Cuando la vida es festival
La crisis y nos nuevos h¨¢bitos socioculturales cambian el consumo de la m¨²sica en directo
Con la crisis de la industria discogr¨¢fica los conciertos parecieron la salida de los m¨²sicos para sobrevivir, pero la llegada de los festivales est¨¢ redefiniendo la temporada musical. Arrinconada la sala de conciertos a un papel casi subsidiario, la tendencia general en toda Espa?a, y m¨¢s a¨²n en Catalu?a, es el festival. La sala ya no es el paradigma de m¨²sica en directo -en Catalu?a perdieron un 10% de p¨²blico y programaron un 13,5% menos en 2014 seg¨²n el Anuario de la M¨²sica 2.015-, rol que ahora adopta el festival -seg¨²n Onebox, empresa de comercializaci¨®n de entradas, su ocupaci¨®n alcanz¨® el 90% en Catalu?a en 2015- ?Por qu¨¦ el festival gana la partida?, ?qu¨¦ comporta su proliferaci¨®n? Son dos de las preguntas que parecen obligatorias ante los nuevos tiempos de la m¨²sica en directo.
Festivales hay de todos los tipos, pero los que m¨¢s proliferan son los de verano -una ciudad artificial para la m¨²sica al aire libre, activa por un per¨ªodo breve de d¨ªas y con actividades en varios escenarios- y los ciclos de conciertos, por lo general tambi¨¦n estivales. Xavi Pascual es director de tres festivales en la provincia de Girona (Strenes, Sons del M¨®n y Ac¨²stica), y destaca la importancia de este ¨²ltimo modelo: "Los festivales sirven entre otras cosas para hacer marca de ciudad. Su proliferaci¨®n ha provocado que muchas empresas han pasado de ser proveedoras de servicios a promotoras de festivales estableciendo una colaboraci¨®n p¨²blico-privada con un Ayuntamiento, que antes era organizador en solitario de los actos musicales". Seg¨²n Pascual, "el festival es una idea, un concepto que atrae al p¨²blico junto con los cabezas de cartel. Estos son importantes, pero conceptualizar bien un festival resulta clave". Como ejemplo aporta el ¨¦xito del barcelon¨¦s Barcelona Beach Festival, un festival de EDM "que para competir con las discotecas que programan el mismo perfil de disc-jockeys ha sabido vincular la electr¨®nica de consumo con la playa. He aqu¨ª la raz¨®n ¨²ltima de su ¨¦xito", opina Pascual, quien a?ade dos conceptos de importancia para explicar el ¨¦xito del modelo de festival: el acontecimiento y la experiencia.
Los festivales sirven entre otras cosas para hacer marca de ciudad Xavi Pascual, director de festivales
Centr¨¢ndonos en los festivales de verano, ?qu¨¦ razones mueven al p¨²blico a asistir a estos acontecimientos? Jordi Gratac¨®s fue el inventor del BAM barcelon¨¦s y para ¨¦l hay que mirar al bolsillo. "Hoy en d¨ªa los j¨®venes carecen de dinero y concentran el gasto en lugar de pagar cada vez que asisten a un concierto en sala. Y no debemos olvidar que nuestro pa¨ªs nunca se ha distinguido por un consumo continuado de m¨²sica en directo. Recordemos que en Catalu?a, uno de los lugares de Espa?a de mayor oferta y consumo, un 66% de su poblaci¨®n no ha asistido a ning¨²n concierto el ¨²ltimo a?o", apunta. Roger Dedeu, organizador del SOS 4.0 de Murcia, abunda en el atractivo de la oferta conjunta propia de los festivales: "Un festival es una experiencia global en la que no solo la m¨²sica cuenta. En un festival puedes conocer gente, comer y beber en un ambiente de exaltaci¨®n. Igual no es la mejor manera de escuchar m¨²sica, pero la experiencia del p¨²blico es mucho m¨¢s completa", sugiere. Finalmente, Anna Cerd¨¤, organizadora del desaparecido PopArb, clausurado este verano tras once ediciones destinadas al pop independiente en catal¨¢n, apostilla: "Los festivales funcionan por un c¨²mulo de razones entre las que se cuenta la falta de dinero del p¨²blico, el uso de las redes sociales para explicar lo bien que te lo est¨¢s pasando en tal o cual festival y que hoy en d¨ªa ya no eres guay si no vas a alguno".
En casi todos los casos el concepto experiencia es usado de una u otra forma por quienes razonan sobre el ¨¦xito de los festivales. Pero ?qu¨¦ se quiere decir con esta palabra? Gianni Ginesi, profesor de Etnomusicolog¨ªa en la ESMUC (Escuela Superior de M¨²sica de Catalunya), licenciado en Disciplinas del Arte, de la M¨²sica y del Espect¨¢culo por la Universidad de Bolonia, acude a la publicidad: "La idea de experiencia tiene que ver con una estrategia de mercadotecnia que se inici¨® en los a?os noventa. El anuncio de BMW que preguntaba sobre si te gusta conducir no vend¨ªa las caracter¨ªsticas concretas del veh¨ªculo sino que publicitaba la experiencia de conducir, sugiriendo un mundo de imaginaci¨®n, deseo y libertad. Esta idea ha llegado a la m¨²sica y a los festivales. En este sentido la gente decide ir a los festivales porque prometen un imaginario imbatible de actividades. El caso m¨¢s paradigm¨¢tico ser¨ªa el Primavera Sound, oferta un tiempo largo de estancia, mucha gente, pertenencia a un colectivo, libertad de movimiento¡.es una actividad ligada a una experiencia, a intentar vivirla". Adem¨¢s, se pregunta Ginesi, "?cu¨¢nta gente hay capaz de pagar 5 o 6 euros por ir a un concierto en sala de una banda que desconoce?"
Un festival se ha convertido en una experiencia ¨²nica, colectiva e irrepetible Llu¨ªs Torrents, presidente de la?Asociaci¨®n de Salas de Conciertos de Catalu?a
Llu¨ªs Torrents, Presidente de ASSAC (Asociaci¨®n de Salas de Conciertos de Catalu?a) y gerente de la sala Razzmatazz, coincide en el an¨¢lisis al enfatizar: "Un festival se ha convertido en una experiencia ¨²nica, colectiva e irrepetible. All¨ª se concentran artistas y mucho p¨²blico con un cartel del que ni muchos profesionales del sector conocen el 50% de los grupos. Se acude porque van los amigos, es un acontecimiento". Siguiendo con los factores que hacen exitoso un festival, Torrents, declarado admirador del Primavera, a?ade el de la ubicaci¨®n, un argumento no puramente musical: "El Creamfields cambi¨® El Ejido por Villaricos y no funcion¨®, tampoco lo hizo en el Circuito de Jerez, y ya como Dreambeach ha vuelto a Villaricos y ahora funciona de nuevo. El entorno es clave". Esto es tan as¨ª que el Vida Festival, en Vilanova i La Geltr¨², un festival de perfil indie, vende de manera especial el confort, una localizaci¨®n buc¨®lica y servicios no saturados. La comodidad por encima de casi todo, el entorno como definici¨®n. Ser¨ªa el mismo caso del Kutxa Kultur Festibala y del Tibidabo Live Festival, que se celebran en parques de atracciones (el primero en San Sebasti¨¢n y el segundo en Barcelona).
Pero ?son los festivales un buen lugar para escuchar m¨²sica y generar afici¨®n en relaci¨®n a las salas? Carles Asmarats, promotor que trae a Espa?a artistas como Ben Harper, apunta: "A m¨ª me gustan los festivales, y creo que lo logrado por el Primavera Sound es tremendo, pero no son el lugar id¨®neo para escuchar m¨²sica. Vincular¨ªa la m¨²sica como hecho cultural a los conciertos de sala, los festivales son culturalmente otra cosa". Tanto para Asmarats como para Llu¨ªs Torrents la diferencia entre sala y festival es de tal profundidad que dudan que compartan p¨²blico: "Creo que el p¨²blico de festivales y de salas es distinto. El primero no consume m¨²sica en salas, mientras que el segundo s¨ª que asiste a festivales". Torrents a?ade: "Ir a una sala es una experiencia puramente cultural en la que el ocio no tiene, pese a lo que asegura la Administraci¨®n para catalogarnos la actividad, un peso importante. A las salas vas a ver algo que te interesa en s¨ª mismo, en un espacio pensado para tal fin y donde no pasa nada m¨¢s que un concierto". Para Gianni Ginesi esta dispar consideraci¨®n entre sala y festival est¨¢ relacionada con los par¨¢metros fijados por el Romanticismo en el siglo XIX: "De entrada la m¨²sica pop rock se considera una m¨²sica no tan cultural como otras. Como adem¨¢s a un festival no se asiste por razones exclusivamente musicales, se considera que se trata de una fiesta y a la fiesta no se le otorga el mismo peso cultural que al concierto. A partir del romanticismos se idealiz¨® la idea del concierto, que comenz¨® con la cl¨¢sica pero que luego se extendi¨® a todas las m¨²sica, incluido el pop. No se valora de igual manera un concierto en un recinto l¨ªrico que en una plaza mayor. Incluso se considera a un mismo grupo m¨¢s culto en sala que en festival. La m¨²sica es un ideal". Ginesi a?ade que el mantenimiento de este ideal decimon¨®nico tiene varias consecuencias: "Cuando vas a un concierto hay que mostrar un respeto que es incluso f¨ªsico, postural. Y ese respeto, seg¨²n la idea rom¨¢ntica, favorece la comprensi¨®n de la m¨²sica. La m¨²sica es como una oraci¨®n. Esto puede funcionar, quiz¨¢s, con la cl¨¢sica, pero no con las dem¨¢s. Creo que se puede escuchar m¨²sica y hacer otras cosas, aunque eso no se acepta ni est¨¢ bien visto". Pero ?se puede concentrar el espectador cuando los dispositivos m¨®viles se usan reiteradamente en medio del concierto? "Bueno", responde Gianni, "en la sala tambi¨¦n usas el m¨®vil y hablas, y vas al lavabo, y te pasas un rato en la barra solicitando la consumici¨®n¡". Al hilo del tema, Torrents comenta que en Razzmatazz se plantean restringir algunos usos abusivos y molestos del m¨®vil.
A un mismo grupo se lo considera m¨¢s culto en sala que en festival Gianni Ginesi, profesor de Etnomusicolog¨ªa
Aceptado el ¨¦xito del festival como modelo adem¨¢s mejor facultado para captar los imprescindibles patrocinios, ?qu¨¦ consecuencias puede tener su ¨¦xito en relaci¨®n a las salas? Carles Asmarats, de Encore Music, ya lo ha percibido: "Yo trabajo fundamentalmente con artistas norteamericanos y desde 2008 no he vuelto a hacer giras internacionales fuera del per¨ªodo estival. Antes una banda ven¨ªa de gira y ocupaba tres meses en Europa, ahora destinan apenas tres semanas y solo en primavera y verano, quedando oto?o e invierno desangelados. Ir a festivales facilita a los artistas conseguir el m¨¢ximo rendimiento en un espacio corto de tiempo, ya que en los festivales les pagan m¨¢s, tienen m¨¢s p¨²blico e incluso pueden actuar menos tiempo. Tambi¨¦n por eso creo que ahora los grupos suben antes y bajan m¨¢s r¨¢pido. Antes una banda iba escalando en salas de menor a mayor tama?o hasta llegar a un gran recinto. Ahora est¨¢n en festival a las primeras de cambio. Ben Harper tard¨® varias giras en llenar locales de gran capacidad. Hoy eso es impensable".
Ginesi?establece otro punto distintivo de los festivales, en este caso heredado de los conciertos convencionales: "El consumo est¨¢ relacionado con la posibilidad de escoger entre multitud de posibilidades de compra. Eso tiene que ver con la estrategia de mercado, ofrecer al consumidor, no ya al individuo, al p¨²blico o al aficionado, muchas opciones. Cuando compras un coche hay cada vez m¨¢s variantes de equipamiento personalizado al margen del precio de partida. Es una estrategia de mercado del sistema capitalista, que hace creer al consumidor que consumir es un hecho activo, una muestra de responsabilidad. En los festivales hay la misma estrategia al ofrecer tantas opciones de compra". En definitiva, el escalado de precios de entradas tanto en conciertos convencionales como, m¨¢s recientemente, en festivales, permite al usuario distinguirse de la masa, adem¨¢s de atribuirle una responsabilidad como consumidor.
Tocar en sala o en festival
David Carab¨¦n es el l¨ªder de Mishima, una de las bandas m¨¢s significativas del pop catal¨¢n independiente. Su circuito abarca salas, festivales y fiestas mayores, de manera que su experiencia le faculta para establecer diferencias. "En la sala tienes al p¨²blico cautivo, y eso favorece que el repertorio ofrezca m¨¢s atm¨®sferas, ofreciendo un recorrido m¨¢s rico en emociones. Al aire libre el p¨²blico tiene la libertad de marchar y all¨ª gana la ley del m¨¢s fuerte, del grupo m¨¢s llamativo, ruidoso o popular. En un festival has de exagerar tus caracter¨ªsticas m¨¢s significativas para destacar", considera. La sala, seg¨²n Carab¨¦n, tambi¨¦n tiene dos filos: "Por un lado sabes que el p¨²blico no marchar¨¢ y eso mismo te presiona m¨¢s para agradarle y que acabe satisfecho". Como conclusi¨®n, Carab¨¦n aclara que Mishima tiene tres repertorios diferentes en la misma gira, "dependiendo de si tocamos en festival, en sala con el p¨²blico en pie o en sala con butacas". Para Carab¨¦n, quien sale ganando con el modelo festival, al menos de entrada, es el espectador: "Puede hacer z¨¢ping buscando lo que le satisfaga", en el buen entendido de que "un festival es como Twitter, solo titulares, mientras que la sala es el reportaje completo".
Estas posibilidades de decisi¨®n se ampl¨ªan en un festival a la selecci¨®n de los artistas. Mientras en la sala el hecho de escoger un concierto se supone meditado y planificado, en un festival donde la oferta es ingente, el hecho de seleccionar qu¨¦ conciertos ver se verifica en el mismo festival, atendiendo a criterios de lo m¨¢s variado. Seg¨²n Anna Cerd¨¤, "ir a festivales es como ir a un spa para dos, una actividad programada que disfrutas. Por contra, organiz¨¢rtela t¨² misma implica preparaci¨®n, trabajo". Se estar¨ªa construyendo el universo Ikea, donde el consumidor acude atra¨ªdo por una gran oferta a buen precio donde refuerza su protagonismo con la ilusi¨®n de ser quien escoge. Seg¨²n Ginesi?esta libertad no es tan clara, "ya que el modelo festival tiende a homogeneizar el sonido de los grupos por una cuesti¨®n puramente de pruebas de sonido y horarios. Un festival es una factor¨ªa".
La idea de gran superficie est¨¢ tambi¨¦n ligada a la l¨®gica del sistema econ¨®mico, que tiende a la concentraci¨®n. Lo explica Ginesi: "Las empresas, que pueden captar m¨¢s patrocinio, ofrecen una gran cantidad de producto para que venga mucho p¨²blico a consumirlo. Cuanto m¨¢s ofreces, m¨¢s posibilidades tienes para llamar la atenci¨®n del p¨²blico. Es la l¨®gica del propio sistema". Como conclusi¨®n, Anna Cerd¨¤ indica: "La cosa se ha polarizado: o festivales muy grandes o conciertos diminutos, la clase media y los festivales peque?os al garete". Ginesi remata el pensamiento: "La m¨²sica no es s¨®lo el m¨²sico, hay una industria alrededor, hay agentes econ¨®micos que determinan el modelo. Hay mucha gente que vive de la m¨²sica sin ser m¨²sico". Y en este sentido cabr¨ªa se?alar un ¨²ltimo apunte. Lo sugiere Carles Asmarats: "La mayor parte de los festivales est¨¢n organizados por personas que no eran promotores de giras, en todo caso organizaban conciertos en su sala, o directamente se trata de empresarios, hombres de negocios, no necesariamente promotores musicales". Roger Dedeu lo confirma: "S¨ª, hay que ser empresario porque hay que manejar muchas variables. El promotor tradicional comienza a cambiar en los noventa, los que organizamos festivales venimos de entornos empresariales. El tama?o de los festivales hace que su gesti¨®n vaya mucho m¨¢s all¨¢ del trabajo del promotor tradicional".
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