Fernando Del Paso, escritor minucioso y rebelde con causa
La obra del autor es un reflejo de las pulsiones del M¨¦xico del siglo XX y una seductora invitaci¨®n para las nuevas generaciones
Ha sido M¨¦xico, otra vez. Fernando Del Paso (Ciudad de M¨¦xico, 1935) se ha unido este jueves a la quinta de escritores mexicanos ¡ªOctavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Jos¨¦ Emilio Pacheco y Elena Poniatowska¡ª que han sido premiados con el Cervantes, el m¨¢ximo galard¨®n en letras espa?olas. Los autores mexicanos se han convertido en las m¨¢s reconocidos tras los espa?oles del premio m¨¢s importante de habla hispana. Del Paso se sit¨²a en un pedestal en el que siempre ha estado: como uno de los grandes autores en castellano del siglo XX.
Autor de Palinuro de M¨¦xico, Jos¨¦ Trigo (y hasta un libro de gastronom¨ªa que firm¨® a cuatro manos con su cari?osa y brillante esposa, Socorro), su obra magna es Noticias Del Imperio: un minucioso retrato de Carlota, la emperatriz de M¨¦xico casada con Maximiliano de Habsburgo, un matrimonio con destino desgraciado. Fueron emperadores a mitad del siglo XIX. ?l acab¨® fusilado y ella perdi¨® la raz¨®n.
"Se?or presidente Enrique Pe?a Nieto, no se enga?e usted: Todos somos Ayotzinapa", dijo en la pasada FIL de Guadalajara
La ambiciosa novela hist¨®rica ¡ªde m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas en su edici¨®n original¡ª retrata con tal meticulosidad a los personajes que dedica tres cuartillas solo para describir el tono de los dientes de Maximiliano y otras dos para enumerar los t¨ªtulos nobles de Carlota. Un viaje sobre los oscuros pasajes de la historia mexicana, alejada de la gloria nacionalista y cercana a los porqu¨¦s que a Del Paso tanto le ha obsesionado buscar.
Hace un a?o particip¨® en un acto de la FIL de Guadalajara. Hac¨ªa apenas tres meses que hab¨ªa ocurrido la masacre de Iguala, en la que resultaron desaparecidos 43 estudiantes de magisterio de la Escuela Rural de Ayotzinapa, un crimen que hasta ahora no ha sido esclarecido. Participaba en un homenaje a Octavio Paz. Tras la presentaci¨®n de Rafael Tovar y de Teresa, presidente de Conaculta (la m¨¢xima instituci¨®n oficial mexicano dedicada a la cultura), Del Paso permaneci¨® inmutable. Sufri¨® un derrame cerebral que le dificult¨® el habla pero que no le quit¨® la lucidez. Por sus dificultades f¨ªsicas, que jam¨¢s ps¨ªquicas, se eligi¨® al poeta ?ngel Ortu?o para que leyese su agradecimiento, dedicado a Paz. Pero Del Paso, de improvisto, decidi¨® romper el protocolo, tom¨® el micr¨®fono un segundo y dijo con voz de hilo pero inquebrantable esfuerzo: ¡°Quiero solidarizarme desde aqu¨ª con los familiares de los estudiantes desaparecidos en Iguala. Se?or presidente Enrique Pe?a Nieto, no se enga?e usted: Todos somos Ayotzinapa¡±. La frase cay¨® como un trueno en la sala. El auditorio se hizo una ovaci¨®n. Claudio Magris, en primera fila, se puso de pie para aplaudirle. El autor volte¨® a su derecha, entreg¨® el micr¨®fono con la misma amabilidad con la que lo hab¨ªa recibido y continu¨®, como quien camina imperturbable en medio de una tormenta.
Un compromiso que refrend¨® poco despu¨¦s cuando firm¨® un texto en el que retrataba el coraz¨®n roto de millones de mexicanos, cuando recibi¨® el Premio Jos¨¦ Emilio Pacheco, fallecido poco antes y autor de Alta traici¨®n, un poema que resume el sentimiento ¨Cque no orgullo¨C de ser mexicano y ejercer como tal. "?Ay, Jos¨¦ Emilio! S¨ª, dime cu¨¢ndo empezamos a olvidar que la patria no es una posesi¨®n de unos cuantos, que la patria pertenece a todos sus hijos por igual, no solo a aquellos que la cantamos y que estamos muy orgullosos de hacerlo: tambi¨¦n a aquellos que la sufren en silencio". Un texto en el que habla de su M¨¦xico y el de otros tantos, ese M¨¦xico alegre y colorido, pero que tambi¨¦n a veces grita por rabia y desconsuelo.
Igual presume su amplia biblioteca que una foto de una reuni¨®n familiar
Del Paso naci¨® en la capital de M¨¦xico pero su hogar est¨¢ en Guadalajara. Recibi¨® a este peri¨®dico vestido como un dandi, con gafas de sol, corbata multicolor y solo sirvi¨¦ndose de un bast¨®n para mantener una charla en un sal¨®n repleto de libros y con un intenso olor a caf¨¦. Su esposa Socorro es su int¨¦rprete, c¨®mplice y compa?era. Basta un comentario ir¨®nico de ella (sobre sus obsesiones, su disciplina al momento de escribir, su hambre por devorar cualquier conocimiento que llegase a sus manos) para que responda de inmediato levantando las cejas, como un ni?o. Igual presume su amplia biblioteca que una foto de una reuni¨®n familiar. Ante la pregunta sobre qu¨¦ libro recomendar¨ªa a un chico de 13 a?os respondi¨® con iron¨ªa: ¡°Noticias del Imperio¡±, sin poder aguantar una discreta risa poco despu¨¦s. La obra es una de las grandes aventuras de un buen lector: una novela larga y apasionante pero que requiere la disciplina de un amante de las letras. Pero en el que aparece la gigantesca pasi¨®n del escritor por escuchar y aprender. ¡°Todav¨ªa me falta mucho por vivir¡±, dijo esta ma?ana.
¡°Mucha falta le estaba haciendo el premio¡±, comenta el escritor Antonio Ortu?o, hermano de ?ngel, y uno de los 20 elegidos por Conaculta para representar la nueva generaci¨®n de autores mexicanos. Porque Del Paso, uno de los grandes nombres de la literatura en espa?ol del siglo XX, se mantiene como el esp¨ªritu de un jovencito, como el apasionado Palinuro de M¨¦xico, el estudiante de medicina que refleja el coraje de los a?os sesenta y setenta en M¨¦xico, de cuando quejarse era un riesgo y hablar mal del Gobierno pri¨ªsta, una apuesta por la vida. Abundan los juegos de palabra, las iron¨ªas, las referencias hist¨®ricas, culturales, literarias. Y la pasi¨®n.
Sus obras reflejan sus pasiones y sus enfados, su habilidad de neurocirujano para retratar a sus personajes y su iron¨ªa, que salta como una flecha al pasar la p¨¢gina
¡°Hac¨ªamos el amor compulsivamente. Lo hac¨ªamos deliberadamente. [¡] O bien hac¨ªamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por tel¨¦fono, de primera intenci¨®n y en ¨²ltima instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como ¨²ltimo recurso. Hicimos tambi¨¦n el amor por ¨®smosis y por simbiosis: a eso le llam¨¢bamos hacer el amor cient¨ªficamente. Pero tambi¨¦n hicimos el amor yo a ella y ella a m¨ª¡±.
Sus obras reflejan sus pasiones y sus enfados, su habilidad de neurocirujano para retratar a sus personajes y su iron¨ªa, que salta como una flecha al pasar la p¨¢gina. En Bajo la sombra de la historia, un ensayo sobre el Islam y el juda¨ªsmo publicado en 2011, hay una frase que recibe al lector. ¡°El contenido de este libro no es lo que yo quiero ense?ar: su contenido es lo que yo quiero aprender¡±.
Babelia
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