Busc¨¢ndole cinco pies a Freud
Dos libros analizan al padre del psicoan¨¢lisis: Roudinesco firma una equilibrada biograf¨ªa; Adam Phillips vuelve a demostrar las dotes divulgativas
Peregrino de vez en cuando a la hermosa casa de Maresfield Gardens, Hampstead, en la que Freud pas¨® el ¨²ltimo a?o de su vida, con parecido sentido del deber ¡ªpero con un poco m¨¢s de iron¨ªa¡ª con que un buen musulm¨¢n lo hace a La Meca al menos una vez en su vida; supongo que esa costumbre tiene que ver con ciertas querencias que me quedaron tras pasar ¡ªdurante muchos a?os¡ª 50 minutos diarios dos veces por semana tumbado en un div¨¢n, mientras me concentraba en una moldura del techo al tiempo que intentaba verbalizar lo que no sab¨ªa del todo (tal vez relatos que enmascaraban la verdad), mientras el que se sentaba detr¨¢s de m¨ª escuchaba con atenci¨®n flotante y talante detectivesco (o, quiz¨¢s, inquisitorial). Por diversos motivos, estos ¨²ltimos dos meses me han resultado, digamos, m¨¢s freudianos que de costumbre: primero, termin¨¦ Freud en su tiempo y en el nuestro, la estupenda biograf¨ªa de ?lisabeth Roudinesco (Debate), m¨¢s equilibrada y al d¨ªa que la ya can¨®nica Freud, una vida de nuestro tiempo, de Peter Gay (1988; traducci¨®n en Paid¨®s), y mucho m¨¢s seria que Freud, el crep¨²sculo de un ¨ªdolo (2010, Taurus), el biopic chisgarab¨ªs y (rabiosamente) antifreudiano de Michel Onfray, que hace tiempo encest¨¦ en la caja de cart¨®n destinada a las bober¨ªas; y, luego, le¨ª el breve (178 p¨¢ginas) y sustancioso Becoming Freud: The Making of a Psychoanalyst (Yale University Press), un ensayo biogr¨¢fico (a¨²n no traducido) de Adam Phillips que vuelve a demostrar las magn¨ªficas dotes divulgativas de uno de los m¨¢s brillantes psicoanalistas brit¨¢nicos de nuestra ¨¦poca, y al que algunos recordar¨¢n, por ejemplo, por su Flirtear, psicoan¨¢lisis, vida y literatura, Anagrama, 1998). El librito de Phillips, que hace hincapi¨¦ en la infancia y la herencia jud¨ªa del pensador vien¨¦s, se detiene precisamente en 1906, cuando Freud ten¨ªa 50 a?os, ya hab¨ªa publicado algunos de sus libros m¨¢s significativos (incluyendo La interpretaci¨®n de los sue?os) y el psicoan¨¢lisis a¨²n no se hab¨ªa convertido en un movimiento organizado, con sus liturgias y exclusiones. Finalmente, mi ¨²ltimo contacto freudiano ha sido la peregrinaci¨®n al ya mencionado museo londinense de Freud para visitar la peque?a pero sugerente exposici¨®n Every Piece of Dust on Freud¡¯s Couch (m¨¢s o menos: ¡°Cada brizna de polvo en el div¨¢n de Freud¡±), una instalaci¨®n de dos artistas (Broomberg y Chanarin) en la que, con ayuda de polic¨ªas forenses que han analizado el ADN y los restos humanos (pelos, queratina, etc¨¦tera) presentes en el c¨¦lebre div¨¢n de Freud y en el tapiz persa que lo cubre, se pretende reflexionar sobre el recuerdo, el psicoan¨¢lisis y el sentido de los relatos (incluyendo los de, por ejemplo, Dora o el ¡°hombre de los lobos¡±). Desde entonces me pregunto si en otro div¨¢n no tan c¨¦lebre mis rastros de ADN siguen contando cosas que nunca sabr¨¦ de m¨ª mismo.?Ajjj, qu¨¦ espanto!
Franquicias
En estas fechas ha podido comprobarse que hay muchas formas de conmemorar (o celebrar) el XL aniversario de la muerte del ¨²ltimo (por ahora) dictador espa?ol. Una, quiz¨¢s la m¨¢s f¨¢cil, es volver a alzar la copa de cava, como en aquel noviembre tan lejano de fr¨ªo, miedo y esperanza. Otra puede ser intentar saber m¨¢s sobre qui¨¦n fue, qu¨¦ hizo y cu¨¢nto queda a¨²n de aquel tipo de insufrible voz aflautada capaz de infundir un ¡°terror saludable¡± a tantos y durante tanto tiempo. Paul Preston, uno de los dos hispanistas brit¨¢nicos que mejor han sabido venderse en Espa?a en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, vuelve a la carga con una ¡°edici¨®n actualizada¡± de Franco, caudillo de Espa?a (Debate), 22 a?os despu¨¦s de la primera que public¨® en ingl¨¦s, y casi 15 desde que Gabrielle Ashford Hodges, su esposa, publicara su endeble Franco, retrato psicol¨®gico de un dictador (Taurus). Preston (1946) y ?ngel Vi?as (1941), que han dedicado buena parte de sus vidas al estudio y comprensi¨®n de la rep¨²blica (Vi?as), la guerra (Preston) y la dictadura (ambos), parecen competir ¨²ltimamente en qui¨¦n es m¨¢s franquista ¡ªen t¨¦rminos historiogr¨¢ficos¡ª, o ¡ªquiz¨¢s mejor¡ª franquero, de los dos. Del segundo, cuya trilog¨ªa sobre la Segunda Rep¨²blica (Cr¨ªtica, 2006-2009) se ha convertido en una referencia tan exhaustiva como ineludible, se acaba de publicar tambi¨¦n La otra cara del caudillo (Cr¨ªtica), en la que se sale al paso de determinados mitos en torno a Franco (incluyendo los que se refieren a su fortuna personal); por cierto, que en su bibliograf¨ªa no cita el libro de Ashford Hodges (?ser¨¢ verdad que no le ha echado ni una miradita?). Nota final: el otro gran hispanista brit¨¢nico con dotes para la venta es, sin duda, el incansable Geoffrey Parker, quien, cinco a?os m¨¢s tarde de su Felipe II, la biograf¨ªa definitiva, acaba de publicar El rey imprudente, la biograf¨ªa esencial de Felipe II, que supongo a¨²n m¨¢s definitiva, aunque sea m¨¢s breve; encontrar¨¢n ambas en Planeta.
Mujeres
A partir de la relaci¨®n simb¨®lica entre el franquismo y el cuerpo aleg¨®rico femenino de la naci¨®n ¡°re-conquistada¡± y hecha trizas (Espa?a como mujer descarriada a la que hab¨ªa que enderezar), la profesora (en EE?UU) Aurora Morcillo G¨®mez, que ya hab¨ªa publicado (en ingl¨¦s) importantes trabajos sobre la imagen de la mujer durante la dictadura, ha conseguido en su ensayo En cuerpo y alma: ser mujer en tiempos de Franco (Siglo XXI) una estupenda s¨ªntesis de la evoluci¨®n de la ideolog¨ªa (¡°neobarroca¡±) de la feminidad y de su representaci¨®n durante los plomizos a?os del R¨¦gimen. El libro incluye un extenso cap¨ªtulo sobre la imagen de la mujer vehiculada por el cine, as¨ª como una interesante reflexi¨®n sobre el ¡°destape¡± como ¡°modernizaci¨®n del estilo¡± oficial durante el tardofranquismo. Un buen ejemplo de historia cultural de g¨¦nero.
Ficciones
Mi dosis semanal de ficci¨®n escrita (de la visual voy bien servido: Spectre, el ¨²ltimo Bond, en la que me dorm¨ª durante una de las persecuciones, y la genial Metr¨®polis, de Fritz Lang, que revis¨¦ en YouTube en tres jornadas mientras caminaba sudoroso y jadeante en la cinta andadora del gimnasio) se ha visto colmada con la lectura de La estirpe del silencio, ¨²ltima novela de la argentina Sara Lorenzano. En Tijuana, a principios de los treinta, confluyen dos peripecias diferentes: la de Rita Hay?worth (que a¨²n se llamaba Margarita Cansino), obligada por su padre a trabajar en los burdeles de la ciudad, y la de una hu¨¦rfana francesa, cuya hermana tambi¨¦n hab¨ªa sido prostituida en Veracruz por el supuesto protector con el que iba a casarse. Una novela madura y ambiciosa sobre la memoria, la sumisi¨®n y la violencia de g¨¦nero. Seix Barral la ha publicado en su filial mexicana.
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