Una extra?a pareja, asesinatos y pueblos de ensue?o: el ¨¦xito de las series de cr¨ªmenes para sentirse bien

El argumento es de lo m¨¢s reconocible. Una at¨ªpica pareja de polic¨ªas se re¨²ne para resolver los misterios de una peque?a villa. Lo manda la tradici¨®n: un misterio por cap¨ªtulo. Ca¨ªn lo hizo durante siete a?os en Marsella. T¨¢ndem pas¨® ocho a?os en Montpellier. Tambi¨¦n tenemos ahora mismo Bright Minds, Balthazar, Candice Renoir, Inspectora Marleau, ACI: Alta capacidad intelectual (adaptada esta temporada en EE UU)¡­ cada una con sus particulares rarezas detectivescas. Y fuera de Francia hay ejemplos son innumerables, empezando por el perro Rex y sus viajes por Europa. La nueva Tom y Lola, que se emite los martes a las 22.00 en AXN, busca seguir esa estela de ¨¦xitos, ahora con la mediterr¨¢nea La Seyne-sur-Mer de fondo. Porque si es un g¨¦nero probado de la televisi¨®n de siempre que triunfa, no tiene sentido cambiarlo.

Pero ?por qu¨¦ sigue funcionando una y otra vez ante series tan similares? ¡°Hay tres elementos por los que funcionan. Creo que es un juego que engancha al espectador. Resolver pistas durante el cap¨ªtulo. Tambi¨¦n tienen un elemento prohibido, alguien que vemos lejano a nosotros. Pero que, al mismo tiempo, y como con los realities o los juicios televisados, te planteas, ?podr¨ªamos llegar nosotros a estar en su pellejo? Y, por ¨²ltimo, hay cierta empat¨ªa por la v¨ªctima y la necesidad de hacer justicia¡±, analiza su protagonista, Dounia Coesens, durante la presentaci¨®n de la serie en Unifrance, mercado parisino para promocionar la producci¨®n francesa al que EL PA?S fue invitado por su organizaci¨®n en enero.

En el caso de Tom y Lola, como en el de otras de las series nacidas en Europa, adem¨¢s, tiene el elemento de serie c¨¢ndida, cl¨¢sica, familiar, sencilla, cercana y que pueda reunir a todos los miembros de la casa en un sof¨¢. Un entretenimiento f¨¢cil que no requiera m¨¢s que eso. Algo que, aunque parezca que se haya perdido en las series de prestigio, sigue enganchando a la audiencia. Porque no es casualidad que Ley y Orden, Mentes criminales, Navy: investigaci¨®n criminal o House sigan apareciendo una y otra vez entre lo m¨¢s visto de plataformas.

Esta vez el at¨ªpico d¨²o franc¨¦s lo forma una pareja de amigos de la infancia que debe convivir en una misma casa, con dos ni?os, tras el divorcio de ¨¦l. Ahora los conflictos familiares y rutinarios se mezclan con sus opuestas maneras de investigar los cr¨ªmenes. ¡°El tono es m¨¢s c¨®mico, aunque hablamos de divorcio y de c¨®mo ense?ar a los ni?os que hay un aspecto sombr¨ªo¡±, explica Coesens, cuyo papel fue escrito para ella.

Porque la implicaci¨®n de los actores y el carisma entre ellos (esa constante tensi¨®n sexual no resuelta del que es tan f¨¢cil tirar) es vital para la supervivencia de estas marcas. Es imposible pensar hoy, por ejemplo, en un Ley y Orden: Unidad de v¨ªctimas especiales sin Mariska Hargitay y su Olivia Benson, que tonte¨® durante d¨¦cadas con el personaje de Christopher Meloni. Ella es lo que hac¨ªa distinguible su serie del resto de copias. ¡°Decidimos vivir juntos antes en la vida real para familiarizarnos¡±, explica Pierre-Yves Bon, el Tom de la ecuaci¨®n: ¡°Vino a mi casa y compartimos apartamento durante el rodaje¡±. Esa qu¨ªmica tan dif¨ªcil de lograr que Coesens la resume en ¡°saber escucharse¡±. Algo vital si, como quieren los productores, la serie se alarga hasta siete u ocho a?os, si bien ha habido p¨²blicos casos de protagonistas que, detr¨¢s de las c¨¢maras, se llevaban a matar. ¡°El personaje acaba convirti¨¦ndose en ti en ese tiempo¡±, reconoce la actriz.

Cr¨ªmenes en el para¨ªso

El otro aspecto reconocible, y diferenciable, en una serie de este subg¨¦nero es la localizaci¨®n. Hacerlo local, pero tambi¨¦n global. Los actores mencionan el caso de Broadchurch, que tan bien ejemplifica el g¨¦nero de peque?o pueblo donde todos se conocen y donde todos son sospechosos de un asesinato, y que, al mismo tiempo, nos dej¨® prendados de los acantilados de Clevedon, cerca de Bristol. Y Crimen en el para¨ªso lleva 14 a?os sacando partido a la isla de Guadalupe. En Tom y Lola, eligieron La Seyne-sur-Mer porque, como explicaron los productores, hay m¨¢s de 300 d¨ªas de sol al a?o. El alcalde de esta ciudad costera al sur de Francia, de unos 58.000 habitantes, se volc¨®, por supuesto, con las oportunidades laborales (con m¨¢s de 80 contratos) y tur¨ªsticas que supon¨ªa tener una producci¨®n de este estilo. Tanto dentro como fuera de Francia. Porque estas producciones suelen venderse bien. Incluso producciones espa?olas como Los misterios de Laura, que mezclaba tambi¨¦n crimen y familia, viajaron tan bien que lograron incluso su versi¨®n estadounidense. ¡°Echas un vistazo a otra cultura. Pero son dramas muy internacionales, porque tocan temas como el crimen, el amor y la amistad. Y adem¨¢s vemos el Mediterr¨¢neo¡±, se?ala Coesens sonriente mientras se hace selfis para sus redes sociales en este d¨ªa de prensa. ¡°Espero que atraiga m¨¢s gente a visitar una ciudad de Francia no demasiado conocida y con pocos rodajes¡±, reconoce su compa?ero, m¨¢s t¨ªmido y serio. Igual que sus personajes.

Como serie policiaca favorita, Coesens destaca Mindhunter, aunque reconoce que el acercamiento de Tom y Lola es mucho menos oscuro. Y esa realidad no tan sombr¨ªa es lo que vivi¨® ella en sus propias carnes mientras hac¨ªa su investigaci¨®n: ¡°Por casualidad me robaron el m¨®vil en el metro y aprovech¨¦ para estar dos semanas en la polic¨ªa. Aprend¨ª a disparar, a agarrar un arma, a hacer interrogatorios¡­ Incluso acab¨¦ en un apartamento donde hab¨ªa un muerto. Pero de lo que m¨¢s me di cuenta es que, entre tanta oscuridad, los polic¨ªas necesitan descomprimir, y me iba con ellos a conciertos de rock duro. Necesitaban desconectar de la realidad. Incluso pod¨ªan re¨ªrse en una escena del crimen cruel y sangrienta. Es su manera de lidiar con ello¡±. Y esa es, tambi¨¦n, la labor que creen que cumplen este tipo de series con el resto de los espectadores: una desconexi¨®n a la vida real: ¡°Al final es una serie para acabar el d¨ªa sinti¨¦ndote bien¡±, concluye Bon.