Ribas y Hofmann: historia de un m¨¦todo literario suicida y valiente
El d¨²o hispano alem¨¢n escribe novelas polic¨ªacas a cuatro manos y en los dos idiomas, en un continuo intercambio en busca de los l¨ªmites del lenguaje
Esta es la historia de una obsesi¨®n biling¨¹e por el lenguaje, por los silencios, por las aristas de lo narrado. La historia de Rosa Ribas y Sabine Hofmann, de tres novelas escritas a cuatro manos, en dos idiomas, en mil batallas. A trav¨¦s de Don de lenguas y El gran fr¨ªo, esta pareja hispano alemana ha logrado algo poco habitual: contar la historia de la sociedad del primer franquismo a trav¨¦s de los personajes de sus novelas policiacas. Pero lo han hecho con un m¨¦todo casi suicida, de intercambio de textos, peleas, definiciones, luchas y b¨²squeda del consenso.
Parad¨®jicamente, Hofmann gesticula con las manos y asiente, fuerza latina en su expresi¨®n, mientras que Ribas, muchos a?os ya viviendo en Alemania, organiza el discurso y establece las fronteras en un tono m¨¢s sobrio. No ser¨¢ el ¨²nico cambio de papeles durante la conversaci¨®n. La entrevista se celebra en un bar de barrio, en una mesa cubierta por un pl¨¢stico ra¨ªdo y sucio, antes de que den una charla sobre literatura alemana en Getafe Negro. Unas veces, responde Rosa y asiente Sabine; otras, no y al rev¨¦s, como si estuvieran continuamente edit¨¢ndose.
Claro que hay peleas. Sin esas peleas no habr¨ªa tercera idea.? Cuando se planifica es m¨¢s f¨¢cil pero cuando se escribe llegan las broncas
Nebrija y una compa?era que se iba de la universidad de Fr¨¢ncfort donde ambas estudiaban tienen la culpa de todo. Para homenajearla, escribieron el primer texto a cuatro manos y en dos idiomas, una novelita, o relato depende quien lo cuente, con una teor¨ªa conspirativa sobre la monarqu¨ªa de fondo. Historia, lengua y literatura, escrita de noche y en una biblioteca, sin imaginar quiz¨¢s lo que estaba por venir.
El m¨¦todo, explicado a dos voces, queda as¨ª: ¡°En Don de lenguas nos repartimos los cap¨ªtulos y los personajes. Un cap¨ªtulo estaba en espa?ol y el siguiente en alem¨¢n, dependiendo de qui¨¦n lo escribiese. No ¨¦ramos como Maj Sjowall y Per Wahloo que se repart¨ªan cap¨ªtulos pares e impares. Luego nos traducimos la una a la otra¡± cuenta Ribas antes de que la interrumpa Hofmann: ¡°Y ah¨ª es donde te das cuenta de cosas¡±. ¡°?Oh!, S¨ª, s¨ª¡± a?ade Ribas. ¡°Nadie lee como el traductor, pero en nuestro caso es m¨¢s interesante porque no traduc¨ªamos por obligaci¨®n y en el proceso de traducci¨®n quit¨¢bamos cosas que nos d¨¢bamos cuenta de que sobraban¡±.
Las disputas y el consenso
No se preocupen, no es una aburrrida historia id¨ªlica, ni rosa, hay disputas y diferencias. Aunque es la ¨²nica vez que dudan, responden. Ribas vuelve a tomar el liderazgo: ¡°Claro que hay peleas. Sin esas peleas no habr¨ªa tercera idea. Cuando escribes algo y te lo devuelven lleno de anotaciones es duro. Cuando se planifica es m¨¢s f¨¢cil , pero cuando se escribe llegan las broncas ¡±.
El m¨¦todo funcionaba, pero ha ido cambiando. Paradojas hispano germanas. Para la tercera novela, a¨²n por terminar, es Rosa Ribas la que escribe y Sabine Hofmann la que edita. ¡°Afortunadamente no trabajamos en la misma habitaci¨®n. Estamos separadas por 80 kil¨®metros¡±, bromea la parte alemana.
No describan, cuenten
Partidarias por la v¨ªa de los hechos del canon Elmore Leonard (resumido en dos grandes sentencias: no describas ni paisajes ni personajes y elimina todo lo que no te leer¨ªas) el d¨²o consigue reflejar la dureza de aquellos a?os, la miseria, la beater¨ªa, la represi¨®n, la posici¨®n lamentable de la mujer a trav¨¦s de los personajes, con sus silencios, con sus miradas al suelo, con sus peque?os detalles. Dos de las protagonistas, Ana Mart¨ª, periodista que intenta abrirse sitio en la Barcelona de los inicios de los 50, y su prima Beatriz, culta y avanzada, son dos rostros de una misma condici¨®n: mujeres fuertes pero de su tiempo, que viven y trabajan con el lenguaje, ¡°mujeres de la palabra en la ¨¦poca del gran silencio¡± como las define Ribas. La obsesi¨®n por el lenguaje de estas dos fil¨®logas vuelve. ¡°Buscamos definir a cada personaje por c¨®mo habla. Al poder, por su lenguaje ampuloso, por la censura. En alem¨¢n Don de lenguas se llam¨® algo as¨ª como Los susurros de la ciudad precisamente por eso¡±, cuenta Ribas.
Buscamos definir a cada personaje por c¨®mo habla. Al poder, por su lenguaje ampuloso, por la censura
El historicismo, el p¨¢rrafo ¡°esto te lo lees porque me ha costado documentarme¡± queda descartado. ¡°Lo ten¨ªamos claro desde el principio. Odiamos el didactismo y el historicismo¡±, responden Ribas mientras Sabine asiente en alem¨¢n. Los personajes evolucionan seg¨²n se desarrolla la trama. En la estructura, sin embargo, el orden manda: ¡°Tenemos muy claro d¨®nde vamos desde el principio. Por eso la novela polic¨ªaca, con sus reglas, sus c¨®digos y su coherencia nos viene bien¡±, explican intercalando frases, el equipo funcionando a la perfecci¨®n.
?Una novela a la inversa, en Alemania, contando los tambi¨¦n dur¨ªsimos a?os posteriores a la II Guerra Mundial? No parece la idea. El plan estaba fijado desde el principio. Tres novelas y cierre.¡°Ten¨ªamos un objetivo y lo hemos cumplido¡±, se?alan. ¡°Pero todav¨ªa tenemos que terminar la tercera¡±, precisa Ribas. Un nuevo periplo por los l¨ªmites del lenguaje y el silencio, una disputa en busca de la verdad y de la literatura.
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