Querido (y ag¨®nico) diario
La representaci¨®n de nuestras vidas en un papel se extingue. La necesidad de interlocuci¨®n y desahogo encuentran en los nuevos medios una nueva v¨ªa para saciarse
Cuando era peque?a, la ¨²nica manera de incentivar la escritura en las ni?as era la de regalar el t¨ªpico diario rosa, con un candado y p¨¢ginas perfumadas, para que escribi¨¦ramos en su interior nuestros secretos¡±, cuenta la escritora Aixa de la Cruz, nacida en 1988: ¡°Tengo, por tanto, un recuerdo desagradable que asocia la escritura en primera persona con el estereotipo de lo femenino, de lo rosa, de las personitas que no jugaban al f¨²tbol, sino que se conformaban con mirar¡±. El suyo es uno de la quincena de testimonios de escritores menores de 40 a?os que he recogido y todos coinciden en la incomodidad del concepto ¡°diario ¨ªntimo¡±. En cambio, dice Aixa sin dudarlo, ¡°mi dietario es Facebook¡±.
El ensayista Ernesto Castro (1990), en esa l¨ªnea, responde con iron¨ªa: ¡°?Qui¨¦n necesita un diario privado cuando se puede practicar la literatura del yo en Internet? Sea como fuere, yo s¨ª que planeo publicar mis estados de Facebook en tapa dura, papel de Biblia, cuatro tomos por cuenta de la editorial Planeta¡±. Pero la idea no es tan descabellada: La Bella Varsovia edit¨® dos a?os atr¨¢s los de Manuel Vilas en el volumen Listen to me; y recientemente ha aparecido en Estados Unidos, firmado por Tao Lin y Mira Gonzalez, el libro Selected Tweets.
En opini¨®n de Sergio del Molino (1979), las redes sociales ¡°no son diarios ¨ªntimos, sino una intimidad narrada¡±, porque en ellas ¡°no hay distancia¡±. La producci¨®n de discurso puede tomarse o no su tiempo, pero la recepci¨®n es instant¨¢nea, acerc¨¢ndose de ese modo la escritura a la fotograf¨ªa o al relato audiovisual; es decir, el blog, Facebook o Twitter se hermanan con Instagram o Youtube. A trav¨¦s de esas plataformas es f¨¢cil seguir el d¨ªa a d¨ªa de Noah Cicero, el propio Lin o Luna Miguel, por mencionar tres escritores que se han relacionado con la Alt Lit, y que no parecen tener ning¨²n conflicto con una vida telerreal. Con un diario multimedia fragmentado y p¨²blico.
La cuesti¨®n de fondo es si estamos ante un ocaso solamente literario o tambi¨¦n lo es social
Del Molino dice que no se atreve a publicar sus diarios, que ha escrito intermitentemente, sobre todo porque su gesto ¡°har¨ªa da?o¡± a gente a la que no quiere ¡°herir¡±. Sin embargo, eso no ha impedido que autores tan distintos como Enmanuel Carr¨¨re o Karl Ove Knausgard, por mencionar otros exploradores de la exposici¨®n ¨ªntima, hayan publicado t¨ªtulos que retratan sin piedad a sus familiares y contempor¨¢neos. Pero la cr¨®nica o la novela sin ficci¨®n, con sus procesos de escritura y de edici¨®n, s¨ª implican una distancia, que el propio Del Molino supo establecer en La hora violeta (2013) con la experiencia de la muerte de su hijo.
En Molestia aparte (2015), sus diarios de 2006 a 2010, Ignacio Carri¨®n aborda justamente esta cuesti¨®n, separando al hombre del escritor: ¡°El escritor, en cambio, va viviendo su vida sin conciencia de haber matado al hombre. Sin importarle hacer da?o a los dem¨¢s. Y acaba como un libro al que le arrancan las p¨¢ginas los mismos fantasmas que se las dictaron¡±.
Tanto Carri¨®n como I?aki Uriarte, Ignacio Vidal Folch, Abelardo Castillo, Andr¨¦s Trapiello, Alfonso Armada o Ricardo Piglia, entre otros autores que han publicado sus cuadernos cotidianos en los ¨²ltimos a?os, nacieron a mediados del siglo pasado y trabajan en un ¨¢mbito de la subjetividad en que conceptos como ¡°monumento¡± o como ¡°legado¡± a¨²n tienen sentido. En una ¨¦poca como la nuestra, caracterizada por convivencias extremas, sus proyectos son contempor¨¢neos de los de autores que no creen en esas palabras, que no consideran necesario perpetuarlas.
Por ¡°extimidad¡± entend¨ªa Lacan lo m¨¢s ¨ªntimo, aquello que s¨®lo se puede reconocer como exterior de uno mismo; en el siglo XXI aplicamos el concepto, reformulado por Serge Tisseron, a la vida privada que atribuimos a nuestras representaciones virtuales como si fueran nuestras (y tal vez lo sean). La necesidad es, de ra¨ªz, la misma: trasladar de nuestro cerebro a otro lugar aquello que nos inquieta, obsesiona, interesa. Ese lugar puede ser un cuaderno, un archivo de Word o una plataforma online.
Las redes sociales ¡°no son diarios ¨ªntimos, sino una intmidad narrada¡±, afirma el escritor Sergio del Molino
Estar¨ªamos por tanto no en la substituci¨®n de un g¨¦nero por otro ¡ªel diario ¨ªntimo por las redes sociales¡ª, sino en el relevo generacional de una pulsi¨®n por otra. En otras palabras: la escritura del diario ¨ªntimo ¡ªque no en vano est¨¢ recorrido por la figura de la enfermedad, de Virginia Woolf a Cesare Pavese, de Alejandra Pizarnik a Susan Sontag, de Franz Kafka a Jaime Gil de Biedma¡ª responde a una necesidad de interlocuci¨®n y de desahogo que ahora encuentra otras v¨ªas para saciarse, a trav¨¦s de un proceso similar de formalizaci¨®n, cuya novedad es la mezcla de lenguajes.
La cuesti¨®n de fondo es si estamos ante una extinci¨®n, la del diario ¨ªntimo, solamente literaria o tambi¨¦n lo es social. Lo cierto es que la iconosfera est¨¢ llena de relatos autobiogr¨¢ficos cuyos fragmentos pueden datarse con precisi¨®n (hora, minuto, d¨ªa). No me refiero s¨®lo a las fotograf¨ªas, al diario visual de un subscriptor de Instagram, a sus selfies como autorretratos emocionales; sino tambi¨¦n a otras manifestaciones multimedia. No es de extra?ar que la pel¨ªcula Diary of a Teenage Girl (2015) de Marielle Heller muestre a su protagonista dictando sus impresiones diarias a un micr¨®fono, dibujando en un cuaderno o hablando con dibujos animados. Los diarios online m¨¢s populares, como Diary.com y Livejournal.com, integran texto e imagen y permiten tanto publicar de modo p¨²blico como privado. Internet est¨¢ tambi¨¦n lleno de tutoriales y webs dedicadas a los scrapbooks, o libros de recortes, porque nos resistimos a perder una relaci¨®n manual, artesanal, con la representaci¨®n de nuestras vidas, esas abstracciones que tanto deseamos palpar y moldear.
Jorge Carri¨®n es escritor, ha publicado recientemente la novela Los turistas (Galaxia Gutenberg) y el relato ilustrado Los difuntos (Aristas Mart¨ªnez).
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