M¨¢s traidores, por favor
Oz reinventa la historia con un atrevido planteamiento, aunque le cuesta aguantar el peso de los grandes pensamientos
Oz se atreve con casi todo en Judas, su nueva novela. Reinventa la historia del hombre del que se dice que bes¨® y traicion¨® a Jes¨²s y cuestiona incluso la creaci¨®n del Estado de Israel. De un plumazo y sin excesivos artificios, el venerado Oz derriba la historia del cristianismo y de su pueblo. Contado as¨ª, Judas podr¨ªa parecer un libro subversivo, pero en realidad no lo es tanto. Es m¨¢s bien una invitaci¨®n serena a la reflexi¨®n m¨¢s libre posible.
Es un libro de preguntas ensartadas en una trama intimista que se desarrolla en el Jerusal¨¦n sombr¨ªo de finales de los cincuenta. ?Qu¨¦ hubiera pasado si en realidad Judas no hubiese traicionado a Jes¨²s? ?Qui¨¦n decide qui¨¦n es un traidor? ?Es m¨¢s leal quien dice que s¨ª a todo o quien disiente por el bien de la causa? ?Habr¨ªa hoy paz en Oriente Pr¨®ximo si Ben Gurion no hubiera decidido crear un Estado jud¨ªo?
En uno de los callejones de la Ciudad Santa vive Shmuel Eish, el protagonista de la historia construida en torno a tres personajes: Shmuel, joven universitario l¨¢nguido y le¨ªdo; un anciano erudito al que cuida, y su nuera, viuda. All¨ª, en una casa de piedra que huele a cerrado, es donde se discuten los grandes temas religiosos y pol¨ªticos. A Shmuel, un estudioso de Jes¨²s y el juda¨ªsmo, le han contratado precisamente para eso, para dar conversaci¨®n al anciano.
Shmuel habla largo y tendido de Judas Iscariote y de por qu¨¦ cree que en realidad no traicion¨® a Jes¨²s, sino que fue su m¨¢s leal disc¨ªpulo. El anciano habla de su consuegro, un tal Shaltiel Abravanel, c¨¦lebre traidor en la ¨¦poca tras su expulsi¨®n de la Ejecutiva sionista en 1947 por oponerse a la creaci¨®n del Estado de Israel. Abravanel cre¨ªa que jud¨ªos y palestinos ser¨ªan capaces de vivir juntos sin fronteras de por medio. El viejo y el chico hablan de las ideas de esos dos hombres muertos, pero sobre todo de su condici¨®n de supuestos traidores. De qui¨¦n decide qui¨¦n es un traidor y en virtud de qu¨¦. Ese es el verdadero tema de la novela, que Oz conoce bien.
El escritor israel¨ª es considerado en su pa¨ªs un traidor desde hace d¨¦cadas por los ultranacionalistas que se oponen al Estado palestino. Oz es de los que creen que los palestinos deben vivir en un pa¨ªs propio y contiguo al suyo y considera que la ocupaci¨®n por el Ej¨¦rcito israel¨ª de los territorios palestinos corroe los cimientos del propio Estado jud¨ªo. El de Oz no es ni mucho menos un caso aislado en un pa¨ªs que perdi¨® a su primer ministro, Isaac Rabin, muerto a manos de un fan¨¢tico que como muchos otros le consideraba un traidor por haber firmado los acuerdos de Oslo con Yasir Arafat. Incluso al ultraderechista Ariel Sharon le recuerdan parte de la derecha nacionalista como al gran traidor por evacuar de colonos jud¨ªos la franja de Gaza.
La traici¨®n, la relaci¨®n entre el cristianismo y el juda¨ªsmo, la creaci¨®n del Estado de Israel son temas gigantes y fascinantes. El problema de Judas es que el salto de lo grande a lo peque?o no acaba de cuajar. A la (no) trama le cuesta aguantar el peso de los grandes pensamientos. El chico desganado no resulta excesivamente interesante, y la viuda atractiva y descarada es casi una caricatura. Adem¨¢s, Oz presupone unos conocimientos hist¨®ricos y religiosos al lector, de los que seguramente carece y que le pueden privar de apreciar buena parte de la novela.
Me quedo con el atrevido planteamiento pol¨ªtico y religioso y con el logrado homenaje a Jerusal¨¦n, a la ciudad de ¡°luz perpetua, compasi¨®n y caridad¡± por la que deambula Shmuel y en la que se respira un aire denso, cargado de espiritualidad y guerra dif¨ªcil de olvidar.
Judas. Amos Oz. Traducci¨®n de Raquel Garc¨ªa Lozano. Siruela. Madrid, 2015. 304 p¨¢ginas. 18,95 euros.
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