?Saul Goodman? ?Que se ponga!

Convenientemente deglutida, Better Call Saul (Canal + Series) impone una lenta digesti¨®n de los ingredientes que han compuesto la negra peripecia de este abogado trilero, con despacho en Alburquerque (Nuevo M¨¦xico). D¨ªa tras d¨ªa, queda ah¨ª, en uno de esos recovecos interiores donde se instalaron en habit¨¢culos perpetuos los mundos de Tony Soprano, Don Draper y compa?¨ªa¡­

Cuando Saul Goodman entr¨® en Breaking Bad para defender el perifostio de Walter White en su bajada al averno, uno ten¨ªa la sensaci¨®n de que la obra de Vince Gilligan atravesaba un bache. Pero fue aparecer el careto del inmenso Bob Odenkirk y sentir que aquella arriesgad¨ªsima apuesta, experimentaba algo as¨ª como un viagrazo argumental del que no baj¨®.

El llamado spin off, con sus previas andanzas, queda a la altura del padre. Una obra inquietante, tenebrosa, que se mueve sobre un filo de mestizajes entre g¨¦neros y pasa de la comedia negra a lo policial, del esperpento al drama de aguda introspecci¨®n, como quien despu¨¦s del postre pide un cortado.

La natural destreza para el conflicto lleno de complejidades parido por Gilligan y Peter Gould, no tiene fin. Better Call Saul lleva la marca de las grandes obras televisivas. Rezuma una agria falta de piedad picaresca, retrata un universo de p¨¦rdidas y batallas inconclusas, navega entre Coppola y Bu?uel. No da respiro en su misterioso abordaje de la capacidad de supervivencia cotidiana, se desliza entre la fortuna y el fracaso con su pleno dominio de la calle y la triqui?uela procesal.

Este macarra de baja estofa, pasado carcelario y c¨¢tedra en el timo de la estampita, que anima bingos en asilos con vistas a poner testamentos al d¨ªa, nos tiene reservados grandes momentos. Su deriva acaba de comenzar, esplendorosamente, en el aperitivo de la primera temporada. Aqu¨ª te esperamos, Saul, ya te estamos llamando para que nos asistas en turno de oficio.