La mirada el¨ªptica

Pasados apenas unos minutos de Un oto?o sin Berl¨ªn se puede asegurar que detr¨¢s de la c¨¢mara hay una mirada interesante. Tambi¨¦n elegante, sutil, fresca. Es la de Lara Izaguirre, vizca¨ªna de 1985, que con su (en apariencia) peque?a pel¨ªcula de debut ha construido una hermosa historia de amor y superaci¨®n que aprisiona a los personajes en el formato cl¨¢sico 4:3, y que, ambientada en Amorebieta, tiene a Berl¨ªn como su Arcadia particular.

Una pel¨ªcula donde se demuestra que se puede hacer una bella direcci¨®n art¨ªstica de una casa horrenda (el cuadro de bodeg¨®n en horizontal al sof¨¢ como paradigma de un hogar derruido), y en la que es esencial la narrativa de lo eludido: tanto en la informaci¨®n sobre el pasado, que tarda en llegar, se hace con cuentagotas y en alg¨²n caso ni se ofrece, como a la hora de evitar con elipsis escenas y personajes que nada aportar¨ªan, salvo enturbiar, caso de la madre del ni?o o el discurso del premio. Y mientras la puesta en escena capta no s¨®lo reacciones sino tambi¨¦n el silencio de los objetos, que marcan el paso del tiempo, el dueto protagonista tambi¨¦n se luce: Tamar Novas, enormes ojos de miedo y dolor, y la soberbia Irene Escolar, espontaneidad, t¨¦cnica y mirada de sab¨¦rselas todas.