en plena efervescencia del estilo high tech, ante Foster, Rogers o Piano ya defend¨ªa una arquitectura de la sustancia. A ellos les interesaban las m¨¢quinas y a usted la tierra.
R. S¨ª, prefiero excavar que aterrizar. Pero fue una elecci¨®n generacional. Me form¨¦ en los setenta, cuando el inter¨¦s por la historia hab¨ªa regresado. Viv¨ªamos una crisis econ¨®mica. Hab¨ªa poco trabajo y, consecuentemente, mucho di¨¢logo. Eso dio lugar a teor¨ªas que reconsideraban la relaci¨®n entre la ciudad y la sociedad.
P. ?Se puede exprimir la cualidad f¨ªsica de la arquitectura con materiales industriales?
R. No es f¨¢cil, pero s¨ª posible. Estamos restaurando la Galer¨ªa Nacional que Mies van der Rohe construy¨® en Berl¨ªn. La hizo con elementos industriales; sin embargo, hay un cuidado por esas piezas que les confiere sustancia. Eso la hace monumental.
P. Mies fue su h¨¦roe. Es m¨¢s miesiano que lecorbuseriano.
R. Innegablemente. Soy un seducido absoluto por la calidad ut¨®pica de Mies van der Rohe.
P. Aprovech¨® su comisariado de la Bienal de Venecia para investigar el Common Ground, la parte p¨²blica de las ciudades. ?C¨®mo puede un edificio no aislarse y contribuir a la ciudad?
R. La investigaci¨®n part¨ªa de reconocer una carencia: el di¨¢logo entre los arquitectos y la sociedad est¨¢ herido. En parte porque lo que interesa de nosotros es lo ¨²ltimo que hizo Zaha o lo pr¨®ximo que har¨¢ Foster. La controversia es lo que hace que la arquitectura llegue a los peri¨®dicos, no las ideas.
P. Un periodista debe estar atento a la controversia.
R. Pero no puede inventarla. En Estocolmo construyo el Nobel Center. Debatimos y creemos que ese di¨¢logo mejorar¨¢ el proyecto. Pero desde el punto de vista period¨ªstico eso es una controversia.
P. ?C¨®mo lo llamar¨ªa usted?
R. Si preguntan a la gente qu¨¦ chocolates prefieren, algunos dir¨¢n que los naranjas y otros los verdes. Nadie va a pensar que por eso hay controversia. Dialogar es sano. ?Por qu¨¦ si hay diversas opiniones entendemos que hay pol¨¦mica y no riqueza o libertad? La prensa recurre a la pol¨¦mica para convertir la informaci¨®n en entretenimiento, sin intenci¨®n de iluminar o dar ideas. La profesi¨®n tampoco se toma en serio la necesidad de dar explicaciones.
P. ?Se desprecia la voz de los ciudadanos al juzgar los edificios?
R. La opini¨®n de los ciudadanos es clave. Pero un edificio no puede ser una democracia en la que se plantee cada paso.
P. ?C¨®mo se escucha entonces?
R. Teniendo voz propia. No es f¨¢cil, tenemos delante la voz del cliente, y detr¨¢s, la del usuario diciendo cosas opuestas. En Londres no es que la gente no tenga voz, es que los arquitectos la hemos perdido.
P. Pero son arquitectos los que firman los nuevos edificios.
R. S¨ª, pero la forma del mundo ya no la deciden ni los urbanistas ni los arquitectos, es el beneficio comercial quien manda. Hoy se construyen edificios que son dep¨®sitos de dinero: dinero internacional que busca un lugar donde asentarse.
P. ?D¨®nde queda la identidad de los lugares?
R. En palabrer¨ªa. Muchos edificios no se construyen para habitarlos, sino para que su valor aumente. Vivimos un momento t¨®xico y las ciudades no est¨¢n reaccionando a esa globalizaci¨®n porque trae dinero y empleo.
P. No es optimista.
"Tener el Pritzker no me quita el sue?o. Ahora disfruto de que no sea f¨¢cil clasificarme"
R. En absoluto. Tengo una casa en Corrubedo, pero no me enga?o: Galicia ser¨ªa la Costa del Sol si estuvieran dispuestos a comprarla para hacer lo mismo. Lo vemos horroroso, pero los due?os lo vender¨ªan, los pol¨ªticos lo permitir¨ªan y los arquitectos lo dibujar¨ªan.
P. Ha recibido el Premio Imperiale, el Mies van der Rohe, el Tessenow, pero el Pritzker se le resiste.
R. Tener el Pritzker no me quita el sue?o. La vida me ha dado m¨¢s de lo que nunca imagin¨¦. Ahora disfruto de que no sea f¨¢cil clasificarme. Eso hace que los arquitectos mexicanos consideren mi museo Jumex un edificio mexicano y est¨¦n orgullosos de ¨¦l. Me dicen que he demostrado que se puede hacer buena arquitectura con los medios que sea.
P. Lamentablemente, ese no ha sido siempre el caso en Espa?a. Su inmueble Veles y Vents de Valencia se cae a trozos.
R. Se hizo en un momento dif¨ªcil. La arquitectura se utiliz¨® all¨ª para construir una marca.
P. Usted jug¨® a ese juego.
R. Es el edificio m¨¢s extravagante que hemos hecho, el m¨¢s gestual. Pero estaba all¨ª, junto al mar, y necesitaba m¨¢s energ¨ªa que los edificios inscritos en la ciudad. Nunca supimos lo que pasar¨ªa con ¨¦l, lo ¨ªbamos dise?ando mientras lo constru¨ªamos, el objetivo no era el futuro, sino la inauguraci¨®n.
P. ?Se arrepiente de haber trabajado as¨ª?
R. No. No somos adivinos. Como arquitecto, es importante mantener la inocencia y el optimismo; aunque al envejecer te hagas m¨¢s cauto, debes mantener el optimismo si quieres construir.
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