Y Mir¨® asesin¨® la pintura
La fundaci¨®n barcelonesa del pintor explica, a trav¨¦s de 120 obras, la intensa y constante relaci¨®n del artista con los objetos
¡°Me siento atra¨ªdo por una fuerza magn¨¦tica hacia un objeto, sin premeditaci¨®n alguna, luego me siento atra¨ªdo por otro que al verse ligado al primero produce un choque po¨¦tico, pasando antes por ese flechazo pl¨¢stico, f¨ªsico, que hace que la poes¨ªa te conmueva realmente y sin el cual no ser¨¢ eficaz¡±, escribi¨® Joan Mir¨® (Barcelona, 1893; Palma de Mallorca, 1983) en una carta en 1936. El magnetismo de los objetos llev¨® al pintor a tener una relaci¨®n intensa con piedras, hierros y maderas que recolect¨® toda su vida y que empleaba para decorar su estudio, una especie de gabinete de curiosidades particular, tal y como podemos ver en las fotograf¨ªas en las que aparece trabajando en Barcelona, Palma o Par¨ªs, donde estos objetos decoran y llenan las paredes en una especie de horror vacui. Pronto, esta pasi¨®n llev¨® a que los objetos comenzaran a aparecer en sus pinturas, collages,cer¨¢micas, esculturas y ensamblajes, primero de forma pict¨®rica y luego f¨ªsicamente, adquiriendo una segunda vida como elementos art¨ªsticos. Sobre todo en las esculturas, donde mu?ecas, envoltorios de cart¨®n, calabazas, huesos y botes, acabaron inmortalizados en bronce.
La exposici¨®n Mir¨® y el objeto organizada en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona rastrea, por primera vez, este proceso creativo de forma exhaustiva, as¨ª como su evoluci¨®n a lo largo de los a?os. ¡°Quiero asesinar la pintura¡±, asegur¨® Mir¨® a finales de los a?os veinte, para expresar su idea de que la pintura era algo m¨¢s que el caballete, la tela y los pigmentos y desafiando a las artes pl¨¢sticas.
Y a tenor de la muestra que estar¨¢ abierta en el impresionante edificio de Josep Llu¨ªs Sert hasta enero, y que viajar¨¢ a Madrid en la primavera de 2016, lo consigui¨®. De forma sutil con obras como Retrato de una bailarina, de 1928, nunca vista en Espa?a, que perteneci¨® a la colecci¨®n de Andr¨¦ Breton y que se conserva en el Pompidou de Par¨ªs, en la que con apenas tres elementos: un alfiler, un corcho y una pluma fijados en un panel de madera, cre¨® una composici¨®n intensamente po¨¦tica y bella. En otras, la acci¨®n es m¨¢s expl¨ªcita, como en un par de cuadros llamados Pintura que realiz¨® en 1973, en los que rasg¨® y acuchill¨® la tela y la dej¨® hecha jirones. O en los Cuadro-objeto en los que coloca suspendido del marco objetos colgando de un hilo. A la misma intenci¨®n obedecen dos de los cinco cuadros quemados que present¨® en la exposici¨®n individual del Grand Palais de Par¨ªs de 1974, una panor¨¢mica de lo que ¨¦l entend¨ªa como antipintura y antiarte. ¡°Esta exposici¨®n es la ant¨ªtesis de una retrospectiva. Quiero mostrar a un Mir¨® vivo¡±, dijo el artista cuando preparaba la muestra, con 81 a?os. Las pinturas parecen haber sobrevivido a una cat¨¢strofe, muestran el bastidor y dejan ver la pared.
A partir de 120 obras de Mir¨®, casi el 50% de los fondos de la fundaci¨®n y el resto de museos y colecciones de Europa y Am¨¦rica, seg¨²n explic¨® la directora del centro Rosa Maria Malet, la muestra, patrocinada por la fundaci¨®n BBVA y comisariada por William Jeffet, conservador del Museo Sant Petersburgo de Florida, recorre esta ¡°pasi¨®n y amor por el objeto¡±. Desde las primeras naturalezas muertas, como La espiga de trigo y La l¨¢mpara de carburo que cre¨® en 1923 y que ha prestado el MoMa de Nueva York, hasta Mujeres, p¨¢jaros y Personaje, p¨¢jaro, dos obras de 1976 en las que utiliz¨® clavos para unir los elementos. ¡°Mir¨® es un artista pr¨®ximo, que resulta f¨¢cil de identificar, pero no conocemos sus caminos y aportaciones, que es inalcanzable¡±, resalt¨® Malet junto a un impresionante collage de 1929 que la familia del pintor ha donado a la fundaci¨®n como regalo por su 40 cumplea?os.
Entre los soportes sorprendentes que Mir¨® utiliz¨®, Los p¨¢jaros de presa se extienden sobre nuestras sombras (1970), un ¨®leo de madurez pintado sobre piel de vaca que preside el ¨²ltimo ¨¢mbito de la muestra y que ha cedido una coleccionista privada.
Babelia
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