Garc¨ªa Lorca: ?a la tercera va la vencida?
Tras las infructuosas campa?as de 2009 y 2014, un equipo de arque¨®logos y expertos est¨¢ a punto de excavar entre V¨ªznar y Alfacar en busca de los restos del escritor
Al llegar al paraje, uno recuerda el Poema de la Sole¨¢: "Tierra seca, tierra quieta de noches inmensas". Si hubo un genio que supo entretejer en vida un inquietante juego de premoniciones, ese fue Federico Garc¨ªa Lorca. Sobre la tierra seca de lo que es hoy el pol¨ªgono n¨²mero 9 de Alfacar, en la finca inscrita en el registro de la propiedad n¨²mero 5 de Granada, con el n¨²mero 1833, libro 44, folio 97, encima de un medio vertedero yermo de hojarasca, hierbajos y pedregal, ah¨ª justo, en un radio de 160 metros cuadrados, podr¨ªa encontrarse el cad¨¢ver del poeta. Lo dicen Miguel Caballero y Javier Navarro, responsables del equipo de investigaci¨®n que quiere descubrir el lugar exacto de su muerte y que est¨¢ a punto de acometer una nueva fase de excavaciones en busca del autor de Poeta en Nueva York, enterrado junto a quienes fueron ejecutados con ¨¦l en la noche del 17 de agosto de 1936.
A expensas de un visto bueno meramente jur¨ªdico por parte de la Junta de Andaluc¨ªa, otro escuadr¨®n formado por historiadores, arque¨®logos, ge¨®logos y forenses procedentes de varias universidades de Espa?a, Argentina y Reino Unido, espera paciente su turno para excavar. Ser¨¢ el tercer intento. Dos fallidos lo preceden.
El primero, basado en la legendaria investigaci¨®n de Ian Gibson, se produjo en 2009 y no dio resultado en el paradero exacto, junto al olivo donde hoy abre la puerta un parque conmemorativo. El segundo fue en 2014, corri¨® a cargo del mismo equipo actual y se qued¨® a un palmo del lugar ahora previsto para empezar a cavar.
Voluntad pol¨ªtica
La culpa fue del fr¨ªo. Lleg¨® el invierno y la pala excavadora que necesitaban para seguir rastreando el terreno tuvo que ser utilizada para quitar nieve de las carreteras. Cosas de Berlanga¡ O de una falta de voluntad pol¨ªtica que hoy parece ir cambiando entre las autoridades locales y regionales, m¨¢s proclives a la b¨²squeda. Y de la financiaci¨®n, hoy garantizada gracias a donantes privados, an¨®nimos algunos y con nombre, apellido y direcci¨®n otros, a trav¨¦s de un crowdfunding que ha dado la vuelta al mundo. A ello se suma el monto no gastado de la partida de 16.500 euros que la Junta de Andaluc¨ªa aport¨® en 2014.
En este nuevo intento, Miguel Caballero y el director de la excavaci¨®n, Javier Navarro Chueca, esperan acertar: "Si est¨¢n ah¨ª, los encontraremos", asegura el segundo. "Hemos avanzado en el conocimiento del terreno, con un trabajo cient¨ªfico que ha ido descartando lugares". Deben hallar alteraciones que conduzcan a pozos de agua que fueron utilizados para las fosas. Eso implica un movimiento del terreno que ha sido, en principio, detectado por los georradares en tres zonas diferentes sobre un espacio de 160 metros cuadrados.
Sus pesquisas y conclusiones se basan en versiones bastante distintas a las de Ian Gibson. "Tomamos como referencia el trabajo del investigador granadino Eduardo Molina Fajardo, publicado p¨®stumamente en 1983", sostienen. Ese trabajo se titula Los ¨²ltimos d¨ªas de Garc¨ªa Lorca y, al tratarse de un falangista, da importancia a los testimonios de quienes estuvieron relacionados con el crimen. Se trata de una obra que intenta exculpar a los suyos, pero que guarda interesantes referencias respecto a datos y lugares concretos por parte de testigos directamente involucrados. "Dulcifica alg¨²n testimonio como el del capit¨¢n Nestares, jefe militar de la zona de V¨ªznar aquellos meses y amigo de Molina Fajardo", comenta Miguel Caballero.
El hijo del capit¨¢n Nestares, Fernando, tambi¨¦n militar retirado con rango de general, certifica ahora la pertinencia de la nueva investigaci¨®n. Este hombre, amigo de los archivos y la historia, fue conducido por algunos de quienes dice que se encargaron del crimen al lugar exacto de los hechos. "Eran tres", asegura el general Nestares en el archivo de la Diputaci¨®n Provincial de Granada. La mitad del escuadr¨®n, seg¨²n algunas fuentes. Porque Caballero, en su libro Las 13 ¨²ltimas horas en la vida de Garc¨ªa Lorca, implic¨® en sus investigaciones al menos a seis personas.?
Pero el militar no hizo su excursi¨®n al paraje con todos ellos: "Me llevaron los guardias de asalto al sitio donde dicen que los mataron. Uno de ellos se llamaba Antonio Benavides y se trataba de alguien muy fanfarr¨®n. No se hab¨ªan vuelto a ver desde la noche en que los fusilaron. Se estuvieron contando sus vidas. Fueron los mismos que los condujeron desde Granada", afirma el general Nestares.
Seg¨²n ¨¦l, al lugar de los hechos llegaron dos camiones desde puntos distintos. "Uno tra¨ªa a Garc¨ªa Lorca y a los banderilleros anarquistas, Juan Arcoya Cabezas y Francisco Galad¨ª. El otro transportaba a don Di¨®scoro Galindo, maestro republicano de Publiana, que tambi¨¦n fue fusilado. Lo trasladaron desde su pueblo y bajo el mando de Juan Luis Trescastros".
Los dem¨¢s miembros del pelot¨®n eran Mariano Ajenjo Moreno, Salvador Varo Leyva y los campeones de tiro Juan Jim¨¦nez Cascales y Fernando Correa Carrasco, armados con sus pistolas Astra modelo 902 calibre 7,65 mm y sus fusiles Mauser modelo 1893, todos ellos llenos de munici¨®n. A unos los reclutaban por su pericia en los disparos; otros, como Benavides, un tipo sangriento, un asesino natural seg¨²n Caballero, se apuntaban por vicio.
Nestares, que por aquel entonces ¡ªcuando dice que le condujeron al lugar en los a?os setenta¡ª presentaba grado de comandante, consigui¨® convencerles por la confianza que les merec¨ªa gracias a su padre: "Fueron con mucho gusto. No volv¨ª a verlos m¨¢s. Nadie en Granada sab¨ªa qui¨¦nes eran algunos de ellos", afirma. Seg¨²n el general, no presum¨ªan del crimen, pese a que varias versiones les presentan fanfarroneando por la ciudad en las horas posteriores al asesinato.
La tesis de Gibson
La investigaci¨®n en marcha difiere de la de Gibson. ?l se basaba en los testimonios de Manuel Castilla Blanco, alias Manolillo el comunista, supuestamente el enterrador, quien condujo al investigador hacia otro paraje a unos 400 metros del actual. Seg¨²n Caballero, dicho testimonio no era fiable, ya que seg¨²n ¨¦l ha comprobado, Manolillo el comunista lleg¨® al lugar en septiembre y el asesinato se produjo en agosto. "En aquellos tiempos de escasez, cualquiera estaba dispuesto a dar una versi¨®n por algo a cambio", remacha Miguel Caballero.
Gibson argumenta en cambio que no se f¨ªa de la fecha que aduce Caballero: "Llevar all¨ª a un extranjero en aquella ¨¦poca era jug¨¢rsela. Yo creo que s¨ª estuvo. ?l estaba convencido de decirme la verdad. Manuel Cuesta me confes¨® que en la ¨¦poca el capit¨¢n Nestares, responsable de la zona, le hab¨ªa obligado a firmar un documento jurando que no hab¨ªa estado all¨ª".
El problema con la nueva superficie de excavaci¨®n, que ya se encuentra delimitada con estacas, es que existen unos ocho metros de tierra encima debido a la preparaci¨®n para construir en su d¨ªa un campo de f¨²tbol. En el mismo lugar donde los investigadores creen que se encuentra la fosa hubo un campo de instrucci¨®n para tropas de Franco; tambi¨¦n se ha practicado all¨ª motocross, y se quiso construir un complejo deportivo que iba a quedar rodeado de chal¨¦s. Algo que en su d¨ªa Isabel Garc¨ªa Lorca, hermana del poeta, se empe?¨® en parar mediante una carta al entonces alcalde de la localidad, Juan Caballero Leyva, con fecha de 13 de octubre de 1998: "Distinguido amigo. Ha llegado a mis o¨ªdos el plan que tiene el ayuntamiento de Alfacar, que usted preside, de hacer un campo de f¨²tbol justo donde fueron a caer miles de hombres asesinados, muchos de ellos, supongo, correligionarios suyos, socialistas. Tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª mi hermano, Federico Garc¨ªa Lorca".
As¨ª lo reconoce Isabel en la misiva. Y no detiene ah¨ª las presiones. Env¨ªa el fax al entonces presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, y todo se para. "El da?o principal ya estaba hecho", dice Caballero. "Era la explanaci¨®n, lo que hizo que el terreno principal fuera alterado con el a?adido de varios metros encima. Ahora tenemos que buscar una aguja en un pajar. De haber quedado todo como estaba originalmente, junto a lo que llaman camino del Obispo y a 24 pasos de lo que es este cortijo, conocido como del Pepino, ya habr¨ªamos encontrado los restos", explica.
Un misterioso donante an¨®nimo
Dentro de los donantes que apoyan las excavaciones hay un an¨®nimo misterioso. ¡°Nos ha dado lo que falta tras haber comprobado lo que necesitamos. Es casi la mitad de lo necesario, que asciende a 31.400 euros¡±, afirma Miguel Caballero. La Junta de Andaluc¨ªa aport¨® en su d¨ªa una partida de 16.500 euros para la segunda excavaci¨®n. En el caso de la actual, todo ha sido recaudado por micromecenazgo. La Delegaci¨®n de Fomento, una m¨¢quina excavadora y vallas. Todo en apoyo de un grupo compuesto por un arque¨®logo director, Javier Navarro, con seis colegas a su mando, investigadores de la Universidad de Nottingham, el geof¨ªsico Francisco Garc¨ªa (Universidad de Valencia), dos geoarque¨®logos pertenecientes a la Universidad de Arag¨®n (Jos¨¦ Luis Pe?a) y la Nacional de Tucum¨¢n, en Argentina (Mar¨ªa Marta Sampietro) y dos investigadores documentales, entre los que est¨¢ Miguel Caballero.
La Junta necesitaba una asociaci¨®n que impulsara la iniciativa. Navarro implic¨® a la suya, Asociaci¨®n Regreso con Honor, creada a partir de la reivindicaci¨®n de la memoria de los 60.000 soldados espa?oles que perecieron en la guerra de Cuba. Tambi¨¦n ha estado implicado en excavaciones de fosas en Ag¨¹ero (Huesca) y Romanillos de Medinaceli (Soria) y es un experto en la b¨²squeda de cuerpos enterrados sin sepultura.
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