Reaparece el joven Felipe IV de Rubens
Un retrato del monarca con 23 a?os pintado por el artista flamenco sale a la venta en Feriarte de Madrid. El Gobierno se plantea optar a su adquisici¨®n por su valor patrimonial
Los espa?oles podr¨¢n mirar durante nueve d¨ªas a un joven Felipe?IV a los ojos. Al menos, el ¨²nico retrato del monarca pintado por Rubens que se conserva.
El cuadro se pondr¨¢ a la venta el s¨¢bado, en Feriarte, la muestra art¨ªstica y de antig¨¹edades que el recinto ferial madrile?o del Ifema acoger¨¢ entre ese d¨ªa y el 29 de noviembre. La obra, que ha reaparecido publicamente despu¨¦s de que no se tuviera noticias de ella durante 50 a?os, pertenece a una colecci¨®n privada. Sus due?os actuales lo han puesto en venta, aunque el Gobierno puede ejercer su derecho de tanteo durante los pr¨®ximos seis meses para que el lienzo no salga de Espa?a. Y, debido a su importancia, ¡°no es descartable que el Gobierno y el Museo del Prado opten a su adquisici¨®n¡±, afirm¨® ayer a EL PA?S el secretario de Estado de Cultura, Jos¨¦ Mar¨ªa Lassalle.
El retrato, que Pedro Pablo Rubens pint¨® en 1628-29, ya estuvo perdido m¨¢s de dos siglos y medio, desde la muerte del pintor en Amberes en 1640 hasta que el cuadro volvi¨® a la luz a comienzos del siglo XX. Luego se le perdi¨® la pista en los a?os sesenta.
La obra no se puede exportar temporalmente, seg¨²n la Junta de Calificaci¨®n, Valoraci¨®n y Exportaci¨®n de Bienes del Patrimonio Hist¨®rico. A partir de un informe del Prado, la Junta ha pedido que la pintura se incluya dentro de alguna de las categor¨ªas de protecci¨®n especial. La noticia de la resurrecci¨®n del lienzo, adelantada ayer por La Vanguardia, se suma a una serie de recientes informaciones del mundo del arte, que incluyen atribuciones o dudas sobre la autor¨ªa de grandes creadores (como la que ahora pone en duda que El Bosco haya pintado la Mesa de los pecados capitales del Prado), o la cifra que alcanz¨® la semana pasada en una subasta Desnudo acostado, de Modigliani, por el que un coleccionista chino pag¨® 158 millones de euros.
?Pujar¨¢ el Estado?
La pregunta ahora es si el Estado espa?ol pujar¨¢ por esta pieza de 63,5 cent¨ªmetros de alto por 49 de ancho. Sus propietarios, que se mantienen en el anonimato, no han revelado el precio de salida. Existen varias copias de la obra, una de ellas en el Hermitage, de San Petersburgo, y algunas m¨¢s en colecciones privadas, como la que posee la Casa de Alba.
La importancia de este original de Felipe IV ¡°no es solo el valor de la obra en s¨ª, sino tambi¨¦n lo que hay fuera del cuadro, la historia que lo rodea cuando se cre¨®¡±, asegura Merc¨¨ Ros, responsable de poner a la venta este rubens y quien lo ha dado a conocer, tras una investigaci¨®n de un a?o. Ros es historiadora del Arte, perito judicial, tasadora, asesora de coleccionistas y propietaria de la galer¨ªa madrile?a que lleva su nombre.
El cuadro busc¨® a la galerista. Hace un a?o, unas personas la llamaron para decirle que ten¨ªan una pintura, estaban convencidos de que era un rubens y lo quer¨ªan vender. ¡°Investigu¨¦ la historia del cuadro y confirm¨¦ su originalidad¡±, cuenta Ros a este diario. Su periplo tiene dos vertientes: por qu¨¦ lo pinta Rubens y el momento de su creaci¨®n y el destino sombr¨ªo que parece acompa?ar al retrato. Cuando Rubens (1577-1640) ya era el gran Rubens y Vel¨¢zquez (1599-1660) iba camino de ser el genio Vel¨¢zquez, el artista flamenco lleg¨® a Madrid y pint¨® a Felipe IV. El monarca ten¨ªa 23 a?os y los cuadros que se hab¨ªan realizado de ¨¦l lo mostraban juvenil y t¨ªmido. En manos de Rubens se torn¨® adulto y gan¨® majestuosidad.
Una obra escondida
El pintor viaj¨® a Espa?a a petici¨®n del rey, que buscaba informaci¨®n de las negociaciones de paz entre Espa?a y los Pa¨ªses Bajos. Durante su estancia, entre 1628 y 1629, le pidi¨® un retrato. El artista pint¨® varios: tres se quemaron en 1734, incluido un retrato ecuestre que era el favorito del monarca.
En el retrato de busto largo que sale a la venta, la luz cae sobre el rostro de un Felipe IV como salido de la penumbra de una cortina. Posa algo de medio lado, con la mirada al frente, bigote y perilla incipientes; luce el Tois¨®n de Oro. Rubens lo pint¨® en tabla, material que usaba para sus composiciones m¨¢s ambiciosas.
Al maestro flamenco le gustaba el trabajo de Vel¨¢zquez, recuerda Ros, y le aconsej¨® que fuese a Italia a seguir su preparaci¨®n. Cuando Rubens parte para Amberes en 1629, Vel¨¢zquez hace lo mismo, rumbo al pa¨ªs transalpino. De all¨ª volver¨¢ para entrar en el olimpo de las artes.
¡°Lo que no est¨¢ claro es si Rubens pint¨® ese cuadro en Madrid o en Amberes¡±, dice la historiadora. Todo indica que lo hizo en la ciudad flamenca al ser en una tabla; a partir de ella se realizaron todas las dem¨¢s copias. Al morir, el autor lo dej¨® inventariado, pero no se volvi¨® a saber de ¨¦l hasta principios del siglo XX, cuando reapareci¨® en manos de una familia de Kent (Inglaterra), a la que se lo compr¨® el brit¨¢nico H. M. Clark. Durante su posesi¨®n, en los a?os veinte, el historiador August L. Mayer lo contempl¨® y lo registr¨® en el Burlington Magazine. En 1926, el famoso marchante estadounidense Joseph Duveen adquiri¨® el cuadro: en 1929, lo vendi¨® a los millonarios Vanderbilt, por 160.000 d¨®lares. Para entonces la obra ya hab¨ªa sido transferida a lienzo. En los sesenta, pas¨® al millonario Otto Eitel, muerto en 1983.
Ahora, vuelve a ver la luz y pronto se empezar¨¢ a despejar su destino: si seguir¨¢ su sino de retrato para unos pocos ojos o si podr¨¢ ser contemplado por cualquiera en un museo espa?ol.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.