Robinson
Michel Robinson ha marcado ¨¦poca con su acento churrigueresco, su dominio del refranero y su adictiva percepci¨®n de lo que ocurre en los terrenos de juego
No hay fin de semana en que uno quede tranquilo si no escucha la trastabillada naturalidad cachonda que transmite la voz de Michael Robinson. Ha contado millones de veces su llegada a Espa?a, buscando en el mapa una ciudad llamada Osasuna, y lo que tard¨® despu¨¦s en saber pronunciar correctamente Pamplona. Imaginamos que lo mismo que un futbolista espa?ol tarda en poder decir Stratford-upon-Avon, pero con la mitad de gracia.
Aprendi¨® a conciencia lo que ocurr¨ªa en cada esquina de los campos cuando fue jugador. Comenz¨® a comentar partidos en el Mundial de Italia de 1990. Despunt¨® en el glorioso comienzo de Canal +, bajo la impulsiva audacia que imprimi¨® al experimento Juan Cueto. Demostr¨® que lo mismo era capaz de desnudar y expulsar la artificial pedanter¨ªa de los eufemismos adheridos como una tara a la comunicaci¨®n deportiva, para incorporar al micr¨®fono gracia, frescura, iron¨ªa, autenticidad.
Compagin¨® la guinda de sus valoraciones con las trepidantes narraciones de su compa?ero, Carlos Mart¨ªnez. Forman la pareja de monogamia teleg¨¦nica m¨¢s duradera en la historia contempor¨¢nea. Al tiempo, aport¨® otra mirada, que nos demostraba c¨®mo tambi¨¦n sab¨ªa lo que se coc¨ªa en las gradas a trav¨¦s de El d¨ªa despu¨¦s y, m¨¢s concretamente, en su secci¨®n, Lo que el ojo no ve, glorioso invento de Alfredo Rela?o.
Dio un salto de calidad que a¨²n asombra en Informe Robinson, el mejor programa deportivo de la televisi¨®n, con su sabia mezcla de ¨¦pica hollywoodiense y su original enfoque de las tripas tragic¨®micas en cada historia. Todav¨ªa sigue ah¨ª, m¨¢s joven, m¨¢s sabio, m¨¢s imprescindible, este hombre que ha marcado ¨¦poca con su acento churrigueresco y su dominio del refranero, con su sonrisa mantra y su adictiva percepci¨®n de lo que ocurre en los terrenos de juego. Resumirlo es engrandecerlo a¨²n m¨¢s. Cu¨¢nto queda a¨²n por aprender de Michael Robinson.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.