Mark Ruffalo, el ¡®hippy¡¯ que so?¨® con vivir en M¨¢laga
El actor presenta su pel¨ªcula ¡®Spotlight¡¯ y rememora su juventud en la costa andaluza
A Mark Ruffalo le encantaba vivir en M¨¢laga. Tanto que se plante¨® no irse nunca m¨¢s. Lleg¨® con 22 a?os, una mochila y las ¨²ltimas pesetas en el bolsillo. Tras recorrer Europa en tren, el plan preve¨ªa unos d¨ªas en la playa andaluza y el regreso a EE UU. Pero Ruffalo (Kenosha, 1967) se las apa?¨® para quedarse. ¡°Con dos chicos argentinos hicimos de jurados en la feria. Nos alquilaron un apartamento que no ten¨ªa agua caliente. Viv¨ªamos de ir por la playa a vender brazaletes o hacer trenzas, sobre todo a chicas en toples. Llegu¨¦ a pensar: ¡®Esta va a ser mi vida¡±, recuerda el actor. De repente, una de las cientos de mesas redondas de promoci¨®n que se celebraban en septiembre en el festival de cine de Venecia se vuelve ¨²nica para el int¨¦rprete: ¡°Es la primera vez que hablo de esto¡±. Spotlight, el filme que presenta ¨Cy se estrena el pr¨®ximo viernes 29 en Espa?a-, pasa en segundo plano. Y Ruffalo bucea entusiasta en su pasado hippy.
¡°Mis amigos argentinos ten¨ªan un lema: ¡®L¨¢nzate al mundo y cuidar¨¢ de ti¡±, contin¨²a. Los hechos les dieron pronto la raz¨®n. El actor explica que paseaba por M¨¢laga y se cruz¨® con ¡°una chica guap¨ªsima¡±. A medida que se acercaban empez¨® a buscar un pretexto para hablarle. No se le ocurri¨® nada. ¡°Pero justo cuando est¨¢bamos uno frente al otro, desde un balc¨®n cay¨® una flor ante mis pies. La cog¨ª y se la di. Mis amigos me miraron: ¡®?Ves?¡±, se r¨ªe Ruffalo. De aquella flor sali¨® una noche de amor veraniego, pero la f¨¢bula de vivir en la playa nunca se escribi¨®. Menos mal, dir¨ªan los cin¨¦filos. Porque aquel so?ador que no ten¨ªa nada es hoy uno de los actores m¨¢s apreciados y respetados de Hollywood, que vuelve a optar al Oscar por tercera vez.
En el fondo, la madera de int¨¦rprete siempre estuvo ah¨ª. ¡°En alg¨²n lugar dentro de m¨ª confiaba en que ten¨ªa algo que aportar. Sab¨ªa que pertenec¨ªa a los actores, solo ten¨ªa que convencer a los dem¨¢s. Nada bueno que saques de la mierda va a ser f¨¢cil¡±, asevera Ruffalo. Aparte de hijo de las flores, se gan¨® tras la barra de un bar el dinero y el margen para seguir subi¨¦ndose a los escenarios. ¡°Hasta que en un momento dado lo hab¨ªa hecho ya tantas veces que no me imaginaba en otra cosa. Hab¨ªa arruinado todas las dem¨¢s posibilidades. Pese a ser tan pobre amaba el teatro, lo hac¨ªa todo el tiempo y era feliz. Era lo que me hac¨ªa seguir adelante¡±.
De hecho, siempre crey¨® que se quedar¨ªa en las tablas. Y que, si alg¨²n d¨ªa llegaba al cine, solo ser¨ªa para una ¡°bit part [un personaje que no pronuncia m¨¢s de cinco frases]¡±. Nada m¨¢s lejos de la realidad: Ruffalo lleva a?os demostrando por qu¨¦ se le considera uno de los actores m¨¢s vers¨¢tiles de la industria. Mezcla lo indie y las superproducciones, es cre¨ªble como productor musical fracasado en Begin Again, como enfermo mental en Infinitely Polar Bear o en la piel verde deHulk. Y, ahora, en el rol de Mike Rezendes, uno de los periodistas de investigaci¨®n de The Boston Globe que destap¨® el esc¨¢ndalo de los curas pederastas en EE UU.
Entre la historia real y la tem¨¢tica tan compleja, Spotlight fue un reto may¨²sculo para Ruffalo. ¡°Interpretas a reporteros que est¨¢n ah¨ª delante de ti mientras act¨²as. Est¨¢s hablando de v¨ªctimas que sufrieron. Y lo haces en contra de una de las instituciones m¨¢s monol¨ªticas de la historia. Todo ello aumenta la importancia de tu trabajo¡±, resume el actor. Para ello, el estadounidense aplic¨® el m¨¦todo que tan bien le funciona siempre. Aquel que le ense?¨® a base de gritos un profesor de teatro. ¡°Dec¨ªa que ten¨ªa que conocer todo de mi personaje: ideas pol¨ªticas, m¨²sica que escuchar¨ªa, su ropa, por qu¨¦ piensa lo que piensa. Como joven actor pas¨¦ casi m¨¢s tiempo en la biblioteca que en el escenario; a veces se parece a una investigaci¨®n period¨ªstica¡±, a?ade.
De ah¨ª que, como buen reportero, se reuniera una y otra vez con Rezendes, hasta aprender su extra?a manera de moverse, su curiosidad innata y hasta su peculiar acento. Tras el trabajo de campo, sin embargo, a Ruffalo le quedaba otro asunto pendiente: ¡°El problema de interpretar a personas reales es no hacer una litograf¨ªa sino algo vivo. Conozco a muchos actores que no lo intentar¨ªan, porque sienten que se pierde el arte¡±.
?l s¨ª se lanz¨®. Quiz¨¢s fuera el lema de sus amigos argentinos, o tal vez simplemente el papel encajaba en sus criterios para escoger roles: ¡°Lo primero es el personaje. ?Lo he hecho ya? ?Me da miedo? ?Expresa algo que siento? Luego viene con qui¨¦n trabajo. Tambi¨¦n me importa d¨®nde y cu¨¢nto tiempo estar¨¦ lejos de mi familia. Finalmente, cu¨¢nto dinero voy a ganar¡±. Aunque su libre albedr¨ªo choca con el inter¨¦s de productores e inversores, adem¨¢s de buena parte del p¨²blico, en verle sobre todo en blockbusters. Ruffalo ha negociado un compromiso consigo mismo que se resume en aceptar las superproducciones que no traspasen sus creencias ¡°sobre el arte y la moralidad¡± de su trabajo, porque estas le permiten volcarse m¨¢s en filmes independientes. Ante su fama, en cambio, el actor todav¨ªa no tiene un m¨¦todo v¨¢lido: "Es una realidad que trato de ignorar porque no ser¨ªa capaz de darle sentido. Estoy empe?ado en negarla: si la miro, me aterra".
Al menos, ser una estrella le sirve para reforzar sus batallas por el medioambiente o los derechos de las minor¨ªas. El int¨¦rprete se ha vuelto a¨²n m¨¢s popular gracias al papel de Hulk en Los vengadores. Aunque el final de la segunda entrega, La era de Ultr¨®n, deja incierto el futuro del h¨¦roe: ¡°Estaba en el guion del tercer filme pero lo quitaron. Supongo que contar d¨®nde est¨¢ es una revelaci¨®n tan grande que quieren guard¨¢rsela. Estar¨¢ perdido por alg¨²n lado¡±. Eso s¨ª, Hulk no necesita lanzarse al mundo y que cuide de ¨¦l. Ya se basta solo.
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